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Tres luchas femeninas por la paz colombiana

Juan D. Montoya Alzate (VC)15 de noviembre de 2014

El documental Tres Mujeres Guerreras narra las batallas que día a día emprenden cientos de heroínas anónimas en Colombia.

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Diana Avella mit Teresa Castrillon und Yamile Ocampo
Imagen: Cletus Gregor Barié

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Para el alemán Gregor Barié está claro que narrar la paz es mucho más exigente que contar la guerra: “Es tan fácil representar lo violento, pero tan difícil representar la paz sin que se vuelva un estereotipo”.

En entrevista con DW, el codirector de Tres Mujeres Guerreras explica cómo fue el proceso de producción de este documental que se centra en las luchas por la paz que desde la cotidianidad emprenden las mujeres colombianas, tema que hoy en día cobra especial importancia en los diálogos de paz que sostienen el gobierno colombiano y las FARC.

El documental de 55 minutos cuenta las vidas de Teresa Castrillón, Diana Avella y Yamili Ocampo. La cinta se estrenó en Berlín en julio pasado, regresará al cinema Babylon en diciembre, y ha sido exhibida en espacios como el del Festival de Cultura Latinoamericana de Leipzig. Tres Mujeres Guerreras también cuenta con una versión más corta, titulada La Paz Será la Victoria, producida para DW.

DW: ¿Quiénes son las protagonistas del documental?

Gregor Barié: Diana, una cantante de hip hop que, en un ambiente bien machista, lucha por los derechos de la mujer; una mujer que es víctima de la violencia de todos lados: de izquierda, de derecha, del Estado, y que además fundó la primera asociación de víctimas en Colombia… Estoy hablando de Teresa Castrillón. Y esta chica, Yamili, que desde que tiene 15 años se sienta en un barrio popular con altos niveles de violencia, y dice: 'yo quiero brindar un espacio de lectura a los jóvenes'. Teníamos muchos personajes pero estos tres nos parecían realmente extraordinarios. Entonces vino el trabajo más difícil, que era convercerlas que contaran sus historias.

¿Cómo eligieron estos personajes?

La idea inicial era contar la historia de algunos actores de Colombia que mostraran un compromiso por la paz. A partir de ahí, hicimos una investigación que nos tomó un año. Tuvimos una lista como de 70 personas y nos dimos cuenta de que estas tres eran las más interesantes. Son tres compromisos diferentes. Diana propone un compromiso desde la música, desde la rebeldía e indignación. Teresa viene más de la idea de la reconciliación, consigo misma, con su historia, pero también con los actores que le han hecho tanto daño. Y Yamili es la apuesta por la educación y la convivencia.

¿Qué idea querían dejar con la escogencia de personajes que pertenecen a tres generaciones diferentes?

Son diferentes edades, diferentes apuestas y diferentes regiones. Queríamos que hubiera diferentes miradas, una mirada rural, con Teresa. Con ella nos interesaba mostrar que Colombia siempre ha estado en guerra. No hay generación que no haya vivido o visto situaciones de violencia. Ella es la mirada extensa de la historia. También queríamos mostrar una mirada más desde los barrios marginales. El caso de Diana es el de alguien que a través de su rebeldía asciende socialmente. Ella logra un ascenso en el buen sentido, logra que la escuchen.

¿Cuáles son las armas de estas "guerreras"?

Este es un tema muy importante: qué es lo que motiva a las guerreras a hacerle la guerra a la guerra. Una primera constatación que tengo es que no sabemos exactamente qué motiva a la gente, y tenemos que aprender. Sabemos muy bien describir la muerte, la guerra, la violencia. Muchos redactores piensan que eso es lo que quiere el público. Esta película confirma que no es así. El público también quiere saber cómo hacer algo, desde su contexto. ¿Cuál es su móvil, su elemento movilizador? No lo sé exactamente, pero algunos indicios tengo: uno es la indignación. Un exalcalde de Bogotá decía que la indignación es algo muy saludable. Las tres tienen eso, que se indignan frente a la injusticia. Lo otro es que hay creencias muy fuertes. Las tres tienen convicciones muy fuertes y están dispuestas a sacrificarse por esas convicciones. Es algo tan propio que es mucho más importante que cualquier otra urgencia. Teresa está convencida de que solo a través de una reconciliación podemos avanzar. Es el compromiso para romper el círculo de la violencia. Ella ve su rol en romper esas cadenas, donde una violencia lleva a otra. En Yamili, creo que sus convicciones vienen del arte. Ella cree mucho en la apuesta por lo cultural, lo artístico, la educación.

¿Cree usted que es importante una perspectiva de género en los procesos que involucran víctimas del conflicto armado colombiano?

Es muy importante porque ese rol en las mujeres no se ha descrito. Son los hombres principalmente los que negocian en La Habana, son los que hacen los tratados. Muchas veces parecen ser los que hacen la historia, pero en realidad hay muchas historias de mujeres que dan un aporte mucho más sostenible y menos escandaloso. El mensaje ahí es que las mujeres pueden ser un ejemplo para los hombres.

¿Qué tal ha sido la forma en que el público ha recibido el documental?

Poco a poco la película ha encontrado un gran público. El público alemán ha estado más interesado en el país, la reacción ha sido: “¿Cómo puede ser? Pensé que Colombia solo era drogas y guerra”. El público colombiano es mucho más emocional. Por ejemplo, la directora de la Unidad de Víctimas, en Bogotá, les dijo: “las envidio por no haber tenido la fuerza de hacer lo que ustedes hicieron”. Hay una identificación mucho más fuerte. El público alemán ha estado mucho más interesado en el documental como género, en el país y sus condiciones sociales. El público colombiano muchas veces ve reflejada allí su propia historia.