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¿De qué está hecha la fuga?

Brigitte Osterath/ Luna Bolívar29 de marzo de 2012

Barcos antiincendios navegan en el Mar del Norte: la fuga de gas en la plataforma de la energética Total amenaza con provocar una gran explosión. Pero, ¿de qué está compuesto el escape y qué consecuencias podría tener?

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La plataforma Elgin se encuentra a 240 kilómetros de la costa.
La plataforma Elgin se encuentra a 240 kilómetros de la costa.Imagen: picture-alliance/dpa

En toda esta historia, hay una sola cosa que está clara: desde el domingo (25.03.2012) brota gas del fondo del Mar del Norte. Por lo demás, se especula. Acerca de la composición química de la fuga no existen datos oficiales. Lo más probable es que se trate de gas ácido y condensado de gas natural, ya que es lo que se explota en esta zona, explica Jürgen Messner, experto de la alemana Institución Federal para las Ciencias Geológicas y las Materias Primas, con sede en Hannover.

El condensado de gas natural se licua a alta presión y su estructura es similar a la de la gasolina. “Suponemos que es él el responsable de la mancha de crudo sobre el agua”, dice Messner, una fina capa aceitosa que se extiende a lo largo de 4,8 kilómetros cuadrados de superficie marina. El gas ácido está formado principalmente por gas natural y en un pequeño porcentaje por el extremadamente venenoso y maloliente ácido sulfhídrico.

Una mezcla altamente explosiva

“La mezcla de gas ácido y oxígeno es altamente explosiva”, recuerda Messner. En la concentración adecuada, la combinación podría hacer volar por los aires la plataforma al completo.

El hecho no se descarta. La energética Total ha retirado a todo el personal de Elgin y también el consorcio Shell ha evacuado sus dos islas vecinas. En las tres millas que rodean el lugar del accidente se mantiene cortado el tráfico aéreo, y en dos millas el marítimo. Sólo barcos antiincendios patrullan ahora en estas aguas. En ellas, “el fuego debería evitarse a toda costa”, añade Messner. Pero a menos de 100 metros del punto de fuga arde una llamarada.

El ácido sulfhídrico, un gran peligro

“El mayor peligro para los organismos vivos lo representa el ácido sulfhídrico”, indica Ulrich Sommer, del Centro Helmholtz para la Investigación Oceánica de Kiel, en el norte de Alemania. En el ser humano, este gas incoloro y venenoso destruye la hemoglobina, responsable del transporte de oxígeno a través de la sangre. En altas dosis, el ácido puede ser mortal, y eso no sólo para el hombre sino para los restantes seres vivos.

La fuga amenaza al ecosistema del Mar del Norte.
La fuga amenaza al ecosistema del Mar del Norte.Imagen: picture alliance / dpa

Amplias áreas en torno a Elgin podrían perecer, advierte Stephan Lutter, de la organización ecologista WWF. “Si, como se supone, el escape se alarga en el tiempo, el ecosistema del Mar del Norte quedaría gravemente dañado”, asegura. De la cantidad de ácido sulfhídrico que se diluya en el agua dependerá la gravedad de deterioro, apunta Sommer, lo que a su vez está relacionado con el tamaño de las burbujas que elevan el gas ácido desde las profundidades: las grandes suben con más rapidez y entran menos en contacto con el agua. Una vez en la superficie, el gas se disuelve rápidamente.

Amenaza para los peces, para las aveces

La plataforma Elgin se encuentra a 240 kilómetros de la costa. Para la población en tierra firme, la fuga no supone una amenaza, coinciden en señalar los expertos. Para la vida en sus cercanías no puede decirse lo mismo. Los peces que se topen con las burbujas de gas ácido podrían sufrir embolias pulmonares; las aceitosas manchas sobre el mar suponen un peligro para las aves.

Para aves, peces y pescadores el accidente es un peligro de consecuencias difíciles de calcular.
Para aves, peces y pescadores el accidente es un peligro de consecuencias difíciles de calcular.Imagen: picture-alliance/ dpa

Por suerte, “las bacterias se comen los hidrocarburos”, dice Sommer, aunque su ingestión provoca otros productos secundarios en ocasiones igualmente nocivos. Y además, cabe contar con otro problema: el metano. “El metano es un gas de efecto invernadero veinte veces más potente que el dióxido de carbono”, una verdadera amenaza para la atmósfera, hace ver Sommer.

“La situación es realmente incómoda”, resume Messner. Según Total, frenar la fuga podría llevar hasta seis meses, aunque también existe la posibilidad de que ésta se pare por si sola. En cualquier caso, concluye Messner, como tantas veces en estos casos “habrá que esperar antes estar en condiciones de valorar la dimensión de los efectos de este accidente”.