Pagar servicios, ¡con servicios!

“Talentos“, “flores“ o “agradecimientos“, así de encantadores suenan los nombres de las innumerables monedas alternativas con que se paga en los sistemas de intercambios. Estas redes locales ya existen en muchas partes del mundo, ofreciendo a sus participantes una amplia gama de servicios y productos. La gran novedad es que no se recompensa a los participantes con dinero, sino con otros servicios.

A través del concepto “dar para recibir”, los participantes ofrecen servicios que corresponden a sus talentos o gustos individuales. Por cada servicio cumplido reciben un crédito simbólico en una cuenta ficticia, el que a su vez usan para beneficiarse de otros servicios.

En muchas redes locales, el tiempo y el esfuerzo de cada participante se valoran por igual. En otras palabras: lo que producen el empleado común y el exitoso ejecutivo, aquí vale lo mismo.

Menos dinero, menos anónimo, menos capitalismo. ¿Al final una utopia socialista, o un movimiento que hay que tomar en serio?

“Ofrezco escribir cartas, quiero aprender francés”

En contra de todas suposiciones económicas, los sistemas de intercambios locales están funcionando. Desde corregir cartas y tesis, reparar una bicicleta, ofrecer su casa de vacaciones o hasta acompañar a alguien que desea trabajar de forma independiente: la diversidad de ofertas parece infinita. 

“Más del cinco por ciento de la población alemana intercambia productos y servicios”, evalúa Michael Kuhndt, director del Centro de Consumo y Producción Sostenible. Mediante los nuevos medios, las iniciativas llegan a más personas y crean una red local entre los participantes. “Se entra en contacto con otras personas. Gracias a la cultura de Internet resulta normal compartir e intercambiar contenidos”, opina el experto. Al mismo tiempo son personas que crean una alternativa al sistema capitalista, aunque solo sea a base de un trueque. “La actitud consumista está transformándose”, explica Michael Kuhndt.

Cambiar en tiempos de crisis

Justo en tiempos de inseguridad económica, la gente se une para encontrar caminos alternativos y superar su situación deficitaria. Según la revista alemana Focus, los habitantes de la cuidad portuaria de Patras, en Grecia, han implementado la moneda virtual “ovolos” como alternativa al euro para crear un sistema de intercambio local. También en Argentina existieron movimientos similares durante el tiempo de la bancarrota nacional.

Parece que en épocas de precariedad económica hay otros recursos: tiempo y creatividad. 

Autora: Julia Luhnau /epd

Editora: Emilia Rojas