1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

¡Que vivan los barbudos!

20 de agosto de 2004

Una barba hace parecer a los hombres más simpáticos, inteligentes, convincentes y educados. Tal fue por lo menos el resultado de un experimento en Alemania.

https://p.dw.com/p/5Sut
Karl-Heinz Hille, alemán campeón de los barbudos: ¿más simpático?Imagen: AP

¡A no rasurarse nunca jamás! Además de ahorrar tiempo y dinero, la renuncia a afeitarse tiene para los hombres numerosas ventajas. Por lo menos ésa fue la conclusión a la que se llegó en la Universidad de Kiel.

Fidel Castro
El barbudo latinoamericano por antonomasia.Imagen: AP

Para una tesis de diploma, la estudiante Bárbara Strauss presentó a 85 compañeros universitarios fotos de 48 hombres, de los cuales la mitad lucían barbas. La tarea era hallar expresiones de emoción en los rostros retratados.

El quid de la cuestión era que en ninguno de los 48 retratos se reflejaba emoción alguna, ningún rictus, ningún enojo, ninguna sonrisa, ninguna ironía: todo miraban con la misma falta total de expresión.

Mucho más simpáticos

"Lo interesante del caso es que, no obstante, los barbados fueron calificados por los evaluadores en forma mucho más positiva que los rasurados", dice la psicóloga Kerstin Panhey, que acompañó el estudio.

"Evidentemente, los evaluadores vieron emociones donde ninguna había, sólo por el hecho de que las personas llevaban barba", agrega.

Mientras que con los rasurados fueron asociadas sentimientos sobre todo negativos, los barbudos desataron en los evaluadores algunas pocas emociones negativas, pero también muchas positivas.

Barba y sexo

Por si fuera poco, los evaluadores, de ambos sexos, concluyeron que los barbudos producían en ellos la impresión de ser en promedio más convincentes, masculinos, simpáticos y educados.

Lo que no se sabe es si los barbudos también resultan más atractivos para el sexo opuesto, porque ello no fue objeto de investigación. "Eso no lo preguntamos", dice la científica, cuyo principal tema es el papel de las emociones en la credibilidad de que gozan o no los seres humanos.