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Kerviel: chivo expiatorio

6 de octubre de 2010

La condena a Jérôme Kerviel, ex corredor de bolsa de Société Générale, acusado de especulación y de haber producido pérdidas multimillonarias a su banco, es comentada por la prensa europea.

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Jerome Kerviel, condenado por haber provocado graves pérdidas a Societé Génerale de Francia.Imagen: AP

Neue Zürcher Zeitung, de Zúrich: “En el banco Société Générale está, o mejor dicho estaba, todo en orden, se argumentó en la sentencia. Según el abogado del banco, Jean Veil, la entidad tiene derecho a sentirse vencedora moral, ya que pudo demostrar que uno de sus empleados abusó de su confianza. Estas apreciaciones, que impresionan por su ingenuidad, se ven relativizadas no sólo por los nuevos lineamientos para bancos que se crearon desde entonces y que dictan un comportamiento totalmente nuevo ante los riesgos. También el hecho de que el Estado francés se haya visto obligado en su momento a dar una mano a los grandes bancos se contradice de algún modo con el amable diagnóstico del juzgado en la causa Kerviel. Seguramente, Kerviel no era ningún cordero. Pero se presta a la perfección como chivo expiatorio para paliar la crisis a la francesa en una de las 40 empresas líderes de la bolsa de París.”

Sólo una rueda en el engranaje de la crisis

Liberation, de París: “¿Kerviel un chivo expiatorio? La comparación no es adecuada, ya que, según la Biblia, el chivo expiatorio es inocente. Carga con todos los pecados de Israel sin haberlos cometido. Kerviel, condenado a tres años de prisión, se hace cargo de todos los pecados que cometió su institución bancaria. Pero es culpable. Sus audaces especulaciones se ocultaron intencionalmente, y Kerviel sacó provecho económico de sus mentiras. (…) La rueda más pequeña en el engranaje de la crisis financiera es la que ahora carga sobre sus espaldas la vergüenza de los excesos cometidos por el 'capitalismo de casino'.”

¿Nadie sabía nada?

Corriere della Sera, de Milán: “El banco francés Société Générale es la víctima, y su ex corredor de bolsa, Jérôme Kerviel, el culpable. Para poder escuchar, con incredulidad y sorpresa, el dictamen correspondiente a las pérdidas multimillonarias que ocasionó a su banco, Kerviel pidió un permiso especial en su nuevo puesto de “asesor informático” en los alrededores de París. Para indemnizar con su nuevo sueldo a Société Générale, Kerviel debería trabajar en el su empleo actual durante unos 177.000 años. Se lo consideró culpable. Pero, ¿cómo es posible que los directivos del banco no hayan notado nada? ¿Puede ser que no hayan sido concientes del abismo que se abría ante sus pies recién luego de dos años, en enero de 2008?”

El sistema, absuelto de culpa

La Montagne, de Clermont-Ferrand: “El que quiera barrer una escalera tiene que comenzar siempre desde arriba. O los jueces ignoraron esta verdad de perogrullo, o quisieron dar a entender que los seres humanos sólo son granos de arena en el mundo de las finanzas. Y con éxito, ya que así se sacaron a Kerviel de encima por la vía legal. Fue duramente condenado, mientras que se absolvió al sistema lleno de desperfectos del que forma parte. Nadie niega que Kerviel, este insignificante empleado, esta oveja negra, sí merece ser castigado por sus excesos. Pero cabe preguntar si los jueces tenían que declarar inocente al banco que lo dejó hacer lo que hizo.”

CP/dpa

Editora: Luna Bolívar Manaut