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Putin, relegado a sus fronteras

Michael Knigge/ JAG27 de marzo de 2014

Rusia es un poder regional, dijo Barack Obama, para sorpresa de algunos, en el marco de su gira europea. El presidente estadounidense podría tener razón, opina Michael Knigge, periodista de DW.

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Rumänien Russland NATO-Gipfel in Bukarest Rede Putin
Imagen: picture-alliance/dpa

Barack Obama no suele decir palabras en vano. Supuestamente, escogió conscientemente las que utilizó en la conferencia de prensa de Holanda. Sus declaraciones indican un cambio de estrategia. Hasta ahora, el presidente de EE.UU. negociaba con Rusia al mismo nivel en el escenario internacional. Pero hace ya tiempo que Moscú no está a la altura.

Ahora es el momento de terminar. La estrategia que preveía arropar a Rusia dentro de un nuevo orden mundial tras el fin de la Guerra Fría fracasó. Obama puede estar satisfecho de haber hecho lo posible para mantenerla. Precisamente por su oferta de renovar las relaciones con Rusia en 2009 sufrió ataques por parte de los republicanos. E incluso Putin le dio calabazas.

Desde el punto de vista de Obama, la anexión de Crimea fue la gota que colmó el vaso. La consecuencia es que, a partir de ahora, Washington tratará a Rusia exactamente como merece en el escenario internacional. Como un poder regional y no como un rival global de Estados Unidos. Un análisis acertado por parte de Obama ya que, aunque quiera jugar como poder mundial, Rusia no está en la misma liga que EE.UU.

Michael Knigge, redactor de DW.
Michael Knigge, redactor de DW.

No hay rival

El Producto Interior Bruto ruso de 2012 es el mismo que el de EE.UU. en 1981. En el nuevo ranking mundial de la competencia, Rusia está en el puesto 64, antes de Sri Lanka, mientras Estados Unidos ocupa la quinta posición. En el índice de corrupción de transparencia internacional, Rusia quedó relegada al puesto 127, mientras Estados Unidos está en el 19. E incluso teniendo en cuenta el número de patentes, EE.UU. gana con diferencia con diez veces más patentes que Rusia.

En el plano militar, ni Rusia ni cualquier otro país del mundo serían contrincantes de peso para Estados Unidos. Su gasto militar es más alto que el de los siguientes diez países de la lista juntos y el alcance global de sus fuerzas de ataque no tiene comparación. Incluso en cuanto a aspectos sociales, Estados Unidos supera pese a su fama a Rusia. La mortalidad infantil es más alta y la esperanza de vida mucho menor que Estados Unidos. En los últimos años, Rusia superó incluso a EE.UU. en cuanto a desigualdad de ingresos en los países industrializados.

Mensajes moderados

Dichos indicadores unidos al problema demográfico de Rusia y a la disminución de su esfera de intereses tras a caída del muro demuestran que, aunque a los rusos no les guste oírlo, Obama tiene razón. El discurso incluso se podría calificar como moderado. Peor hubiese sido señalar a Rusia como una potencia en caída libre. La valoración del presidente estadounidense es acertada al considerar las amenazas y medidas contra sus vecinos como un símbolo de debilidad y no de fuerza. Las intenciones de Putin de anexionarse Crimea con su base militar simbolizaron la duda más que una muestra de fortaleza global.

Actualmente, la lucha por el poder mundial ya no se hace en el plano militar, sino en el económico. Cuando un superpoder quiere demostrar fuerza, enviar tropas es la última opción. Y a diferencia de Rusia, a EE.UU. todavía le quedan muchas armas en el arsenal. Para hacer recapacitar a Rusia, Washington sólo tendría que ordenar bloquear las tarjetas Mastercard y Visa de las élites de Moscú. Por lo tanto, el mensaje está claro. Con un solo clic, Washington puede herir donde duele al Kremlin y sus mandatarios: en la billetera. Pero habrá que esperar al futuro para ver si Putin lo entiende. No sólo por su interés particular, sino también por el de su pueblo y sus vecinos. Puesto que no tendrá una segunda oportunidad.