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"Una declaración de amor a la literatura"

Jochen Kürten/ Cristina Papaleo7 de octubre de 2013

La biografía de Goethe de Rüdiger Safranski es el libro más vendido en Alemania. Su autor piensa que es una “declaración de amor a la literatura”, y explica a qué se debe tal fenómeno editorial.

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Imagen: picture alliance/dpa

El filósofo y autor Rüdiger Safranski escribe desde hace varios años sobre los grandes pensadores alemanes. Ahora presenta una obra sobre una gran figura de las letras alemanas, Johann Wolfgang Goethe, con la que conquistó el primer puesto de los libros más vendidos. Esto no es algo muy usual para un volumen de 700 páginas en el que Safranski describe con amor al detalle vida y obra del escritor. Por lo general, los primeros puestos de la lista de best sellers están ocupados por libros de autoayuda, biografías de personajes famosos o análisis políticos de actualidad. ¿Qué significado tiene esto en cuanto a las costumbres de lectura de los alemanes? Rüdiger Safranski nos lo explica.

Deutsche Welle: Usted cita en su obra a un contemporáneo de Goethe que se dirige a él con las siguientes palabras: “Todo lo que he leído de usted me fascina, y el hecho de que podamos contar con un hombre así, con el que nadie cuenta en el extranjero, llena mi corazón de noble orgullo”. ¿Sigue esa admiración por Goethe en la actualidad?

Rüdiger Safranski: Goethe es, naturalmente, una gran figura de la cultura alemana, y claro que podemos estar orgullosos de su obra y de su relevancia. Pero no es nuestra intención confrontarlo con otros grandes de la literatura. Francia tiene al gran Voltaire, a quien Goethe tanto admiraba, y él mismo consideraba que escritores como Voltaire o Shakespeare eran, en realidad, los mejores de esa época. Es decir, que Goethe no tendía a sobreestimarse.

Con su biografía de Goethe, usted alcanzó el primer puesto en la lista de los libros más vendidos. ¿Contaba con eso?

No, no contaba con eso. Sí pensaba que llegaría a la lista de los best sellers, porque eso ya había pasado con mi obra sobre el Romanticismo (“Romanticismo, una odisea del espíritu”) y la amistad entre Goethe y Schiller (“Goethe y Schiller: historia de una amistad”), así como con mi libro sobre Schiller (“Schiller o la invención del idealismo”). Pero lograr el primer puesto con esta biografía de Goethe es algo importante, sobre todo si se tiene en cuenta que, por lo general, ese lugar es ocupado por otro tipo de publicaciones.

¿Cómo interpreta este éxito?

Por supuesto que me alegra mucho. Pienso que hay un público para ese tipo de obras, además del hecho de que ya cuento con lectores asiduos. Hay un público que anhela estos temas, más de lo que se cree. En realidad, es una declaración de amor a la literatura.

En tiempos de Twitter y Facebook, es algo que sorprende. Los alemanes aman leer a sus clásicos, o, mejor dicho, sobre sus clásicos.

Para mí, en esto hay un aspecto muy actual: sufrimos verdaderamente un poco al creer que la conexión constante a través de internet es algo satisfactorio y gratificante. Pero en la época de Goethe -que era muy diferente, a pesar de que ya había comenzado la modernidad- podemos ver que es absolutamente necesario desarrollar la individualidad si se quiere llegar a ser un individuo. Y eso significa, a su vez, conocer muy bien la propia sensibilidad para determinar qué es lo que nos favorece, qué nos impulsa, y que es aquello que nos paraliza, nos daña y nos aleja de nuestro propio centro. Goethe sabía perfectamente cómo abrir el horizonte y, al mismo tiempo, elegir lo que inlcuía dentro de él. Para decirlo puntualmente: Goethe era un ignorante genial.

Goethe siempre buscó y encontró el equilibrio entre la vida y el arte. De eso trata, sobre todo, su libro. Eso significaba poder asomarse a los abismos más oscuros del alma, pero también volver a salir de ellos.

Sí, en lo posible, se trata de mantener el control, la soberanía sobre uno mismo como persona y, por supuesto, también dictar las reglas de juego. En realidad, todos dependemos de sucesos casuales y del destino. Pero crear un espacio en el que uno mismo sea quien dicte las pautas es un desafío al que cada quien, a su manera, intenta hacer frente. Goethe lo hizo conciente de que esa es la mayor tarea que nos presenta la vida: lograr que la esencia de lo que uno es salga a la luz, se desarrolle, para convertirnos en sujetos, en individuos. Parece fácil, pero, de hecho, ese es el núcleo del ser de cada uno de nosotros, y para Goethe eso estaba claro de una manera maravillosa. Hizo de esa búsqueda el principio rector de su vida.

Rüdiger Safranski: “Goethe: Kunstwerk des Lebens“ (Goethe, la vida como obra de arte) Biografía, Hanser Verlag 2013. Aún no ha sido publicado en español.