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Stuttgart 21: ciudadanos contra un megaproyecto

5 de octubre de 2010

La modernización de la estación ferroviaria de Stuttgart ha movilizado a decenas de miles de ciudadanos. Se oponen a la tala de árboles, a la destrucción de una parte de la antigua estación y ¿a qué más?

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"Nuestra protesta se agudizará", dicen los opositores al proyecto.Imagen: dpad

La lucha por parar el controvertido proyecto Stuttgart 21, una modernización de la estación y la conexión ferroviaria principal de la capital del Estado federado de Baden-Württenberg, puede anotarse el primer tanto: el ala sur de la antigua estación no será derribada, por lo menos por el momento, y se ha detenido así mismo la tala de los árboles del parque aledaño a la estación, el Schlossgarten. Una cancelación de este mega y prestigioso proyecto –como lo exigen los miles de manifestantes que se han dado cita combativamente en las últimas jornadas ante la estación- no se avizora.

Gases lacrimógenos

La dura represión con la que la Policía, la semana pasada, dispersó a los manifestantes -niños y ancianos entre ellos- ha levantado olas. Chorros de agua a presión y gases lacrimógenos siguieron a las no aceptadas indicaciones de abandonar el terreno. Aunque un ciudadano tenga siete o setenta años, debe acatar las indicaciones de los representantes de la ley, es la versión de las autoridades. Lamentable, sin embargo, ha sido que haya habido más de cien heridos. Esas imágenes no deben repetirse, declaraba el primer ministro de Baden Württemberg, Stefan Mappus. Sin embargo aseguró: "Apoyo lo que hicieron nuestros policías".

El polémico plan cuenta con el apoyo explícito de la canciller alemana, Angela Merkel. Entretanto, la obra es un tema de prestigio para Merkel, quien personalmente estuvo en Stuttgart hace dos semanas con la finalidad de respaldarla y vencer las resistencias. "Me gustaría que los manifestantes fueran pacíficos", señaló la canciller, quien ve por otro lado en esta movilización -facilitada por las redes sociales y la telefonía moderna- una jugada política.

Visualisierung Bahnprojekt Stuttgart - Ulm Stuttgart 21
Modelo de la futura estación.Imagen: Foto: Schuler, DB

Por su parte, el presidente del partido Los Verdes, Cem Özdemir, acusa al Estado federado de ser el único responsable de la violencia y denuncia la represión "escandalosa de señoras mayores y jóvenes que se manifestaban pacíficamente". Entre tanto, la comisión de Interior del Parlamento Alemán ha tratado del tema. Y el tono del asunto va escalando.

Por unos cuantos arbolitos

Los favorecedores del proyecto intentan descalificar los motivos de los opositores : los ecologistas no cesan de exigir más vías ferroviarias, decía la canciller Merkel en el Parlamento Alemán, y ahora se oponen a Stuttgart 21. También se comenta que mientras que en otros países europeos la gente sale a la calle a protestar por los recortes en las jubilaciones, en los sueldos, por la prolongación de las jornadas laborales, en Alemania la gente se mueve para evitar la tala de árboles de una estación. ¿Es eso todo? No.

Un proyecto millonario

Protest Stuttgart 21
Protestas el 30.09.2010.Imagen: dpad

De 1994 data la primera idea de una modernización de la estación de Stuttgart; en 1995, la Deutsche Bahn –los ferrocarrilles alemanes-, la región y el Gobierno central aprobaron el proyecto que costaría presumiblemente 5 mil millones de marcos. En octubre de 2001, la ciudad compra el terreno colindante con la estación por 459 millones de euros. Y la protesta ciudadana empieza en el año 2005. Para diciembre de 2008 está claro que para el proyecto serían necesarios más de 3 mil millones de euros.

Las cifras han seguido aumentando. Recientemente, la Oficina federal del Medio Ambiente pronosticó que los costos podrían elevarse incluso a unos 11 mil millones de euros, según informa la versión online de la revista Focus.

Hábitat de una especie protegida

Así las cosas, los que desde ya desconfiaban del plan se sienten ratificados. Los recortes por todos lados y el insignificante aumento de los subsidios sociales son leña en el fuego de la indignación. La movilización empieza.

Si a eso se suma el disgusto generalizado con la política del gobierno liberal-conservador de Berlín –al que se acusa, por ejemplo, de haber accedido a la prolongación de la vida de los reactores nucleares por estar al servicio de los intereses de los grandes consorcios- se entiende el trasfondo ante el cual estas decenas de miles de ciudadanos alemanes protestan contra a la tala de los árboles del Schlossgarten -por cierto, hábitat de una especie protegida de escarabajo, el osmoderma eremita, que podría llegar a convertirse en el símbolo de la oposición a Stuttgart 21-.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas