Una cuestión de formación

El cambio climático está en boca de todos, y cada día salen nuevos informes. Es considerado como una de las mayores cuestiones de política medioambiental del siglo. Es la impresión que predomina aún más hoy, tras la cumbre climática que acabó a mediados de diciembre en México.

Pero las impresiones engañan, tal y como muestra una encuesta del Eurobarómetro de la Unión Europea: un cuarto de los europeos son escépticos del cambio climático. Y cerca de la mitad han demostrado no estar bien informados sobre el calentamiento global. “En la superficie hay mucho conocimiento. Pero en cuanto se pasan a cuestiones más específicas, se observan grandes lagunas entre la población”, dice el Profesor Udo Kuckartz, pedagogo de la universidad de Marburgo. “Necesitamos nuevos modelos de formación climática enfocados a la acción.”

De la teoría a la acción

A este respecto, uno de los investigadores medioambientales alemanes más famosos plantea la pregunta principal: ¿Cómo se puede transmitir la teoría didáctica del cambio climático de forma que incite a acciones respetuosas con el medio ambiente? Este tema ocupa actualmente a muchos pedagogos y psicólogos en todo el mundo: el cambio climático se cuenta entre sus principales proyectos de investigación. Sus estudios comienzan con un primer paso: descubrir qué modelos didácticos del clima se ponen ya en práctica, y cuáles de ellos han demostrado ser eficaces, tanto en la educación escolar como en escuelas superiores y en formaciones posteriores.

Gerhard de Haan, profesor de pedagogía de la Freie Universität Berlin (Universidad Libre de Berlín), comienza sus reflexiones por el final: por los programas de formación para adultos y la formación laboral. “En este segmento es donde se encuentra la mayoría de la oferta”. De Haan plantea los efectos positivos de programas de becas, como las de la Fundación Humboldt para investigadores de países emergentes y en vías de desarrollo, para una estancia de un año en escuelas superiores alemanas para trabajar en proyectos climáticos y energéticos. “Este método es especialmente eficaz, porque va dirigido a personas con capacidad para compartir sus conocimientos y ayuda en los aspectos económicos. Las fundaciones, empresas y gobiernos deben desarrollar claramente programas de becas”, afirma De Haan. Este tipo de becas suelen salir a menudo, generalmente organizadas por grandes corporaciones. “Hay grandes progresos en ese sentido”, dice Udo Kuckartz. O también por el propio Estado, como es el caso de Dinamarca: con motivo de la Conferencia sobre el Cambio Climático en Copenhague, el Gobierno anunció una serie de becas climáticas para estudiantes extranjeros, en campos como la técnica de la energía eólica, la ingeniería o la química ambiental

Muchos cursos medioambientales nuevos

El ejemplo confirma una observación que Kuckartz ha hecho en el campo de la educación: en los últimos diez años han surgido muchos nuevos cursos medioambientales que tratan frecuentemente sobre temas del clima y energías. “En realidad suelen tratar sobre ciencias naturales o programas de gestión del medioambiente. Las ofertas con contenidos sociales son escasas”. Materias como “el medioambiente y la educación”, en la Universidad de Rostock o “Investigación del futuro” de la FU Berlín son excepciones.

Esta falta se observa igualmente en las escuelas, tal y como explica Gerhard de Haan: la formación climática es importante, sobre todo, en el campo de la geografía, “pero cada vez se deja más de lado”. En otras asignaturas como biología, política o ciencias sociales, el cambio climático es un contenido obligatorio. Esto se debe, por una parte, al federalismo alemán, gracias al cual cada uno de sus 16 estados determina sus propios contenidos educativos. Otra razón es los contenidos de la formación del profesorado en las universidades: en ellos, según los expertos, el estudio de estos temas depende del azar.

En algunos lugares existen iniciativas regionales que promueven la formación climática en las escuelas. Una asociación de fundaciones ofrece en cooperación con el Gobierno Federal el programa de formación de postgrado “Valor para la sostenibilidad” para profesores de Hessen, Saarland y Renania Palatinado. Estas ofertas, a menudo apoyadas por la UNESCO, son sin embargo muy esporádicas: “Alcanzan un máximo de un 5% de las escuelas”, dice Kuckartz.

Formación periodística: ejemplo de EEUU

Y también en otros importantes sectores existe un déficit de formación climática, como es el caso de la comunicación. Los medios de comunicación son los principales proveedores de información sobre el clima. Pero la formación universitaria y de postgrado no se corresponde a ello: cursos como “cobertura mediática del clima” son raros de encontrar en las universidades y escuelas periodísticas de Europa. La situación es diferente en Estados Unidos: aquí hay más asignaturas periodísticas medioambientales, que abordan el tema con debates intensivos, y también cuentan con la Sociedad internacional de Periodistas Medioambientales (SEJ), que se centra en la mejora de la cobertura de temas climáticos.

No obstante, el periodismo europeo parece moverse en este sentido: el clima y la sostenibilidad son cada vez más temas de estudio. Y grandes eventos relacionados les han dado durante 2010 una mayor relevancia: especialmente el Global Media Forum de la Deutsche Welle, que ha sido hasta ahora el mayor evento de formación de postgrado de Europa para periodistas acerca del cambio climático.

Autor: Torsten Schäfer / Lydia Aranda Barandiain

Editor: Enrique López Magallón