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Once aliados del impuesto a las transacciones financieras

Riegert, Bernd / RML10 de octubre de 2012

Once países de la zona euro quieren aplicar el impuesto a las transacciones financieras al que el resto del bloque se rehúsa. Apuestan por una “cooperación reforzada” e ingresos por miles de millones… en algún momento.

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Críticos del mercado y la globalización como el grupo ATTAC, exigen la medida como una vía para disciplinar a los mercados financieros.
Críticos del mercado y la globalización como el grupo ATTAC, exigen la medida como una vía para disciplinar a los mercados financieros.Imagen: dapd

Los 27 ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) desaprobaron desde marzo la aplicación del impuesto a las transacciones financieras, sobre todo por la fuerte oposición de Reino Unido y Suecia. El titular sueco del ramo, Anders Borg, aseguró en Luxemburgo que la “peligrosa” medida afectaría el crecimiento de su país.

El impuesto tampoco salió airoso en el más reducido grupo de 17 miembros de la zona euro. Luxemburgo y Holanda se opusieron, alto y claro. “Contamos con tres estudios independientes que afirman que un impuesto a las transacciones financieras tendría consecuencias catastróficas para Holanda. ¡Así que estamos en contra!”, aclaró con vehemencia Jan Kees de Jager, el ministro de Finanzas holandés.

Alemania y Francia por el sí

Olli Rehn, el actual comisario Asuntos Económicos y Monetarios, está decepcionado con la falta de acuerdo en torno al tema en la UE. De conjunto con sus colegas de la Comisión Europea, el finlandés presentó hace ya un año un proyecto de ley para un impuesto común a las transacciones financieras. Rehn propone gravar el negocio con acciones con un 0,1 por ciento de su facturación. Al comercio con derivados especulativos se le aplicaría un impuesto menor, del 0,01 por ciento.

Anders Borg, ministro de Finanzas de Suecia, un firme opositor.
Anders Borg, ministro de Finanzas de Suecia, un firme opositor.Imagen: dapd

El impuesto, por supuesto criticado por los agentes de bolsa, inversores y fondos de inversión libre (hedge funds) podría ingresar unos 57.000 millones de euros a las arcas de los países miembros de la UE. Para combatir la fuga de inversores y empresas de la zona euro el impuesto debería aplicarse con independencia de la localización geográfica de la transacción. Pero Olli Rehn no ha llegado muy lejos tras un año de esfuerzos por convencer a los opositores de la medida: “Lamento que no hallamos obtenido respuestas positivas, ni en el marco del G20 ni en la UE”, ha dicho.

Defensores y detractores están plantados, inamovibles, en sus irreconciliables trincheras ideológicas. Críticos del mercado y la globalización como el grupo ATTAC, exigen la medida como una vía para disciplinar a los mercados financieros. Economistas liberales como el ministro de Tesoro de Estados Unidos, no quieren ni oírla mencionar.

El gobierno socialista de Francia introdujo en el verano su propia versión light del impuesto. También el ministro alemán de Finanzas, el conservador Wolfgang Schäuble, defiende el impuesto desde hace casi un año; pero –mientras la oposición exige al Parlamento su aplicación–, los socios liberales de la coalición de gobierno se oponen.

El grupo de "los once"

Wolfgang Schäuble y su colega francés Pierre Moscovici se han aliado ahora para introducir el impuesto al menos en una parte de los 17 países miembros de la zona euro. Apuestan por la "cooperación reforzada" que contemplan los tratados de la UE, para temas en los que al menos nueve miembros logren ponerse de acuerdo. En la cita de ministros de Finanzas de esta semana en Luxemburgo, once países se declararon dispuestos a cooperar: Austria, Bélgica, Portugal, Eslovenia, Francia, Alemania, Grecia, Italia, España, Estonia y Eslovaquia. “La iniciativa de Francia y Alemania ha vuelto a tener un buen resultado. Los demás esperan prácticamente por que demos el ejemplo”, aseguró Schäuble.

Algunos miembros de la UE han aplicado ya sus propias medidas impositivas a los mercados financieros, aunque con modelos muy diversos. El propio Reino Unido tiene su "Ley del Timbre", un impuesto que sólo se aplica a una pequeña parte de las transacciones en la Bolsa de Londres.

Wolfgang Schäuble, ministro de Finazas de Alemania, apuesta por una "cooperación reforzada".
Wolfgang Schäuble, ministro de Finazas de Alemania, apuesta por una "cooperación reforzada".Imagen: dapd

También la titular austriaca del ramo, Maria Fekter, defiende la medida como fuente de ingresos y “malla de seguridad” para el bloque. Para Fekter, se trata además de una vía para que los mercados financieros participen de su propio aseguramiento: “de la reestructuración de los bancos para reducir su montaña de deudas”, por ejemplo, de todo aquello que hasta ahora está pagando el contribuyente. Pero, incluso si esta iniciativa de “los once” da resultado, el impuesto podría tardar varios años en hacerse efectivo. El Parlamento Europeo tendría, como sea, la ultima palabra.

Autor: Riegert, Bernd / rml

Editor: José Ospina Valencia