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“La familia es la institución social más importante en mi vida”

27 de marzo de 2013

Rocío del Pilar es de Colombia, pero vive en Alemania por amor. Su familia alemana consiste en su esposo y su gato, pero Rocío del Pilar está cada día en contacto con sus padres y hermanos en Colombia.

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Rocío de Pilar
Imagen: privat

En Alemania, la institución de la familia es muy importante desde el punto de vista social y legal. Es una institución muy sólida. En mi concepto personal, la familia es la institución social más importante en mi vida. Cualquier cosa puede pasarme en lo laboral o en otros aspectos; pero la familia es el eje que mantiene mi ser interior y espiritual en equilibrio.

Por amor en Alemania
Yo soy colombiana, pero alemana por amor, porque me casé con un alemán y amo tanto a esta patria como a mi esposo. Estoy en Alemania por amor; pero sin embargo, llamo todos los días a mis padres y hermanos en Colombia. Ellos no han sentido mi ausencia. En algunas ocasiones, estoy más informada yo sobre los asuntos de mi hogar en Colombia que mis hermanos que viven allá.

El 100 por ciento para la familia
Aquí, en Alemania, mi única familia es mi esposo y mi gato. Mi dedicación a la familia es del 100%. No trabajo porque mi esposo gana lo suficiente para los dos y los dos buscábamos una relación entregada cuya única finalidad es ser felices. Somos inmensamente felices. Yo estoy dedicada a todas las labores que hace una ama de casa. Atender a mi esposo ha sido y es la labor que más satisfacciones me ha dado la vida. Yo soy periodista, y en mi carrera he recibido varios reconocimientos a nivel nacional e internacional, pero el reconocimiento que más feliz me hace es el amor de mi esposo; porque el amor no es fácil de encontrar ni de construir.

El primer encuentro de Rocío del Pilar y su marido
¿Quién se explica cómo conocí a mi esposo? Lo conocí en un autobús de pueblito en Colombia, en la ruta San Gil-Barichara. Él era un turista de tantos miles que visitan esa región. El amor, más que una casualidad, es una maravillosa obra de Dios, y la familia es la mejor bendición que un ser humano puede tener. Aquí, en mi casa, y en las pequeñas cosas que cada día fortalecen mi relación, me siento totalmente plena.

Dar y recibir mutuamente
Ver llegar a mi esposo todas las noches me recuerda a mi infancia, cuando salía emocionada a recibir a mi padre. Así pasa con mi esposo cada noche. Le saco el abrigo y caliento su comida. Después vemos juntos la televisión o escuchamos a Deutsche Welle. Cada mañana que él sale a trabajar siento alegría de verlo llevar su camisa limpia y planchada porque esa acción es producto de mi amor. Él trabaja para nuestro bienestar y es también una acción de amor hacia mí.

En el vivir diario esas cosas que parecen sencillas son tan grandes. El valor que cada persona le da a la familia debería ser el motor para seguir adelante a pesar de las adversidades y del monstruo de la rutina que solo está en nuestra mente.