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Reinhard Brauer, el panadero

19 de mayo de 2010

Reinhard Brauer es maestro panadero en su propia fábrica de pan. Cuando el mundo entero duerme, Brauer debe llegar el primero al trabajo para crear la masa, el elemento base del que saldrán cientos de panes al día.

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Son las dos de la mañana. A pesar de la temprana hora, Reinhard Brauer no trabaja cansado, al contrario: el maestro panadero de 60 años mezcla con energía rebosante levadura y harina en la máquina amasadora.

Un grupo coordinado

Desde poco después de medianoche, el panadero Brauer trabaja entre máquinas amasadoras y hornos. Él es el encargado de hacer la masa, por eso debe llegar el primero a la sala de amasar. Una media hora después de él llega un ayudante. Otra media hora más tarde llega el hombre encargado de poner el pan en el horno.

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De cara al horno.Imagen: DW

El panadero y sus compañeros amasan durante cinco horas panecillos, panes y pasteles. Son un equipo coordinado, y eso es importante: para las cinco y media de la mañana deben haber horneado cerca de 500 tipos diferentes de pan y derivados.

Reinhard Brauer es panadero desde hace más de 30 años. Su panadería la heredó de su padre. Una jornada de 15 horas no es nada inusual para Brauer. Cuando finalmente puede volver a casa, cerca de las 6 de la tarde, lee el periódico y se relaja con su mujer Renate: escuchan música de Rock’n’Roll, preferentemente Elvis Presley.

Las últimas vacaciones

Reinhard Brauer lleva además siete puntos de venta, y los saca adelante con la ayuda de su mujer. “Renate se encarga del empleo de las dependientas de las filiales, de la logística, de la contabilidad y de las mismas tiendas”, explica. La creciente tendencia a la industrialización de los productos panaderos no le supone ninguna angustia: “Yo ofrezco otros productos, y por eso soy más flexible”.

Además, Brauer destaca su cercanía con los clientes. “Y tengo la posibilidad de recibir información de mis clientes a través de mis empleadas, a diferencia de los vendedores industriales cuyos productos simplemente se alinean en las estanterías”, asegura Brauer convencido.

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La logística de distribución es crucial para el negocio de Brauer.Imagen: DW

El éxito del panadero también tiene su precio: a Reinhard y Renate no les queda mucho tiempo para la vida privada. La última vez que disfrutaron de unas vacaciones en condiciones fue durante su Luna de Miel, un viaje por los Balcanes hasta Turquía. Eso fue en 1975. Pero Brauer no siente melancolía por ello, y sigue lleno de ideas.

El panadero se toma con filosofía el hecho de que su hijo no quiera continuar con el negocio familiar y se haya decidido por otro camino. “Cada uno debe hacer lo que le haga feliz”, dice Reinhard Brauer sin pesar. Brauer se dedica felizmente a su panadería. Y ni él ni su mujer tienen pensado parar en mucho tiempo.

Autora: Sonila Sand

Editor: Enrique López