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“La Justicia argentina sigue firme la línea de Nisman”

Cristina Papaleo (DZ)13 de febrero de 2015

Con la imputación de Cristina Fernández, el Poder Judicial argentino sigue con firmeza la línea de Nisman para esclarecer el caso AMIA, opina la politóloga Mariana Llanos, del Instituto GIGA de Hamburgo.

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Imagen: Reuters/M. Brindicci

La imputación del fiscal Gerardo Pollicita a la presidenta argentina, Cristina Fernández, por supuesto “encubrimiento agravado” en el caso AMIA es un indicio de que la Justicia argentina continúa activamente el camino trazado por el fiscal Alberto Nisman, hallado muerto en su domicilio el 19 de enero pasado, dijo la Dra. Mariana Llanos, especialista en política argentina del Instituto GIGA y secretaria general de ALACIP, Asociación Latinoamericana de Ciencia Política, en entrevista con Deutsche Welle.

Deutsche Welle: ¿Cuáles son las consecuencias inmediatas de la imputación de Cristina Fernández de Kirchner por supuesto encubrimiento en el caso AMIA, presentada ante el juzgado este viernes?

Mariana Llanos: No habrá consecuencias inmediatas, ya que ningún fiscal puede destituir a un presidente. El mismo fiscal Nisman, en la denuncia que hizo, que no llegó a formalizarse en imputación, iba a presentarla ante el juez, y este iba a evaluar si existían condiciones como para proceder a un juicio con destitución de acuerdo a lo que establece la Constitución argentina. Lo que hace el fiscal es reunir los antecedentes y presentarlos ante un juez de acuerdo al potencial que él considera que tiene el caso, basándose en las pruebas existentes. Luego, es el juez el que evalúa lo que el fiscal presentó, y decide si solicita más testimonios, por ejemplo, y el que recomendaría, dado el caso, la destitución ante el Congreso argentino, que es la única institución con facultades institucionales para abrir un juicio político al presidente.

¿Qué probabilidades hay de que se lleve a cabo un juicio político contra Cristina Fernández de Kirchner?

Por lo general, para que se lleve a cabo juicio político, que podría terminar en una destitución, tiene que haber una causa muy sólida. Los presidentes que han sido destituidos en América Latina, como Fernando Collor de Mello, en Brasil, en los 90, lo fueron porque se trataba de un caso probado de corrupción. Sin embargo hay casos menos claros, como el de Fernando Lugo, en Paraguay, donde se lo destituye por razones más bien políticas, porque no fue el presidente quien estuvo involucrado en la muerte de los campesinos. Pero Lugo no tenía apoyo político en el Congreso, y éste avanzó rápidamente con la destitución.

Entonces, el Congreso evalúa, en función de la cantidad de pruebas con las que cuenta, qué destino tendrá esa imputación, y eso se decide en el marco de la situación política del presidente en el Congreso. Es decir, que si el presidente cuenta con una mayoría extraordinaria, es probable que todo muera en un cajón. En el caso de las acusaciones por corrupción al vicepresidente argentino, Amado Boudou, se hicieron varias presentaciones, y había bastantes pruebas contra él, pero murió en la comisión, porque el oficialismo tiene mayoría. Las consecuencias políticas de la imputación a Cristina Fernández de Kirchner pueden ser enormes, pero legalmente no habrá consecuencias inmediatas.

¿Qué importancia tiene, en su opinión, esta imputación a la presidenta argentina?

Esto es como una caja de pandora, o una muñeca rusa. Seguramente, para la reputación de la presidenta, para su popularidad y para el año electoral, esto es catastrófico, porque vamos a empezar a escuchar todavía más sobre el caso AMIA y sobre el caso Nisman de lo que se ha escuchado hasta ahora.

Esta imputación es muy importante porque significa que con la muerte del fiscal Alberto Nisman no ha muerto la acusación, es decir que hay una iniciativa dentro del Poder Judicial, un activismo, para que esa muerte, que ha sido un suceso tan grave, no quede así. Para los fiscales, que llaman a una marcha la próxima semana, la muerte de Nisman es algo tan terrible, que si dejaran que el caso se cerrara sería como si no estuvieran honrando su muerte. Tengo la sensación de que es un hecho tan grave que es como si los fiscales dijeran: “Al morir Nisman, morimos todos, y esto lo vamos a sacar adelante igual”. El fiscal Gerardo Pollicita también está arriesgando su vida, y parece que está dispuesto a seguir adelante pase lo que pase.

Desde que apareció muerto el fiscal Nisman, el gobierno de Cristina Fernández parece estar actuando de manera improvisada. ¿Qué piensa usted al respecto?

Tengo la impresión de que el gobierno argentino no sabe cómo rearmarse después de lo que pasó. Si nos fijamos en lo que sucedió, nos damos cuenta de la seriedad del asunto. Alberto Nisman denunció a la presidenta por supuesto encubrimiento de los culpables en el caso AMIA, y murió a los cuatro días de hacerlo. Al día siguiente de su muerte, el 20 de enero, iba a declarar ante el Congreso. En un caso así, las sospechas apuntan al poder político inevitablemente, y es difícil reconstruirse. Creo que Cristina Fernández lo está intentado de todas las formas posibles, pero sin lograrlo. Al menos la forma en que el tema ha sido manejado desde diferentes esquinas del gobierno deja mucho que desear.

Mariana Llanos, politóloga del Instituto GIGA de Hamburgo.
Mariana Llanos, politóloga del Instituto GIGA de Hamburgo.Imagen: www.giga-hamburg.de

¿Por qué dice eso?

Porque la presidenta y su círculo cercano se han puesto a juzgar, a buscar culpables, a hacer hipótesis de asesinato, en lugar de dejar que la Justicia siga su camino sin interferencias.

Parecería que, desde el gobierno, se intenta preservar la imagen de Cristina para no perder ese personalismo cueste lo que cueste. ¿Qué le queda al kirchnerismo sin Cristina Kirchner?

Nada. No tiene nada con qué sostenerse. Pero esa actitud es muy nociva para la democracia. La muerte de un fiscal es algo muy serio. En Argentina, en los últimos años venimos bajando niveles en cuanto al Estado de derecho y al respeto por las instituciones. Pero con la muerte de Nisman y las denuncias sobre el caso AMIA hemos descendido varios escalones más, estamos en un nivel bajísimo.

Esto es como una papa caliente muy difícil de sostener en las manos. Y frente a eso se producen diversas reacciones. Por un lado, las del gobierno. Por el otro, los intelectuales y artistas, que tratan de armar un discurso para defenderlo, como si trataran de justificar lo injustificable, porque justamente el gobierno de los Kirchner, que hizo del discurso de defensa de los derechos humanos su caballito de batalla, ahora se ve ante la muerte aún no esclarecida nada menos que de un fiscal.

¿Qué opina sobre la actitud de Cristina Fernández de Kirchner en estas circunstancias, con la muerte del fiscal Alberto Nisman?

En Argentina están pasando cosas bastante siniestras, indefendibles, y uno esperaría de la presidenta que se compadeciera con las víctimas, y no que tratara de zafar de alguna forma. Si lo pensamos, en realidad, el gobierno de Cristina Fernández nunca hizo lo que debería haber hecho en circunstancias similares. En dos tragedias gravísimas que golpearon a la Argentina en los últimos años, la actitud desde el poder dejó mucho que desear. Una es el caso del incendio en la discoteca Cromañón, en la capital del país, donde hubo casi 200 muertos, la mayoría jóvenes, y otro es el del accidente ferroviario en la estación de Once, en la que fallecieron 52 personas. En ninguna de las dos instancias recuerdo que la presidencia se haya hecho presente como representante del Estado y de todos los argentinos. No hubo una actitud empática con las víctimas, sino que el gobierno mismo se puso en el rol de víctima y comenzó a buscar culpables por otro lado.

Y esto vuelve a pasar ahora con la muerte del fiscal Nisman. En lugar de reconocer que hay una víctima y que hay familiares que sufren por esa muerte, se da vuelta el asunto para que el gobierno aparezca como víctima, y además, habiendo sido la presidenta misma la denunciada por el fiscal. Esos movimientos extraños aparecen ridículos y macabros ante la gravedad de los hechos.

Lo que todos esperábamos era una cadena nacional de la presidenta, y no un posteo en Facebook, ni teorías conspirativas. Esperábamos que se pusiera la camiseta de presidenta de la república y actuara de acuerdo con su función institucional. No opinando como una argentina más. Lo más adecuado hubiera sido que expresara sus condolencias, que esperara a lo que iba a decir el juez, y que asegurara que el gobierno va a dar todas las garantías para que pueda resolverse el caso.

¿Qué piensa que podría pasar cuando se lleve a cabo la marcha de los fiscales, el 18 de febrero?

Hay un aparato propagandístico muy grande que trata siempre de hacer una divisoria de aguas: “nosotros y los demás”, una dicotomía “kirchnerismo y antikirchnerismo”, que manejan desde el discurso muy eficientemente. Pero no sé cómo les va a resultar ahora.

Incluso el gobierno habla de “golpismo mediático”…

Están hablando de eso hace un tiempo, de que todo esto es una operación de prensa para destituir a Cristina Fernández. No se entiende cuántos pasos hay que dar mentalmente para entender cómo la persona que le llevó el arma a Nisman tiene que ver con un golpe mediático al gobierno. El gobierno se victimiza todo el tiempo, y desde ese rol trata de recuperar un poco la iniciativa política, que se le desdibujado completamente. Y ahora tiene que hacer lo mismo. Es decir, es la misma estrategia.

Lo que hace el fiscal Pollicita ahora es garantizar continuidad a la causa que había iniciado el fiscal Nisman. Es decir, que los fiscales manifiestan que están con Nisman hasta el final y se atienen a las consecuencias. Ya saben cuáles son las posibles consecuencias. Hubo una muerte, pero continúan de todos modos.

La Dra. Mariana Llanos nació en Argentina, es politóloga y se desempeña en el Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos, en Hamburgo, desde el año 2001. Es investigadora en el área de las instituciones políticas en América Latina. En el Instituto GIGA es, además, portavoz del equipo de investigación "Política en el Poder Judicial y Derecho Constitucional". En 2013 fue elegida secretaria general de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP), una de las organizaciones científicas internacionales de mayor importancia de la región.

Entrevista: Cristina Papaleo (DZ)