Un arqueólogo bíblico en Jerusalén

A fines de 2012, el profesor de Arqueología Bíblica Dieter Vieweger construyó con un equipo de científicos y estudiantes el parque arqueológico "A través de los tiempos", situado debajo de la Iglesia del Redentor, en Jerusalén. El parque ofrece un emocionante viaje al pasado por las ruinas de esa ciudad. DW lo entrevistó para saber más acerca de esos valiosos testimonios del judaísmo y del cristianismo.

DW: El Parque Arqueológico permite recorrer 2.000 años de historia, desde Herodes, pasando por las Cruzadas, hasta la actualidad. ¿Qué capítulos de ese viaje le parecen a usted más interesantes?

Para mí, naturalmente, lo más interesante son las ruinas arqueológicas más antiguas que están a 14 metros debajo de la Iglesia del Redentor. Allí se encontró una cantera que ordenó construir Herodes el Grande. Atravesándola se puede ver incluso cómo se picaron y rompieron las piedras, que sirvieron para la ampliación de una zona al este de allí. No todas las piedras fueron transportadas desde ese lugar -más tarde llamado Gólgota o Calvario, es decir, el lugar donde Jesús fue crucificado- y donde hoy se erige la Iglesia del Redentor. Es justamente en esa área del parque arqueológico donde se une la historia de las religiones judía y cristiana.

¿Qué es lo que más lo fascina del proyecto, llamado “A través de los siglos”?

Cuando se llega a la Iglesia del Redentor y se desciende a 14 metros se constata que Jerusalén de hoy, con sus muros del siglo XVI, no es tan antigua como se cree. Y que una gran parte de la historia de esa ciudad, que tiene unos 4.000 años, está oculta bajo tierra. Atravesar las diferentes épocas de la historia es algo apasionante, algo nuevo en Jerusalén.

¿Fue difícil llevar a cabo este proyecto en medio del vertiginoso desarrollo político de los acontecimientos en Cercano Oriente y de los conflictos entre palestinos e israelíes?

Además de lo que significa realizar excavaciones arqueológicas debajo de la Iglesia del Redentor sin poner en peligro la obra arquitectónica, y de solucionar el tema del financiamiento del Parque Arqueológico, hubo un problema que tienen todos los arqueólogos en Jerusalén: en realidad, no se nos permite hacer excavaciones de investigación porque una parte de la ciudad es territorio ocupado. Podemos continuar con excavaciones ya existentes para que puedan ser visitadas, o excavaciones de rescate de las ruinas subterráneas cuando se derrumban viviendas. Y eso es exactamente lo que hicimos en nuestro proyecto, pero lamentablemente no pudimos hallar respuesta a varios interrogantes. No sabemos, por ejemplo, cómo es el segundo muro norte de la ciudad que Herodes mandó construir a pocos metros de la iglesia. Allí se podrían descubrir cosas magníficas que hoy todavía no es posible sacar a la luz.

¿Cómo afecta su tarea a nivel personal el conflicto israelí-palestino?

En realidad, la vida en Jerusalén es más segura de lo que transmiten los medios, pero claro que se siente la tensión en esas dos sociedades, tanto en la israelí como en la palestina. En Jerusalén se realizan a menudo manifestaciones y se producen enfrentamientos.

Hace algunos años escribió un libro con el título “La pelea por la Tierra Santa”. ¿Qué piensa usted que debe suceder para que la paz vuelva a la región?

Pienso que tanto israelíes como palestinos tienen que reducir sus exigencias en un veinte por ciento. Si ambas partes no dejan de demandarlo todo, se puede llegar a producir una nueva guerra mundial. Por eso, para mí la solución de dos Estados representa una oportunidad para la paz. De ese modo se lograría que cada una de las partes asuma responsabilidad por sí misma, y que cada cual se maneje de acuerdo a lo que demanda, y a lo que puede demandar según las resoluciones de la ONU . Dos Estados separados y soberanos podrían traer paz a la región.

Entrevista: Sabine Damaschke (CP)

Editora: Pablo Kummetz