Sabine Glinke, la educadora

En la entrada de la casa de la familia Glinke el visitante es recibido con un saludo de bienvenida en forma de dibujo de niños. En el interior aguardan curiosos los cuatro miembros de la familia: Sabine (30), Denis (32) y los gemelos Lea y Gerrit (3). Rápidamente uno se da cuenta de que la característica típica de Sabine Glinke es su sonrisa. Sonríe ya a las 06:00 de la mañana cuando comienza su jornada con los preparativos para el desayuno familiar.

Los niños no tardan en despertar. El padre los lleva en coche a la guardería. Sabine Glinke se traslada en autobús y tren hasta su trabajo. „Viajar en coche al trabajo es un lujo“, dice.

De ayudante de abogacía a educadora

Sabine Glinke nació en Bielefeld. Inicialmente quería trabajar de ayudante de abogado en un bufete. Pero después de una pasantía se convenció de que este no era el trabajo idóneo para ella. „Me tomé tiempo y analicé cuál era la profesión que más me interesaba. Descubrí un anuncio en el que se ofrecía una capacitación para educadora."

Glinke absolvió una práctica de un año en un jardín de niños. Después acudió tres años a una escuela técnica. Posteriormente juntó experiencia en un año de práctica de campo.

Amor online

Después de casarse hace cuatro años, Sabine Glinke se mudó a Hannover. Conoció a su esposo en Internet. "Primero tuvimos contacto por Internet durante un año. Después comenzamos a hablarnos por teléfono y nos vimos por primera vez. A la primera cita le siguieron otras y finalmente nos casamos."

A Sabine Glinke le encantaba bailar, pero ahora tiene poco tiempo. Su pasatiempo ahora son sus hijos y su trabajo. Su lema de vida es: „Siempre pensar positivamente pues sólo así funcionan las cosas“.

Para ella la mayor suerte es tener una familia armónica, trabajo y pocas presiones. Aunque es muy paciente con sus niños, les marca a la vez claramente los límites. „Soy un ejemplo para ellos, no puedo ser una amiga. Tengo que ser una persona a la que respeten. Lo mismo vale para mis hijos. Tampoco para ellos soy una amiga, los quiero pero sus amigos son otros."

Como madre de gemelos Sabine Glinke no podría hacer todos los quehaceres domésticos sola. Está muy agradecida de que su esposo le preste ayuda cuando tiene tiempo. Él cocina mejor. Esa es la razón por la que la cocina está en sus manos, especialmente en ocasiones en las que se tienen que preparar platillos más complejos como por ejemplo gulash“, ríe Sabine Glinke.

Los padres educan

Sabine Glinke explica que en su función de educadora ayuda a los padres a guiar a los niños por el buen camino. Muchas veces los padres no pueden hacerlo solos por diversas razones, también porque como ella muchos tiene que trabajar.

Su día de trabajo termina a las seis de la tarde. Llega la hora para su propia familia: Lea y Gerrit aguardan, quieren jugar todavía un poco antes de irse a dormir y obviamente no quieren prescindir de su cuento de buenas noches.

Después Sabine Glinke tiene sólo un poco de tiempo para ver la televisión. A las diez de la noche se va a dormir, pues mañana es una nueva jornada. Menos mal que Sabine Glinke es una mujer madrugadora.

Autor: Mehmet Smajic

Editor: Enrique López