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Susan Jusufi, la limpiadora

25 de junio de 2010

Suzan Jusufi es limpiadora, y es un trabajo que disfruta plenamente. Tanto, que desearía poder desempeñarlo más activamente para poder sostener mejor su numerosa familia. Su alegría y motivación diarias son contagiosas.

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Suzan Jusufi, 40 años, limpiadora.Imagen: DW

La formada limpiadora de edificios trabaja para Stadt Düsseldorf, un edificio de Administración Pública. Su trabajo comienza por la tarde, cuando muchos de los empleados públicos ya piensan en su descanso vespertino.

No obstante, las tardes también tienen sus ocupaciones: los niños salen de la escuela, es tiempo de ir de compras al supermercado, cocinar y organizar la casa. “Por suerte, mis hijos me ayudan mucho cuando vuelven de la escuela. Me echan una mano con las tareas de la casa”, comenta Suzan.

Cuando tenía dos años, Suzan Jusufi se trasladó de su país natal, Macedonia, a Alemania. Sus padres llegaron como “trabajadores invitados” (“Gastarbeiter”) – así se llamaban entonces los primeros trabajadores que llegaban a Alemania de otros países Europeos.

“No puedo recordar mucho de aquél tiempo, antes de venir a Alemania. Sólo conozco Macedonia como un lugar de vacaciones, porque solía ir mucho allí con mis padres”, cuenta Suzan Jusufi.

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Jusufi se prepara para el trabajo mientras explica, con ojos chispeantes, cuánto ama su trabajo.Imagen: DW

La limpieza, trabajo de ensueño

Jusufi se prepara para el trabajo mientras explica, con ojos chispeantes, cuánto ama su trabajo. “Para mucha gente, la limpieza como carrera laboral es inimaginable. Yo lo veo de otra forma. Me lo paso muy bien en mi trabajo”, dice la mujer de 40 años, y añade: “A pesar de que trabajo sola la mayor parte del tiempo, siempre tengo oportunidades de charlar con la simpática gente que trabaja en las oficinas.”

En el edificio de oficinas de la administración de Stadt Düsseldorf, Suzan Jusufi prepara su carrito de limpieza metódicamente en su pequeño cuarto: bolsas de basura, detergentes, bayetas. “La preparación es muy importante. Gracias a ella, me ahorro mucho tiempo al no tener que volver más tarde a recoger lo que me falta”, explica.

Primero, va de oficina en oficina recogiendo papeles sobrantes. En cada rincón que pasa, recibe saludos amistosos. Suzan Jusufi conoce a todo el mundo en su lugar de trabajo. Su risa y su motivación son contagiosas.

Es responsable de cuatro pisos, de acuerdo con una distribución muy calculada: “No tengo que pasar el aspirador por todas las oficinas diariamente. Los días de la semana en los cuales hay que limpiar cada oficina están claramente señalados en el calendario”, afirma.

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Es responsable de cuatro pisos, de acuerdo con una distribución muy calculada.Imagen: DW

Ayuda del gobierno

Su marido está desempleado, por eso es ella la única fuente de ingresos en la familia. Pero con los 500 euros que recibe cada mes, le es imposible sostener una familia de seis miembros. Por eso, la familia recibe ayuda del gobierno.

Pero las cantidades de dinero se llevan a rajatabla: cada céntimo se cuenta dos veces. “Me encantaría trabajar más. No me supondría ninguna molestia trabajar ocho horas al día limpiando. No me cansa.” Un trabajo fijo con contrato es el mayor sueño de Suzan Jusufi.

Sosteniendo a la familia

Un importante pilar de apoyo es su familia. Entre ellos, llevan a cabo importantes rituales: cada noche, la familia se sienta a la mesa y comentan lo que ha pasado durante el día. Tras ello, rezan una oración en común.

Los Jusufis son convencidos musulmanes, y desean una mayor tolerancia entre la gente de otras religiones. “Todos deberían abrir sus corazones e intentar entender más de cerca otras creencias. De esta forma, la gente podría entenderse mejor y aceptar otros puntos de vista.”

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Primero, va de oficina en oficina recogiendo papeles sobrantes.Imagen: DW

La orgullosa limpiadora pone en práctica sus propias ideas cada día. Muchos de sus amigos en Dusseldorf provienen de diferentes culturas. Suzan Jusufi lo considera como una forma de expandir sus horizontes.

Autora: Belma Fazlagic / Lydia Aranda

Editor: Enrique López