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"Ojalá no tuviera que volar ahora"

Astrid Prange (JOV/LG)24 de marzo de 2015

Tras el accidente de Germanwings dominan el luto y la incredulidad. Los familiares de las víctimas y el personal de la aerolínea se aferran a la rutina y las estadísticas. Informa Astrid Prange, desde Düsseldorf.

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Asistentes con familiares de pasajeros del avión siniestrado en el aeropuerto de Düsseldorf.
Asistentes con familiares de pasajeros del avión siniestrado en el aeropuerto de Düsseldorf.Imagen: Reuters/I. Fassbender

Una madre con su bebé es la única que acierta a expresar los sentimientos que reinan: “Todos lloran porque están tristes”, explica esta mujer, que perdió a dos de sus amigas en el accidente de Germanwings.

La noticia del desastre parece haber silenciado todos los pasillos del aeropuerto de Düsseldorf. El personal de Germanwings atiende cabizbajo a los pasajeros, Los pilotos, auxiliares de vuelo y el personal en tierra de la filial de Lufthansa en Düsseldorf van con ojos llorosos.

Los mostradores de atención al público de Germanwings son ahora vigilados por una fila de policías. Los agentes buscan impedir que se hagan tomas de los mostradores de la compañía. También un equipo de asistentes con chaleco azul claro, el llamado “Grupo de Atención del Aeropuerto”, espera frente a los mostradores a familiares y víctimas del siniestro.

"Yo creo en las estadísticas…”

“Aquí esperamos a los allegados para entregarlos a un equipo de asistentes”, dice Dag Dernbach, de Lufthansa. A pesar de todo, “todo sigue su curso normal”, afirma, con rostro como petrificado. Como el de los familiares de las víctimas que van llegando, poco a poco, a buscar información.

Al mismo tiempo, como consecuencia del accidente, son anulados o se retardan cada vez más vuelos. A pesar de que se forma una larga cola frente a los mostradores, los pasajeros esperan pacientemente su cambio de vuelo, disciplinados y en silencio.

Una joven experta en informática busca ser objetiva: "Yo creo en las estadísticas, según las cuales no va a ocurrir ahora otro accidente", dice mientras recibe la nueva tarjeta de embarque.

Para dos chicos españoles empero, el mundo parece haberse derrumbado. Los españoles, incrédulos, pálidos y desorientados, son acompañados hacia la sala VIP del aeropuerto. Los chicos no parecen aún querer creer que perdieron a sus familiares en el avión caído.

En la zona de llegadas se despliega un impresionante operativo de asistencia: ambulancias, médicos, bomberos y psicólogos acogen a los familiares que son protegidos de las miradas de espectadores y cámaras de televisión.

El trabajo de las azafatas continúa

Luto en el aeropuerto de Colonia
Luto en el aeropuerto de ColoniaImagen: Reuters/W Rattay

Poco a poco se llena la sala. Más y más familiares de los pasajeros llegan a este refugio. Una azafata de Germanwings en traje púrpura va por el salón a toda prisa, con la cabeza inclinada. "Realmente quiero saber por qué el avión se estrelló", dice la joven. "Dos de mis amigos iban allí." Y entonces dice en voz baja: "Ojalá no tuviera que volar ahora. Por fortuna, sólo tengo que hacerlo hoy dentro de Alemania…".

El temor cunde entre los auxiliares de vuelo de Lufthansa. "Ya no me siento segura en mi trabajo", gime una azafata de 20 años de edad, que vuela, a menudo, largas distancias. Hasta ahora, era ella la que tranquilizaba a los pasajeros... hoy es ella misma la ha perdido la confianza en la seguridad sobre las nubes.