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Robots, ¿gran ayuda en situaciones de peligro?

Fabian Schmidt / RML24 de septiembre de 2012

Los robots ayudan si el peligro es muy grande para los humanos: ante terrenos minados, vertidos químicos o un accidente nuclear. Pero al desarrollo de la inteligencia artificial le queda mucho por andar, opinan expertos.

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Un vehículo-robot del FKIE, con orugas tractoras.
Un vehículo-robot del FKIE, con orugas tractoras.Imagen: DW/Fabian Schmidt

Thorsten Lüttel participa por quinta vez en las pruebas de robots militares terrestres M-ELROB, en Thun, Suiza. El ingeniero investiga sobre sistemas autónomos en el ámbito aeroespacial. Pero su equipo de la Universidad de las Fuerzas Armadas en Múnich no se presenta esta vez con una nave propia, sino con un VW-Touareg modificado, cargado de técnica. Sensores de cámaras escanean el entorno, escáneres láser miden distancias en derredor y generan una nube de puntos en 3D. Una computadora evalúa los datos de los sensores y controla con ellos, de forma autónoma, el suministro de combustible, los frenos, la dirección y el cambio de velocidad.

Este VW-Touareg modificado tiene que demostrar, en la competencia, todo lo que puede hacer autónomamente. Para ello se le imponen tareas complejas como la prueba de persecución: “El robot no sabe a dónde debe ir, sólo que tiene que seguir a otro vehículo”, aclara el investigador.

El mapa se arma sobre el terreno

Otra prueba les exige a los robots hallar un camino de forma totalmente autónoma. Cuentan solamente con los datos de GPS de la posición de destino, pero no se les provee de mapas u otras informaciones.

Frank Höller, del Instituto Fraunhofer de Comunicación, Procesamiento de Información y Ergonomía (FKIE), en Wachtberg, al sur de Bonn, participa con un vehículo de orugas tractoras. El pequeño robot tiene que llegar a su destino a través de terrenos irregulares. Genera y emplea imágenes láser combinadas con un mapa: “El robot intenta avanzar siempre hacia su destino. Si llega a un callejón sin salida, busca otro camino en el mapa, se mueve en esa dirección y lo intenta desde ahí”, aclara Höller.

Los organizadores del concurso pueden colocar trampas en el camino: troncos de árboles, por ejemplo, u otros obstáculos aún más difíciles de reconocer para las máquinas. Entre los más complicados se hallan los grandes charcos, con una superficie que parece dura o por lo menos cenagosa, o la hierba, tan suave que un robot no la reconoce.

El escáner láser gira, recontruyendo su entorno.
El escáner láser gira, recontruyendo su entorno.Imagen: DW/Fabian Schmidt

Höller recuerda un intento anterior que ilustra muy bien las debilidades de la técnica: “Era un camino elevado y la hierba crecía a ambos lados, exactamente hasta la misma altura del camino”. Cuando el medidor láser completó su imagen panorámica, la computadora no reconoció camino alguno. Para ella todo era terreno llano, así que “el robot quedó atascado en la hierba”, cuenta.

Quien busca, ¿encuentra?

En otro ejercicio, los robots deben identificar, fotografiar y cartografiar letreros cuadrados color naranja, como los que cuelgan de vehículos pesados que transportan mercancía peligrosa. El informático Torsten Fiolka aprovecha que el lector del escáner láser no sólo ofrece información sobre distancias, sino también sobre la intensidad con que se refleja el rayo láser. “Los letreros que indican peligro reflejan más fuerte que otros objetos, así que busco objetos muy reflectantes y compruebo sus dimensiones”, explica Fiolka.

Y no se trata de juegos. La pruebas de la M-ELROB están orientadas a demostrar y comparar las capacidades de sistemas terrestres no tripulados en escenarios y terrenos realistas, en relación con necesidades del ámbito militar. Se busca promover el desarrollo de máquinas útiles para el ejército, la policía y los bomberos. Por eso, la competencia tiene lugar a la vista de los potenciales clientes. Para su organizador, Frank Schneider, del FKIE, es esencial que la robótica se oriente cada vez más hacia las necesidades de estas fuerzas. Además, “aún se le presta poca atención a la comunicación entre los sistemas y los usuarios, o sea, entre el ser humano y la máquina”, lamenta.

Esta máquina con orugas tractoras puede detectar emisiones de gas.
Esta máquina con orugas tractoras puede detectar emisiones de gas.Imagen: DW/Fabian Schmidt

Como sea, los potenciales usuarios de la técnica aún miran con ojo bien crítico a los robots: justamente en situaciones de emergencia, son aún muy inflexibles y lentos. "El hombre es más rápido y en situaciones de catástrofe cada segundo cuenta", insiste Frank Schneider. "Los robots se suelen emplear sólo en los escenarios más absolutamente peligrosos. De lo contrario, entra uno mismo con el traje protector y el aparato de medición", dice.

Andreas Ciossek, coincide. Su firma, Telerob, fabrica robots manejados por control remoto para desactivar bombas y medir gases o radioactividad. Un robot apenas puede evaluar con certeza si un edificio enfrenta peligro de derrumbe. "Si uno mismo está dentro, puede ver si una pared está abollada, oir un casi imperceptible chasquido, ver pequeñas grietas, difíciles de detectar a través de una cámara de televisión", asegura el fabricante de robots.

Actualmente, los robots siguen estando muy distantes de la verdadera inteligencia artificial, reconoce Ciossek: "Hay que olvidarse de las imágenes que nos muestran el cine o la televisión". Todo lo que allí parece posible no tiene mucho que ver con la realidad.

Autor: Fabian Schmidt / RML

Editora: Cristina Papaleo