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Sindicatos buscan respuestas a la globalización

Henrik Böhme / JAG18 de mayo de 2014

Berlín acoge el martes 20 de mayo al V Congreso de la Confederación Sindical Internacional, en busca de respuestas al capitalismo. También para prevenir catástrofes como las de Bangladesh y Turquía.

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Imagen: picture-alliance/dpa

En Bangladesh, propietarios de fábricas obligaron a costureras a trabajar en un recinto en peligro de derrumbe. En Turquía, propietarios de minas otrora estatales se jactaron de haber reducido el 80 por ciento de los costes. En ambos casos, se antepuso el beneficio a la seguridad y se produjeron catástrofes. Reiner Hoffmann, recién elegido director de la Federación Alemana de Sindicatos (DGB), cree que no son casos aislados: “Nos indica que, para mantener los estándares, en estos países se necesita una protección para el trabajador y para la salud que evite desgracias como éstas”.

Para los delegados asistentes al congreso, eso supone mucho trabajo, una labor que, probablemente, en Alemania no se tome tan en cuenta. Aquí, los empresarios tienen buenas relaciones con los sindicatos. Esta camaradería social ha contribuido en gran manera al crecimiento. En otras regiones, la presión sobre los sindicatos es mayor. A veces incluso impidiendo que puedan organizarse.

“En Chattanooga (Tennessee), Volkswagen intentó crear un consejo de empresa. Tanto trabajadores como sindicatos estaban por la labor, pero el intento fracasó debido a las estrictas leyes sindicales de ese estado”, aclara Hoffmann a DW. Como éste, hay muchos ejemplos en todo el mundo.

Sin dar ejemplo

“En Alemania es mucho más fácil organizar un consejo de empresa. En Estados Unidos se intenta constantemente evitar la entrada de representantes sindicales al recinto de la empresa”, dice Hagen Lesch, responsable de política de sueldos y convenio colectivo del Instituto de la Economía Alemania (IW), cercano a la patronal.

Pero el modelo alemán de colaboración social no se puede exportar a todo el mundo. Ni siquiera aquí todo es color rosa: “En Alemania también tenemos casos de empleados no sujetos a convenios o asociaciones de empresarios, que permiten la adhesión de empresas sin convenios colectivos”, dice Reiner Hoffmann.

Los países emergentes muestran altas tasas de crecimiento, pero con cada vez más frecuencia derivan en una mayor desigualdad en cuanto a los ingresos, según la Federación Internacional Sindical (IGB). La pobreza no se ha reducido tanto como hubiese sido posible. Por eso, la IGB prefiere poner como ejemplo países con un sistema social y de asistencia más desarrollado. Por ejemplo, los países escandinavos.

Menos contratación regular

“En países desarrollados, una de las labores principales de los sindicatos defender un distribución ecuánime y justa de la riqueza”, dice Hagen Lesch. Pero la Federación Sindical Internacional observa con preocupación un descenso del empleo regulado y un aumento de sectores menos controlados, y una rápida propagación de prácticas abusivas en la cadena de producción de todo el planeta.

Los sindicatos tienen que intentar mantener firme el paso con la globalización de la producción y la distribución, “para que al final podamos tener las condiciones necesarias para evitar la competencia desleal a lo largo de la cadena productiva internacional”, dice Hoffmann. “Una competencia desleal basada en condiciones laborales miserables, pobres salarios y malas condiciones de seguridad y salud en el trabajo son catastróficas para el trabajador, que al final, en el peor de los casos, acaban incluso en la muerte, como hemos podido ver en Turquía”. En la página del congreso, cualquiera puede incluso votar por el peor jefe del mundo, un deshonor que se elegirá entre nueve jefes, incluidos Jeff Bezos, de Amazon, Rupert Murdoch o incluso Lee Kun-He, de la firma coreana de electrónica Samsung.

DGB Vorsitzender Reiner Hoffmann 12.05.2014 Berlin
Reiner Hoffmann, en el congreso del DGB en Berlín.Imagen: picture-alliance/dpa