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“Las emociones son armas muy potentes para transformar la realidad”

Luis García-Casas8 de noviembre de 2013

El Partido X, de España, se define como un movimiento ciudadano antes que un partido político, y cada vez recibe el apoyo de más gente. Según sus cálculos, podrían obtener hasta una cuarta parte de los votos en España.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Sus banderas son la lucha contra la corrupción y su objetivo una democracia participativa que ofrezca al ciudadano la capacidad de votar en cada decisión política. Simona Levi, directora teatral, es una de las portavoces del Partido X y fue entrevistada por Deutsche Welle.

¿Creen que todos los simpatizantes del 15M, entre los cuales muchos abogaban por el voto en blanco o por la abstención, se decantarán por el Partido X?

No, ni tenemos la pretensión. Nosotros representamos una sensibilidad, y hay muchas otras. El 15M es un movimiento muy diverso: a algunas personas les interesará el movimiento y a otras no.

¿Por qué ese nombre? ¿Por qué “Partido X”?

Porque representa la idea de una incógnita que puede ser sustituida por cualquiera, por cualquier solución que encontremos en conjunto como ciudadanos.

¿Qué diferencia al Partido X del resto de los partidos políticos?

Es que no somos un partido político, somos un movimiento ciudadano que tiene registrado en el Ministerio del Interior un dispositivo, el partido, que le permite utilizar una herramienta, la del voto, entre otras, para conseguir nuestros objetivos. Pero no estamos enfocados en ser un partido, sino en ser un movimiento ciudadano.

¿Cuáles son las principales líneas de su programa?

Nuestro punto principal es el establecimiento de una democracia real a través de mecanismos de control por parte de la ciudadanía respecto de las instituciones. En nuestro programa principal lo denominamos “Democracia y Punto” y se basa en cuatro puntos: la transparencia en la gestión pública, el gobierno legislativo ciudadano o wikilegislación, el derecho a voto permanente y el referéndum.

En su partido están ensayando internamente esa democracia directa. ¿Cómo está funcionando?

Cierto. Nosotros funcionamos internamente como una democracia en red por federación de competencias y todo nuestro programa lo hacemos colgando borradores muy trabajados con propuestas programáticas que luego son enmendados por la ciudadanía y reescritos a partir de estas enmiendas.

Un problema para la democracia directa es el de la información para la toma de decisiones y el de la implicación de todos y cada uno de los ciudadanos en ella. ¿Cómo se resolvería?

Realmente, nosotros vamos un paso más allá de lo que son las propuestas de democracia directa hasta ahora. Consideramos que la española es una sociedad que no está acostumbrada a participar y, entonces, no se puede tener un proyecto utópico, sino muy pragmático. Es por eso que deben existir los cuatro mecanismos que enumeraba antes. No basta con que se cumpla, por ejemplo solo el referéndum o solo el voto permanente, porque los cuatro mecanismos permiten modular las varias gradaciones de capacidad y posibilidad de participación en una sociedad donde la democracia está muy atrofiada. La transparencia en la gestión pública no solo conlleva la transparencia presupuestaria, sino también la información para la toma de decisiones. Tomemos como ejemplo, los informes o, digamos, códigos fuente de las legislaciones: ¿por qué se toman unas decisiones y no otras? Para equilibrar la transparencia, nosotros pensamos que lo primero es informar, luego proponer, enmendar... hay varios pasos y la posibilidad de participar depende de lo que las personas quieran.

La tecnología permite una democracia directa. Pero, con el caso Snowden, por ejemplo, hemos visto que también sirve para muchas otras cosas. Con el voto telemático, necesariamente, en algún lugar queda registrado quién vota a quién. ¿Quién tendría acceso a esos datos, serían comprobables?

En cualquier caso, nosotros no abogamos por un voto telemático. Ese sería el umbral al que habría que tender. Hay dos cuestiones: por una parte, todavía hay una brecha digital de un 30% de la población. Así que nosotros no estamos proponiendo un voto telemático inmediato, sino que sería el umbral al que llegar. Todo lo que proponemos en telemático lo proponemos en analógico: es decir, en la oficina de correos o en cada ayuntamiento debería haber un espacio permanente como antes lo había, por ejemplo, para los telegramas. Pero, por otra parte, en cuanto a economía, hay otro apartado de la democracia como modelo económico, como un espacio de reconversión económica. También habilitar sistemas de voto, por ejemplo, el voto electrónico como se efectúa en Venezuela o en Estonia. Hay casos interesantes en los que se utiliza una mezcla de voto telemático y voto analógico. La idea es que se pueda construir esa infraestructura. Igual que antes se construían ferrocarriles cuando se quería hacer una inversión keynesiana en época de crisis, creemos que uno de los espacios de inversión podría ser este: el de la democracia. O sea, habilitar estas infraestructuras para que se pudiera llevar a cabo esta idea del voto permanente.

Las próximas elecciones son al Parlamento Europeo en 2014, ¿qué resultado esperan obtener?

No vamos a decidir si nos presentamos ni a hacer números hasta diciembre de este año, porque todavía no hemos decidido si ser un lobby ciudadano de presión sobre los otros partidos o presentarnos. La intención es presentarnos, pero todavía no queremos tomar esta decisión porque estamos en pleno crecimiento: tenemos un crecimiento de unas mil personas a la semana y, entonces, queremos acabar esta fase de crecimiento. Porque queremos ser un movimiento, y no simplemente un chiringuito con unos pocos escaños.

Pero en la presentación del partido calculaban que podían tener más de un millón de votos y decían aspirar a obtener una cuarta parte de los votos.

Pensamos que las condiciones para poder trabajar, para poder ser contundentes, pasan por obtener ese 25% de los votos. Para empezar a ser no solo una voz disonante y nada más, para realmente poder empujar las cosas para que cambien, sería necesario empezar por un 20% o un 25% de los votos. Y los pronósticos electorales de algunos analistas dicen que esto es posible y estamos trabajando en esta dirección.

¿Tampoco se ha decidido si se va a ir a las Autonómicas y a las Generales de 2015?

Nosotros trabajamos para ir a todas. Somos muy pragmáticos y no queremos hacer falsas promesas, estas cosas que suelen hacer los partidos. Necesitamos una base de veinte mil personas en el partido para poder decir que sí podemos ir. De momento, estamos en doce mil, estamos creciendo mucho y las condiciones son muy favorables. Pero hasta llegar a veinte mil no queremos prometer cosas que en este preciso momento no estamos en condiciones de conocer. Pero, teniendo el crecimiento que estamos teniendo, es casi seguro que sí que estaremos presentes.

Aparte de Hervé Falciani, ¿qué otros nombres conocidos integran el partido? ¿Cuentan con políticos con experiencia en otros partidos, por ejemplo?

Ninguno de nosotros ha tenido ninguna relación con ningún otro partido político anteriormente. Todo lo contrario. Somos una mezcla: hay una base de ciudadanos comprometidos (yo soy una activista de internet con mucho tiempo de visibilidad sobre este tema). También está Moreno Yagüe, que es el abogado de 15MpaRato, y mucha gente de este movimiento, que impulsó la querella contra Rodrigo Rato [ex ministro de Economía y ex presidente de Bankia]. Hay personas de la PAH (la Plataforma de Afectados por la Hipoteca), hay gente que está comprometida en muchos aspectos del activismo. Y, luego, tenemos apoyos como el de Falciani [el informático que destapó a más de cien mil evasores de impuestos en Suiza], Raúl Burillo o Antonio Moreno en la Comisión Anticorrupción.

¿Han pedido asesoramiento o, simplemente, han mantenido contacto con otros grupos políticos, como el Movimiento 5 Estrellas italiano, el Partido Pirata o Los Verdes, con quienes se les ha comparado? ¿Se identifican con alguno de ellos?

No nos identificamos con ninguno en absoluto Sí ha habido ligeros contactos, algún intercambio de mails, pero no más. Supongo que todos nos estudiamos a todos, pero no estamos en conversaciones con ninguno.

¿Usted proviene del mundo del teatro, pero hay gente de muchas otras ramas de actividad?

Sí, somos muy diversos en edades y en profesiones. Realmente, hay gente de todo tipo, es un partido muy transversal en ese sentido. Desde la más intelectual, a la menos; desde la gente mejor pagada, a la menos. Está representado un abanico muy amplio del espectro social.

¿Qué va a ser lo primero que hagan cuando obtengan algún representante político?

Nosotros tenemos una hoja de ruta muy clara, en este orden: Democracia y Punto (soberanía y mecanismos de control de la democracia por parte de los ciudadanos), un Plan de Emergencia Contra la Crisis y, luego, todos los apartados sectoriales de Vivienda, Educación, Sanidad, Economía, Energía, etcétera. Y vamos a respetar esa hoja de ruta. Estamos preparando unos programas muy detallados y vamos a seguirlos estrictamente ya que han sido elaborados con un consenso muy amplio.

** El partido está preparando un “borrador Plan de emergencia para salir de la crisis”, ¿qué nos puede adelantar?

Hay un borrador ya colgado en nuestra web, que se está elaborando. Hay una clara diferenciación, para nosotros, entre esos privilegiados que han causado la crisis y se aprovechan de ella y el resto de la población. Lo que se está haciendo hasta ahora es enfrentarnos entre ciudadanos, unos a otros: poner a los autónomos contra los trabajadores por cuenta ajena, a estos contra la pequeña y mediana industria... Y todo el sistema funciona sobre la base de este enfrentamiento: si favorezco al trabajador, perjudico a la pequeña y mediana empresa; y si favorezco al trabajador, perjudico al autónomo. Entonces, nosotros pensamos que es al contrario: que hay que crear una relación de solidaridad entre estos ámbitos. En pocas palabras, es redistribución de los gastos, redistribución de la contribución, auditoría de la parte legítima de la deuda y poner a los ciudadanos antes que los poderes financieros y los poderes políticos.

Hablan, por ejemplo, de un “Núremberg financiero”: ¿a quién sentarían en el banquillo de acusados?

A mucha gente. Lo principal que hay aquí es la corrupción: no se puede tener un espacio para la Ley de Inversiones cuando se tiene un gobierno extremadamente corrupto. Y la corrupción es la connivencia entre políticos y grandes poderes económicos que estamos viendo, desde banqueros, multinacionales energéticas, etcétera. Porque lo que produce esto es una gran inestabilidad económica y una gran fuga de capital. No es solo una cuestión de dignidad y de justicia, sino también un problema económico: nadie invierte en un país en el que el dinero, las inversiones, se va por los agujeros de la corrupción. Y donde no está protegido el tejido productivo. En el mundo financiero hay una muy clara responsabilidad. En 2006 ya había manifestaciones ciudadanas (no tan grandes como el 15M) contra la burbuja inmobiliaria, dos años antes de su estallido. Ya entonces sabíamos quiénes eran los responsables de esa burbuja.

Usted es directora de escena, ¿ayuda su conocimiento del mundo teatral al Partido X?

Digamos que cada uno de nosotros aporta lo que sabe hacer y por eso aquí tenemos una imagen muy cuidada respecto a la puesta en escena. Yo ayudo ahí porque es mi profesión. Y ayudo también a la gente a hablar en público. Tengo un amigo que dice que “La revolución es una superproducción”. Y yo, como soy directora de superproducciones, en la parte de impacto emocional y de manera de presentar los mensajes que tenemos, sí que intento aportar mi conocimiento.

¿Tiene mucho de teatro la política?

En general, la función social y política tiene mucho de teatro, porque se trata de romper los lugares comunes y las costumbres malsanas en las que estamos enquistados, y de imaginar y habitar otras posibilidades. Tiene mucho que ver con la creación, con la creatividad, con vivir futuros posibles y demostrar eso, que son posibles. No es el teatrito de la política en sí, sino, en general, nosotros decimos que esta guerra que estamos viviendo es una guerra de lenguaje, y aspiramos a que temas como la deuda y los pagos sean un lenguaje común para todos y no, por ejemplo, una vergüenza para pocos, que se viva en lo particular. Estos movimientos nuevos tienen poco de ideológico y mucho de pathos [del griego, ‘sentimiento'], de usar las emociones como armas, porque son armas muy potentes para transformar rápidamente la realidad.