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Caballos, migración y guerra

Eva Usi (EL)4 de mayo de 2015

“Lapidarium“, instalación del artista mexicano Gustavo Aceves, aborda la muerte de migrantes y recuerda que la pobreza provocó una guerra en Europa cuyas heridas no han cerrado 70 años después.

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Imagen: Reuters/H. Hanschke

La Pariser Platz, epicentro arquitectónico de Berlín de una hectárea y media de extensión a un lado de la Puerta de Brandenburgo, tiene un aire mediterráneo estos días con la llegada de veinte caballos sobredimensionados hechos de mármol antiguo, bronce, acero y granito, algunos de hasta seis metros de alto.

A primera vista los animales tienen un parecido a los cuatro caballos helénicos que conforman la cuadriga que cabalga sobre la Puerta de Brandenburgo, obra del escultor Johann Gottfried Schadow que data de 1793. Pero observándolos con atención se revelan como testimonios silenciosos de una barbarie. En sus costillas esconden cráneos humanos, transportan cadáveres, en su piel llevan cicatrices e inscripciones que hablan de guerra, uno de ellos muestra palabras en árabe y en sus entrañas cuelga una burka de bronce que alude a la prisión que sufren las mujeres en algunos países musulmanes. Son caballos de Troya en tiempos de guerra.

Gustavo Aceves posa al lado de una de sus obras.
Gustavo Aceves posa al lado de una de sus obras.Imagen: DW/Eva Usi

Migración y guerra

La instalación es una exposición itinerante que ha comenzado en Berlín y ha sido elegida para conmemorar en la capital alemana el fin de la Segunda Guerra Mundial hace 70 años. Para el pintor y escultor Gustavo Aceves, el drama migratorio que se vive actualmente en muchas regiones del mundo y la Segunda Guerra Mundial tienen un hilo conductor. “Fue una crisis económica lo que provocó una guerra cuyas cicatrices no terminan de cerrarse. Por tanto si no hay una profunda reflexión de las autoridades y de la sociedad en su conjunto, eso que creemos que es historia puede volver a repetirse. Eso para mi es importantísimo que lo hayan entendido las autoridades alemanas y que por eso hayan permitido una instalación en un espacio histórico en una fecha como ésta“.

La instalación es un proceso de transformación que surje de una primera pieza de granito que alude a las pinturas rupestres. Otro equino esculpido en mármol está compuesta por cráneos humanos. La instalación parte de una pieza arcaica que ina en una escultura tribal africana. “Es mitad africano mitad indígena“, señala Aceves y explica que buena parte de la exposición descansa sobre durmientes antiguos que denuncian el paso del tren llamado La Bestia, que recorre México del sur al norte y que las autoridades mexicanas suspendieron en un intento por detener el paso de inmigrantes.

Caballos de Troya que llevan cadáveres en su interior.
Caballos de Troya que llevan cadáveres en su interior.Imagen: DW/Eva Usi

Migración hacia el oeste

Esa primer obra de seis metros de altura que mira hacia el oeste, señalando la dirección de uno de los mayores flujos migratorios está a la retaguardia de la cabalgata simbólica de los animales. Encuentra su contrapunto en la última pieza en donde culmina el proceso. Una escultura de seis metros de alto mira hacia el este al igual que la cuadriga. La cabeza del animal, de casi una tonelada de peso parece suspendida en el aire, al igual que las costillas y un cráneo humano que concluye el conjunto, un equilibrio logrado con ingeniería naval. “Es casi magia. Más que un monumento al poder, habla de la fragilidad humana y la cantidad de números que lleva marcada en la piel no es otra cosa que la cuantificación de migrantes que día con día siguen muriendo adentro del mar o en el camino sobre tierra“, explica el artista.

Lapidarium en latin es el lugar en donde se exhiben objetos arqueológicos y monumentos de piedra. Después de Berlín la exposición itinerante continúa su camino con estaciones en Venecia, Ciudad de México, Pekín, Hamburgo, e incluso se habla de París y Londres.