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Tiempo de definiciones

Martin Muno (CP)23 de julio de 2014

Desde que comenzó el conflicto en Gaza, en manifestaciones pro palestinas en Alemania se instiga a la violencia contra judíos e israelíes. Una vergüenza a la que este país debe manifestar rechazo, opina Martin Muno.

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Imagen: picture alliance/Martin Lejeune

Alemania, año 2014: en Berlín, la Oficina de Protección a la Constitución lleva a cabo investigaciones en torno a un predicador musulmán que en un video hace un llamamiento a asesinar judíos. El cargo contra el clérigo berlinés: incitación a la xenofobia. También en la capital alemana, un turista israelí es agredido verbalmente mientras pasa cerca de una manifestación de protesta contra la ofensiva israelí en Gaza. La Policía logra a duras penas evitar una agresión física. En Hannover, un diputado alemán fue herido porque portaba una bandera israelí en una manifestación. También en la ciudad de Essen se produjeron disturbios. Durante manifestaciones de solidaridad con los palestinos en varias ciudades alemanas, neonazis, junto con inmigrantes de origen árabe y manifestantes pacifistas, lanzaban las mismas consignas antisemitas que se escucharon durante el régimen nazi en Alemania.

También en otros países de Europa se dieron casos parecidos. En Francia, por ejemplo, se atacaron sinagogas y se saquearon negocios judíos. Esto es un escándalo para cualquier Estado de derecho. En Alemania, el país responsable del Holocausto, el país que considera, por eso mismo, el derecho de existencia de Israel como parte de su fundamento como Estado, es mucho más que un escándalo: es una vergüenza.

No hay tiempo para sutilezas

Es una vergüenza, a pesar de que hay una causa real y concreta: la ofensiva israelí en la Franja de Gaza, la política de asentamientos y el giro a la derecha en la política de Israel. Sí, hay buenas razones para criticar la política israelí. Pero, en vista de la violencia verbal y física en las calles de Alemania, este no es el momento de pronunciar discursos académicos sobre las sutiles diferencias entre una crítica justificada y el antisemitismo.

Desde el momento en que se atacan sinagogas, cuando se amenaza físicamente a alguien por ser judío, cuando en las calles alemanas se exige públicamente “Judíos, a la cámara de gas”, entonces solo queda una solución: repudiar el antisemitismo y oponerle resistencia desde su mismo brote. Eso es algo que no solo se lo debemos a nuestra historia. También se lo debemos al futuro de nuestra democracia.

Martin Muno, jefe de Actualidad de Deutsche Welle
Martin Muno, jefe de Actualidad de Deutsche Welle.Imagen: DW/Christel Becker-Rau