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El proceso a Hoeness preocupa al Bayern

Daniel Martínez10 de marzo de 2014

En el juicio por evasión de impuestos al presidente del Bayern, Uli Hoeness, la gran pregunta no es si él es o no inocente, sino con cuánta severidad será castigado. La afición del club calla y espera la sentencia.

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Imagen: Reuters

Los aficionados del Bayern se cuentan entre aquellos que con más expectativa esperan el fallo del tribunal de Múnich a cargo del caso de Uli Hoeness. A diferencia de lo sucedido en abril del año pasado, cuando, casi como en un acto reflejo, saltaron a defender al presidente del club de sus amores al conocerse que se le imputaba el delito de evasión fiscal, en esta oportunidad han preferido guardar una prudente distancia.

El giro de la actitud de la afición del Bayern ha sido propiciado por los hechos que han sido dilucidados en el transcurso de estos meses y por el entendimiento público de que el proceso no se realiza para esclarecer una sospecha, sino para decidir qué castigo se le inflige a una culpa reconocida. El caso de evasión de impuestos por el cual responde Uli Hoeness ante la Justicia hace casi imposible cualquier sentencia que lo declare “inocente”, y, de hecho, su defensa tampoco parece perseguir ese fin que, de acuerdo al orden legal vigente en Alemania, podría resultar “utópico”.

Una base dividida

Distintos sectores de la afición contactados por Deutsche Welle anunciaron que guardarán silencio y no comentarán la situación de Hoeness hasta que no se conozca el fallo definitivo en su proceso judicial. Y es que la base social del Bayern está dividida, pues así como todavía hay una mayoría dispuesta a cerrar filas detrás de su presidente, “pase lo que pase”, también hay un grupo creciente de hinchas y socios del club de Múnich que no desean apoyarlo “incondicionalmente”. A falta de un consenso en torno al caso, la decisión ha sido callar.

En lo que sí han coincidido los hinchas es en separar totalmente -en este caso particular- al Bayern de Uli Hoeness. Para ellos, el enjuiciado es una persona privada que enfrenta un proceso respondiendo a cargos presentados contra una personal natural. El juicio, según su evaluación, no envuelve de ninguna forma al internacionalmente famoso club de fútbol alemán, y mucho menos al funcionario que lo preside.

Su apreciación: quien se presenta ante el estrado es el ciudadano Uli Hoeness, y no Uli Hoeness como representante del Bayern. Por eso los hinchas no se hicieron presentes ante la corte para demostrar su solidaridad con el acusado al iniciar el juicio, así como tampoco han planeado una acción de respaldo -con pancartas, mensajes o coreografías- para los próximos partidos del Bayern en el estadio Allianz Arena.

El futuro del Bayern depende de un juez

Pancartas como estas ("Todos somos Uli" y "Gracias Uli Hoeness") no se verán pronto en el estadio.
Pancartas como estas ("Todos somos Uli" y "Gracias Uli Hoeness") no se verán pronto en el estadio.Imagen: Getty Images

Aún así, la base del club no ha dejado de lado el análisis de las repercusiones que tendrá la sentencia en el futuro del que actualmente es considerado como el mejor equipo de fútbol del mundo, y una vez se de a conocer el fallo, sea este cual fuere, planean hacerse escuchar.

En la pasada asamblea general del Bayern, el propio Hoeness anunció que una vez concluido el proceso jurídico serán los socios los que decidirán, en una sesión extraordinaria, qué pasará con sus cargos en el club. Los aficionados están preocupados por los efectos colaterales, a mediano y largo plazo, que podría causar remover a Hoeness de la presidencia, una medida que desearían evitar por considerarla -según conoció Deutsche Welle- “extrema y llena de riesgos”.

Lo que pase con Uli Hoeness, el hombre privado, y, por defecto, con el presidente del Bayern Múnich, repercutirá en el club. El fallo del juez encargado del caso de evasión de impuestos terminará moldeando la cara que tendrá el Bayern en los próximos años.

Si el fallo envía a Uli Hoeness a la cárcel -lo cual jurídicamente es perfectamente posible-, el club perdería al hombre que le dio forma e hizo de él un famoso producto, fruto del trabajo de “la gran familia bávara” (Franz Beckenbauer, Karl Heinz Rummenigge, Paul Breitner, Gerd Müller y él mismo). Los aficionados temen que el equipo insignia alemán, sin Hoeness, se aleje aceleradamente de sus raíces y empiece a comportarse cada vez más como una empresa del fútbol gigante e impersonal.

La inocencia perdida

Esa transformación, que de todas formas parece inevitable, sería moderada con mayor tacto por Hoeness, quien desea conservar la línea que él mismo instauró en el Bayern: las exestrellas del equipo deben llegar a la administración del club. Los hinchas quieren ver en pocos años en la mesa directiva del Bayern a Oliver Kahn, Mehmet Scholl, e incluso a Philipp Lahm y Bastian Schweinsteiger.

Todo eso dependerá de la dureza del castigo (cárcel o multa) que imponga el juez del proceso por evasión de impuestos. El destino del Bayern Múnich, como club, está inevitablemente atado a la valoración que la Justicia haga de la gravedad de la culpa de Uli Hoeness, un hombre que se presenta ante al estrado con la inocencia perdida.