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Los propietarios del fútbol alemán

Daniel Martínez22 de septiembre de 2013

¿A quién le pertenece el fútbol alemán? ¿Quiénes son los propietarios de los clubes y del torneo? Deutsche Welle los invita a dar una mirada tras el telón de la Bundesliga.

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Imagen: Getty Images

La Bundesliga gana día a día en prestigio internacional y cada vez más aficionados a nivel internacional siguen de cerca el acontecer en los estadios de Alemania. Los clubes, sus entrenadores y jugadores son conocidos en los rincones más remotos del planeta, pero poca gente sabe a quién le pertenece de verdad el balompié teutón, un negocio que en el último año movió más de 2.000 millones de euros.

El torneo: una propiedad compartida

En el fútbol alemán hay que distinguir dos estructuras de propiedad diferentes: la del torneo de la Bundesliga, y la de los clubes que la componen y participan en la disputa del título que se otorga año tras año.

Los dueños del campeonato alemán son, por un lado, los propios clubes de fútbol profesional que toman parte en él. Agrupados en la Federación de la Liga, crearon en el año 2001 una organización cuyo nombre es Liga de Fútbol de Alemania (DFL) que se encarga tanto de la organización del torneo como de la comercialización del mismo.

Por otra parte y como “copropietaria”, está la Federación Alemana de Fútbol (DFB), que agrupa a más de 26.000 clubes de fútbol amateur y cuenta con casi siete millones de socios. La DFB fue la organizadora exclusiva del campeonato de la Bundesliga hasta el año 2004, cuando aceptó ceder sus derechos a la DFL.

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DFB.

Esa copropiedad de la Bundesliga no vale para las otras dos competencias más importantes del balompié germano: la Copa Alemana, es potestad de la DFB; la Supercopa de la DFL, es decir, de los equipos.

Aficionados al mando

Los estatutos del fútbol alemán contemplan la prohibición de que la propiedad de un equipo profesional esté en manos de una única persona o empresa. Esta regla, conocida popularmente como 50+1, estipula que mínimo el 51% del club debe pertenecerle a aficionados con voz y voto. Así Alemania ha evitado fenómenos como los que son comunes en el balompié ingles, donde inversionistas particulares se han apoderado completamente de clubes tradicionales.

Pero hay dos excepciones: Leverkusen, que le pertenece a la multinacional farmacéutica Bayer, y Wolfsburgo, en manos de la compañía automotriz Volkswagen. Ambos equipos no funcionan bajo la regla 50+1 ya que esta entró en vigencia a partir de 1999, fecha para la cual ambas empresas eran ya dueñas de los clubes.

El principio de democratización de la propiedad de los equipos en el fútbol alemán, basado en el total control por parte de los aficionados, se cumple en la mayoría de los clubes adscritos a la DFL. Aún así una minoría, curiosamente compuesta por algunos de los clubes más poderosos de la Bundesliga, ha conseguido “flexibilizar” a su favor la norma.

En Dortmund, por ejemplo, el 100% de los votos en la asamblea general los poseen los aficionados, pero apenas un poco más del 7% del capital es propio. El resto es de los accionistas: este es el único club en Alemania que cotiza en la bolsa de valores. En otros casos se ha vendido un porcentaje del club a terceros. Adidas y Audi poseen el 18 por ciento del Bayern; la Sociedad de Amigos del Eintrach y lo corredora de bolsa Staubing el 31% del Fráncfort; y el 19% del Ingolstadt es de su directivo, el empresario Peter Jackwerth.

Los mecenas

Pese a la regla del 50+1 hay un par de casos en el fútbol alemán en el que ricos aficionados, o simplemente inversores aventureros, han asumido con mayor o menor éxito el completo control del club gracias a una permanente inyección de dinero.

Este es lo que sucede en el Hoffenheim donde el multimillonario alemán Dietmar Hopp posee el 49 por ciento de los votos al tiempo que es suyo el 96 por ciento del capital total del club. Ello implica que si bien no puede tomar decisiones individualmente, su influencia es inmensa pues el equipo prácticamente dejaría de existir sin su dinero.

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Dietmar Hopp.Imagen: picture-alliance/dpa

Algo similar ocurre en el 1860 Múnich, club en el que el empresario jordano, Hasan Ismaik, aporta el 60 por ciento de los recursos financieros pese a que formalmente solo representa al 49 por ciento de los votos en la asamblea general.

La Bundesliga también tiene espacio para otro tipo de “propietarios aclandestinos”. Empresarios o aficionados adinerados que aportan recursos y a cambio reciben la oportunidad de ser parte del proceso de toma de decisiones del club. Así por ejemplo el caso del Hamburgo y el empresario Klaus-Michael Kuehne que ha prestado capital para diversos proyectos y cofinanciado el fichaje de varios jugadores, entre ellos el del peruano Paolo Guerrero y el de la estrella holandesa Rafael van der Vaart.