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Turismo ecológico, una oportunidad para Namibia

15 de marzo de 2011

El desierto y la naturaleza virgen de Namibia atraen a centenares de miles de turistas cada año. La sostenibilidad se tiene cada vez más en cuenta, con inversiones en energías regenerativas y protección de especies.

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Dunas de arena en el desierto del Namib: espectáculo para los sentidos.Imagen: CC/Thomas Schoch

Cuando el sol se alza sobre el desierto del Namib y las famosas dunas se tiñen de rojo intenso, los primeros turistas ya se encuentran allí. Un espectáculo de la naturaleza que pocos viajeros quieren perderse. Jadeantes, trepan por las dunas de más de 300 metros de altitud que rodean Sossusvlei. En el camino, la fina arena de hasta tres millones de años de antigüedad los atrapa una y otra vez. Llegados a la cima, experimentan la enormidad del desierto: un mar de arena casi interminable que sólo atraviesan unas pocas carreteras.

Son vivencias como éstas las que atraen a los turistas a Namibia. El país del suroeste de África es especialmente popular entre los alemanes, que acostumbran a apañárselas en sus vacaciones sin necesidad de dominar ningún idioma extranjero. Y es que Namibia fue colonia alemana hasta el año 1915 y la lengua alemana sigue estando ampliamente extendida. La relativa estabilidad política y un bajo riesgo de contraer la malaria convierten al país en un destino atractivo para aquellos viajeros que quieren visitar África.

Namibwüste
Las agencias de viajes deben promocionar mejor el turismo "verde".Imagen: CC / Daniela Borchert

El turismo como motor "verde" del crecimiento

Una circunstancia que, por un lado, satisface a los namibios, muchos de los cuales se ganan el sustento con los ingresos procedentes del turismo. Por otro lado, sin embargo, cada vez resulta más difícil de conjugar el constante aumento del número de visitantes con la protección del medio ambiente, que en Namibia goza de rango constitucional. Casi un millón de turistas visitan Namibia cada año: ¡un país con tan sólo dos millones de habitantes! Los turistas consumen agua, un bien precioso y siempre escaso, además de energía adicional. Un aspecto, este último, en el cual de todos modos Namibia depende del suministro de electricidad por parte de la vecina Sudáfrica. En las épocas de mayor consumo debe importar hasta el 80% de la energía que precisa.

Una posible solución pasaría por el turismo ecológico, una forma de viajar que no deja al margen la protección del medio ambiente y la naturaleza. Aspectos que, ya de por sí, son cada vez más importantes para los turistas: según una encuesta del Fondo Mundial para la Naturaleza, un 25% de los alemanes tienen en cuenta los estándares medioambientales a la hora de viajar.

Escaso apoyo del gobierno

21.03.2011 DW-TV Global 3000 klima Namibia
El turismo ecológico se encuentra en auge en Namibia.Imagen: DW-TV

Un interés por el turismo ecológico que el empresario sudafricano Andrew Gillies observa cada día. Él es el propietario de la compañía Eco Lodgistix, consagrada al turismo "verde". Eco Lodgistix explota cinco hoteles en Namibia y tiene su central en el Hotel DesertHomestead, situado a escasos kilómetros de las dunas de Sossusvlei. Quien se hospeda aquí caldea, refrigera e ilumina su habitación con electricidad a partir de energía solar. "Aunque el concepto no es nuevo", admite Gillies, "cada vez son más los turistas que preguntan cómo funcionan los hoteles y de dónde proviene la energía". Sin embargo, la generación de electricidad a partir de tecnologías respetuosas con el medio ambiente es costosa: "el gobierno namibio no contribuye en absoluto a financiar la construcción de instalaciones solares, lo que nos obliga a destinar mucho dinero para su compra". Sin los ingresos procedentes del turismo, dichas inversiones serían prácticamente impensables.

La Unión Europea apoya financieramente a Eco Lodgistix y a su denominado "hotel comunitario", el Hotel Grotenberg, ubicado al suroeste del Parque Nacional de Etosha. Una instalación completamente propiedad de la comunidad, algo para nada habitual en Namibia, donde gran parte del país sigue estando en manos de grandes terratenientes, a menudo de raza blanca. Los nativos, pues, tienen ahora la oportunidad de participar del turismo. Para muchos supone un aliciente para abandonar la caza como fuente de ingresos. La naturaleza y las áreas salvajes pueden desarrollarse nuevamente en paz. "Intentamos reducir los conflictos entre los animales y las personas y fomentar una convivencia pacífica", explica Gillies.

Un concepto similar al que tienen en mente los responsables de la compañía Wilderness Safaris. "Entendemos nuestra actividad como empresa de safaris y ecologistas al mismo tiempo", explica Helen Daffner. La empresa funciona desde 1983; quien opta hoy por un viaje a Namibia con Wilderness Safaris duerme en campamentos concebidos de forma respetuosa con el medio ambiente: el sol del desierto suministra la electricidad, mientras que el agua de la lluvia abastece a los depósitos de los retretes. Una parte de los ingresos obtenidos con el campamento va a parar a la protección de la naturaleza y de la diversidad de especies, por ejemplo al "Save the Rhino Trust", una organización que tiene como objetivo la conservación de los rinocerontes del desierto. Su tarea recibe los elogios, entre otros, del Fondo Mundial para la Naturaleza.

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Caballos en Namibia: la naturaleza atrae a miles de turistas.Imagen: CC/sjorford

Las agencias de viajes deben mejorar la comunicación

Muchas otras empresas hoteleras y de safaris apuestan igualmente por la sostenibilidad. "El turismo en Namibia está fuertemente marcado por la cuestión medioambiental", afirma Wolfgang Trasdas, profesor de turismo sostenible de la Escuela Técnica Superior de Eberswalde: "han entendido que el paisaje y la fauna son recursos turísticos". Trasdas investiga actualmente en Namibia y no puede evitar mostrarse satisfecho cuando observa cómo un alojamiento hotelero dispone de placas solares en lugar de los habituales generadores diésel. Cree que el turismo puede contribuir a estimular el empleo de tecnologías ecológicas para la generación de energía.

Posibilidades para ello no faltan: ya son varios los hoteles y alojamientos diversos certificados según los estándares ecológicos. Ahora sólo falta que las agencias de viajes promocionen mejor dicha oferta. "En lo que respecta a la comunicación de estas ofertas sostenibles, la industria turística ha fracasado por completo", considera Trasdas. Sólo hay una cosa que puede ayudar: los turistas deben seguir preguntando específicamente por ellas.

Autor: Anja Koch
Redacción: Emili Vinagre