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Wal-Mart: el lobo disfrazado de oveja

Eva Usi18 de marzo de 2005

El intento de Wal-Mart de imponer un código de conducta a sus empleados en Alemania ha sido recibido con críticas, burlas y demandas. Se teme que detrás está en realidad la competencia brutal por el mercado.

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Una normativa que promueve la cultura de la denuncia.Imagen: AP

Tanto plantilla de trabajadores, como confederación de sindicatos de servicios e incluso hasta la prensa alemana ha reaccionado con enojo y repudio ante la iniciativa del gigante estadounidense Wal Mart, de imponer un código de conducta a sus trabajadores. El pasado mes de febrero los 13.000 empleados de la cadena recibieron, junto con su cheque de pago, un código de conducta de 28 páginas en el que se les prohíbe categóricamente todo tipo de comunicación que pueda ser interpretada como acercamiento sexual.

Ni miraditas coquetas, ni bromitas de doble sentido. No pueden salir en pareja en horarios fuera de trabajo, tampoco recibir regalos ni tener una relación amorosa con alguno de sus compañeros. Peor aún tratándose de un subalterno o jefe. El no respetar el código puede conducir al despido. La empresa también exhortó a los trabajadores a reportar de manera anónima toda violación a los lineamientos a través de una línea telefónica, “Ethik-hotline”, instalada para tal propósito.

Burlas y enojo

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¡Nada de risas ni coqueteos en Wal-Mart!Imagen: AP

En Alemania, donde las costumbres son más liberales y tal vez directas que en Estados Unidos, el asunto ha provocado desde risa hasta enojo. Los empleados recriminan al consorcio que intente imponerles la abstinencia sexual y se rebelan contra el intento de controlar su vida amorosa y privada. Indigna que los directivos hayan hecho traducir los lineamientos del inglés de manera literal al alemán, sin considerar las normas y tradiciones existentes en este país.

El caso ha ido a parar hasta el Tribunal de Wuppertal, ciudad en donde el grupo tiene su sede en Alemania. El consejo de empleados acusa a la directiva de violar claramente el principio de cogestión, uno de los pilares de la filosofía empresarial alemana (y por cierto exitosa fórmula desde el llamado milagro económico alemán), según el cual, todas las decisiones importantes de una empresa tienen que tomarse conjuntamente por patronal y sindicato. “El código ético de Wal-Mart es resultado del puritanismo estadounidense y del miedo existente en dicho país a las demandas de compensación de los empleados, pero no toma en cuenta el derecho laboral alemán”, dice la representante del consejo de empleados, Elke Richards.

Filmszene Fremder Freund Film Deutschland
En una sociedad en donde se protege fuertemente la privacia, las normativas de Wal-Mart están condenadas al fracaso.

Una moral mal entendida

“El acalambrado intento del consorcio estadounidense de americanizar la filosofía empresarial en Alemania ha tenido un estrepitoso fracaso”, comentaba el diario regional de Saarbrücken, en el Sarre. El diario señala que en realidad detrás de la iniciativa se encuentra algo mucho más serio y peligroso que la loca idea de un jefe del otro lado del Atlántico, que confunde bajo el término de ética un comportamiento moral anticuado que no tiene nada que hacer en Europa. En juego está la competencia por los precios más bajos, una batalla por el mercado, por los horarios de apertura de las tiendas, una lucha que cada vez más recae sobre los hombros de los empleados.

El diario Financial Times Deutschland señala que el mayor consorcio comercial del globo no está haciendo buen negocio en Alemania. La situación del grupo nada tiene que ver con el rosado panorama que pinta el director del grupo en Alemania, Kay Haffner. La cadena tendrá que cerrar una filial en junio, precisamente en Sarre, que cuenta con 100 empleados. Debido a las fuertes pérdidas registradas la cadena ha cerrado dos filiales en Solingen y Erkelenz, en la parte occidental de Alemania, durante los últimos años. Actualmente el grupo cuenta con 90 tiendas.

En Alemania donde los derechos de los trabajadores son protegidos a capa y espada, la prensa alemana exhorta a políticos y sindicatos a estar atentos, pues la crisis económica no amerita el extender un cheque en blanco a las grandes cadenas de tiendas, menos aún cuando éstas disfrazan sus verdaderas intenciones bajo una ética mal entendida.