Este año, la ciudad portuguesa Guimaraes y la eslovena Maribor son capitales europeas de la cultura. Y eso, naturalmente, incluye la cocina. Es momento de viajar para comprobarlo nosotros mismos. Hoy visitamos Maribor.
Maribor es la segunda ciudad más grande del país después de su capital, Liubliana, y está situada en la región de Baja Estiria, cerca de la frontera austriaca. Por estar en esta región, Maribor guarda una relación agridulce con Alemania. Y es que, antes de la Primera Guerra Mundial, el ducado de Estiria era parte del Imperio Austrohúngaro, y era una zona habitada mayoritariamente por alemanes.
Durante la guerra, los eslovenos fueron perseguidos, y estos roces acabaron en un afán de “desgermanización” que acabó con la mayor parte de la presencia alemana en la región para el año 1930. A principios de los años 40, no obstante, Maribor volvió a ser parte de Alemania bajo el mando de Hitler, y fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial.
La denominación de Capital Europea de la Cultura puede servir como “cura” al mal que azota a la región eslovena donde se sitúa Maribor.
Cicatrices que perduran
La ciudad de Maribor ha quedado marcada por todos estos trágicos sucesos, y es uno de los motivos por los que, según el director del programa cultural de Maribor de este año Mitja Cander, la denominación de Capital Europea de la Cultura puede servir como “cura” a este mal.
“Mucha gente aquí, en Maribor, se encuentra en estado de depresión o letargo, o ha dejado de moverse. Queremos impulsar a esta gente, también. Nuestra herramienta es la creatividad como oportunidad.”
Mitja Cander, director del programa cultural de Maribor.
Y para el paladar...
Desde el punto de vista gastronómico, los puntos fuertes de Maribor son el vino y las manzanas. No en vano, una de las principales atracciones con las que cuenta es la viña más antigua del mundo, con 440 años de antigüedad. Entre los platos más populares de la ciudad está la sopa de setas con puré de trigo sarraceno, el mondongo, las bolitas de queso y el strudel de manzana.
Hoy en nuestras audiorecetas vamos a preparar una deliciosa y especial tarta de queso muy típica de la ciudad de Maribor: la llamada Gibanica. ¡Ojo, que tiene su complicación!
Tarta de queso eslovena “Gilbanica”
Ingredientes
Para el relleno de manzana
½ kilo de manzanas ralladas
200 g de azúcar
½ cucharadita de canela
1 cucharada de jugo de limón
125 g de migas de pan
Para el relleno de queso dulce
125 g de pasas empapadas en ron
1/5 kg de queso de cuajada Cottage
375 ml de crema ácida
200 g de azúcar
1 cucharadita de vainilla
Para el relleno de semillas de amapola
400 g de semillas de amapola machacadas
200 g de azúcar
Entre 125 y 250 ml de leche caliente
Para el relleno de nuez
1/5 kg de nueces machacadas
200 g de azúcar
2 cucharadas de leche caliente o más, si hace falta
Para la cubierta de crema ácida
2 huevos grandes batidos
375 ml de crema ácida
2 cucharadas de azúcar
½ kg de masa de hojaldre
100 g de mantequilla derretida
Preparación
Mezclar bien los ingredientes de cada uno de los rellenos en cuencos separados hasta que sean mezclas homogéneas y se puedan extender sin problemas.
Untar un molde de tarta con algo de mantequilla derretida y colocar en él una base de hojaldre, dejando que cuelgue por los lados. Untar con mantequilla y repetir el proceso con otras dos capas de hojaldre.
Colocar encima la mitad de la mezcla de semillas de amapola y colocar dos capas de hojaldre untadas con mantequilla encima. A continuación, colocar la mitad del relleno de queso y colocar otras dos capas de hojaldre untadas encima. Lo mismo con la mitad del relleno de nuez, y finalmente colocar encima de las últimas dos capas de hojaldre todo el relleno de manzana.
Repetir el proceso colocando la mitad restante del relleno de semillas de amapola, queso y nuez. Tapar con otras dos capas de hojaldre y cortar lo que sobre en los bordes. Cubrir con la cubierta de crema ácida, hacer agujeros en la tarta con un cuchillo y meter al horno eléctrico precalentado a 160ºC, a fuego medio en horno a gas, durante una hora, hasta que la cubierta tome un color marrón dorado.
Servir a temperatura ambiente.
Autora: Lydia Aranda Barandiain
Editor: Enrique López Magallón