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Transgénicos no apetecen a los europeos

4 de marzo de 2010

La autorización de cinco nuevos vegetales transgénicos en la Unión Europea ha provocado rechazo entre los ecologistas. En América Latina, en cambio, avanza la producción sin mayores protestas, con Brasil a la cabeza.

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La desconfianza prevalece entre los consumidores del Viejo Continente.Imagen: picture-alliance/dpa

“No, no estamos nada felices. Estamos choqueados porque ésa haya sido una de las primeras decisiones de la nueva Comisión Europea. Ahora tememos que sigan más decisiones semejantes”, dice Heike Moldenhauer, representante de la ONG Friends of the Earth en Alemania, refiriéndose a la autorización del cultivo en Europa de la papa Amflora, producida por el consorcio BASF.

Aunque dicha papa transgénica sólo deberá ser usada con fines industriales, por ejemplo en la producción de papel, Heike Moldenhauer no descarta que pueda aparecer en los platos europeos. “No estoy segura, porque es imposible llevar a cabo un control absoluto y aislar totalmente un producto transgénico”, afirma. La preocupación obedece a que Amflora es resistente a los antibióticos y esa característica podría transferirse a las personas que la consuman.

Kartoffeln Flash-Galerie
¿Qué papas llegarán efectivamente a la mesa?Imagen: BilderBox

Fuera de control

En Brasil, entretanto, llega al mercado la primera semilla transgénica desarrollada totalmente en un laboratorio de ese país. La soja Cultivance fue creada por Embrapa, la Empresa Brasileña de Investigaciones Agropecuarias. Todo el proceso, desde el inicio del proyecto hasta el permiso de comercialización, tomó 12 años.

Elíbio Rech, científico de Embrapa y director del proyecto, piensa que no habrá polémica. “La meta que tenemos hoy en el mundo es triplicar la producción de granos en el planeta en los próximos 30 años. Y eso no se va a lograr sin el uso de la tecnología genética”, apunta.

En Brasil hay 21 variedades de transgénicos en el mercado, de tres especies: soja, algodón y maíz. Pero el negocio no siempre fue legal. Las primeras semillas genéticamente modificadas llegaron a territorio brasileño en 1997, contrabandeadas de Argentina.

La comercialización de transgénicos fue autorizada por el gobierno brasileño en 2005, pero la situación ya estaba fuera de control, según Rafael Cruz, de Greenpeace.

Soja-Plantage in Brasilien
Plantaciones de soja en Mato Grosso, Brasil.Imagen: Gleice Mere

Explosión transgénica

Informaciones referentes a 2009 indican que Brasil superó a Argentina en la producción de transgénicos, ocupando el segundo lugar en el ranking mundial. Según la ISAAA (International Service for the Acquisition of Agri-Biotech Applications) tales cultivo aumentaron de 5,6 millones de hectáreas en 2008 a 21,4 millones el año pasado, el mayor incremento registrado en un país en 2009.

El primer lugar en la materia lo ocupa Estados Unidos, con 64 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de granos transgénicos.

En Europa, seis países tienen casi 95 mil hectáreas destinadas a ese fin. A España le corresponde el 80% de todo el maíz transgénico de Europa.

Europeos reacios

Según Heike Moldenhauer, el área dedicada al cultivo de vegetales genéticamente modificados equivale apenas a un 0,05% del total. La ambientalista hace notar que los europeos tienen “una resistencia a alimentos de ese tipo”. No les agrada comprar vegetales con gran resistencia a los herbicidas e insecticidas. La razón es lógica: esos alimentos pueden contener tales sustancias, ya que los agricultores pueden usarlas en gran cantidad, sin perjudicar las cosechas.

En comparación con lo que ocurre en Brasil, los controles en la Unión Europea son más efectivos, a juicio de Moldenhauer. “Tenemos brechas en la legislación, pero también tenemos más transparencia, lo que posibilita saber dónde están siendo plantados vegetales genéticamente modificados. Todo eso está registrado y la información está a disposición del público”, subraya.

Autora: Nádia Pontes/ Emilia Rojas

Ediitor: José Ospina