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Cada aparato con acceso a internet puede, en principio, ser "hackeado". Los delincuentes toman así el mando de la propia heladera o del equipo de música en el cuarto de estar. En el peor de los casos, consiguen también allanar la casa conectada a internet. Pero junto a los nuevos riesgos, estos electrodomésticos ofrecen también grandes comodidades.