Agosto es un mes especial para la comunidad musulmana: se trata del Ramadán, en el que los musulmanes practican el ayuno diario desde el alba hasta que se pone el sol - cuando celebran sus banquetes.
“Aquí hay dátiles, es de las primeras cosas que se come tras romper el ayuno. Estos vienen de Túnez, y son más dulces; los de aquí son iraníes, y son muy sabrosos; nos los llevamos. Aquí tenemos carne; me encanta la carne de cordero.” Salma es una de los cerca de cuatro millones de musulmanes que viven en Alemania, y en concreto, parte de la comunidad de 30.000 musulmanes que habita en la pequeña localidad de Bad Godesberg, en Renania del Norte Westfalia.
Viéndola comprar un par de kilos de carne de cordero para una familia de tres miembros, cualquiera se sorprendería al saber que es una fiel seguidora de las tradiciones del Ramadán desde que tenía 10 años. Y es que cuando el sol se pone, el ayuno del Ramadán toca a su fin, y la costumbre es reunirse con invitados y amigos para celebrar las fechas con un buen banquete.
Durante el Ramadán, es tradición realizar cenas para invitados tras la ruptura del ayuno diario.
Su marido, Yamen, lo explica: “Cuando se tiene hambre, uno se da cuenta de lo duro que es pasar hambre, y siente ganas de ayudar a los demás. Por eso, es un buen acto el preparar comida para otros.”
Reglas sagradas
No en vano, la generosidad es uno de los pilares del Ramadán. Siguiendo los preceptos del profeta Mahoma, durante estas fechas también se deben incrementar las lecturas del Corán y las prácticas religiosas. Es obligatorio tomar algún alimento por la madrugada, siempre antes del "Fayr" o inicio del tiempo de la primera oración del día, y se debe romper el ayuno inmediatamente después de la puesta del sol y al comienzo del tiempo de la oración del anochecer.
Entretanto, los fieles deben abstenerse de cualquier alimento o bebida, así como de todo lo que contradice el ayuno en lo moral: malas palabras, malos actos o malos pensamientos.
Lejos de perder negocio, los bazares y restaurantes se adaptan al mes del Ramadán.
Excepciones
Por supuesto, se trata de una práctica dura que no todas las personas pueden llevar a cabo. Existen casos en los que una persona está exenta de mantener el ayuno: mujeres embarazada, en período de lactancia o durante la menstruación, enfermos mentales, ancianos débiles y menores de edad. Para éstos, el Ramadán es una opción, no una obligación.
Para el joven Hakam, de 12 años, este es su primer año, y ya ha adquirido una sabiduría, fruto de la experiencia: “Cuando se hace deporte, y se tiene sed, no se está permitido beber agua. Por eso, durante el Ramadán la gente no mueve mucho y se queda en casa, jugando al ordenador o con la Playstation (risas)”.
El Ramadán tiene, por supuesto, sus comidas y recetas típicas, y nosotros en nuestras audiorecetas no hemos querido perder la oportunidad de presentar uno de los platos más representativos de esta tradición: una sopa harira, que contiene todo lo que necesita el cuerpo: proteínas, hidratos de carbono, y vitaminas. Y un sabor auténtico.
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