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La ciudad de los poetas muertos

12 de febrero de 2013

Chernivtsi fue antaño una verdadera metrópolis de la cultura. Los artistas judíos que la poblaban escribían versos en su lengua materna, el alemán. Aunque murieron ya hace tiempo, su legado sigue hoy más vivo que nunca.

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Imagen: DW

Nora Gomringer es algo así como la estrella de la escena lírica alemana. Es una conocida poetisa slam que ha sido galardonada con numerosos premios. Está sentada junto a mí en el asiento de un autobús y se la ve despierta y animada. “Antes iba a la escuela en un autobús exactamente igual que este”, constata entre sorprendida y risueña.

El vehículo transporta a un nutrido grupo de escritores, artistas y periodistas procedentes de Europa, Norteamérica e Israel. Han viajado hasta Chernivtsi para asistir al festival de literatura “Meridian Czernowitz” y ahora se dirigen al cementerio judío de la ciudad siguiendo las huellas del pasado germano-judío.

Holunder jüdischer Friedhof in Czernowitz
Llegada del grupo de viajeros con Nora Gomringer al cementerio judío.Imagen: DW

Encuentros inesperados

Nos encontramos en la sala ceremonial del cementerio. Su imponente cúpula terminará desplomándose si nadie hace algo pronto.

Zeremonienhalle jüdischer Friedhof in Czernowitz
La sala ceremonial del cementerio judío de Chernivtsi corre peligro de quedar convertida en una ruina.Imagen: DW

Dos mujeres se unen a nosotros. “Mi bisabuelo nació en Chernivtsi”, dice una de ellas, que ahora vive en Nuevo México, EE.UU. De repente, me acuerdo de haber visto una foto de ellas en el transcurso de mis investigaciones. Se trata de Irene y Helene Silberblatt, de EE.UU.: “Tenemos relaciones de parentesco con Paul Celan y Selma Meerbaum-Eisinger”.

Paul Celan, nacido en 1920 en Chernivtsi, es considerado uno de los líricos más importantes en lengua alemana. Sobrevivió al Holocausto, pero quedó gravemente traumatizado y se quitó la vida en Paris en 1970. La poetisa Selma Meerbaum-Eisinger murió de fiebre tifoidea en el campo de concentración de Michailowska a la edad de 18 años.

Silberblatt Schwester
Irene y Helene Silberblatt tienen lazos familiares con Selma Meerbaum-Eisinger y Paul Celan.Imagen: DW

Como todos los cementerios judíos, este también tiene un aspecto bastante caótico. Contrariamente a los cristianos, los judíos dejan que la naturaleza crezca a sus anchas en sus lugares de sepultura. Independientemente de lo cuidadas o descuidadas que estén las tumbas, son las pequeñas piedras depositadas sobre ellas las que nos indican que hay personas que aún recuerdan a los muertos. Las hermanas Silberblatt buscan la tumba de su bisabuelo, que también estaba emparentado con los dos poetas: “Está enterrado por aquí, en algún lugar. Cuando estuvimos en Chernivtsi por primera vez en 2004, alguien nos ayudó a encontrar la lápida”.

Friedhof
Un caótico laberinto de 50.000 tumbas.Imagen: DW

En aquella ocasión fueron invitadas a venir a Chernivtsi con motivo de la colocación de una placa conmemorativa en la pared de la casa de Selma Meerbaum-Eisinger. “Apenas se sabía nada en Chernivtsi de la herencia cultural germano-judía. No obstante, el festival de literatura ha contribuido decisivamente a cambiar esto”.

Las hermanas Silberblatt quieren dar a conocer la historia y los poemas de Selma también en el mundo de habla inglesa. Por esta razón, encargaron la traducción de sus obras y su publicación en una antología poética. Les gustaría dar algunos ejemplares a una maestra que enseña inglés en la antigua escuela de Paul Celan, la Escuela Secundaria Número 5. “Creo que la tumba estaba por aquí” dice Helene Silberblatt, aunque tampoco está muy segura, ya que, con sus 50.000 tumbas, el cementerio judío de Chernivtsi es uno de los más grandes de su clase en Europa Central y Oriental.

Irene und Helene Silberblatt
La búsqueda ha sido en vano.Imagen: DW

Paralelismos entre poetisas

Mientras las hermanas Silberblatt siguen buscando la tumba, me encuentro de nuevo con Nora Gomringer. Está tomando algunas notas. La poetisa es una gran admiradora de la obra de Selma Meerbaum-Eisinger desde hace tiempo. “Ahora que lo pienso, el libro de poemas ‘Estoy envuelta en nostalgia’ llegó a mis manos por primera vez en 2001”, recuerda. Desde entonces, sus poemas la han acompañado siempre. Selma representa la fuerza y la esperanza con las que una persona joven se enfrenta al futuro, así como su trágica pérdida.

Nora Gomringer
Nora Gomringer anota ideas para nuevas obras.Imagen: DW

Nora Gomringer se siente un poco identificada con la joven Selma. Ella empezó a escribir con 16 años, Selma con 15. “Encuentro algunos paralelismos. El peso, lo incondicional en el sentimiento que reside en todos esos textos”. La poetisa alemana encuentra especialmente estremecedora la última anotación apresurada que puede leerse en el libro de poemas de Selma: “No he tenido tiempo de escribir hasta el final …”. Estas palabras siempre le parecieron las más duras y conmovedoras. Selma fue deportada al campo de concentración de Michailowska un domingo de junio de 1942. Justo antes, consiguió hacer llegar sus 57 poemas a una amiga.

Los últimos judíos de Chernivtsi

El rabino Mendel Glizenstein estima que hoy viven alrededor de 3.000 judíos en Chernivtsi. Procede de la ciudad israelita de Eilat y se trasladó a Chernivtsi hace casi 9 años. Le gustaría revitalizar la comunidad judía local. “Transmitimos las tradiciones, abrimos jardines de infancia, escuelas de jornada completa o clubes de estudiantes, e impartimos clases de Tora para todas las edades. Lo más importante es que la gente deje de tener miedo de acercarse a la fe judía”.

Rabbi Mendel
Mendel Glizenstein, uno de los dos rabinos de Chernivtsi.Imagen: DW

La asistente del rabino se ofrece a ayudarme en mi búsqueda de vestigios del pasado. Alexandra Onufrasch es una encantadora señora de entre 50 y 60 años. Juntos, hojeamos una lista en la que figuran los nombres, las direcciones y las fechas de nacimiento de los miembros de la comunidad. No encontramos más de una docena de judíos que hayan vivido la guerra y que aún residan en Chernivtsi; y aún menos cuya lengua materna sea el alemán.

Max Schickler Foto
Max Schickler habla un alemán estándar impecable.Imagen: DW

Uno de ellos es Max Schickler, nacido en 1919. A Schickler le gusta referirse a los viejos tiempos, cuando en Chernivtsi se hablaba alemán en cada esquina. “En Chernivtsi había 57.000 judíos y 25.000 alemanes. Vivían en el barrio de Rosch. También hablaban alemán personas de otras nacionalidades”. Tras la Primera Guerra Mundial, Chernivtsi pasó a ser rumana y la difusión del alemán molestaba a la administración. “No obstante, los rumanos no consiguieron ‘rumanizar’ la ciudad y se siguió hablando alemán”, cuenta Max Schickler en un alemán sobrio que suena en ocasiones lacónico.

Tras la guerra quedó alrededor de la mitad de los judíos en Chernivtsi. Los otros habían muerto o emigrado. No obstante, la comunidad volvió a crecer con la llegada de numerosos judíos procedentes de todos los rincones de Ucrania. El nombre de la ciudad resultaba atractivo, tenía algo de mágico. Eso sí, los nuevos habitantes de Chernivtsi no conocían la lengua alemana. Afortunadamente, algunos viejos compañeros de clase de Schickler aún seguían en la ciudad por aquel entonces. Schickler solía conversar con ellos en alemán sobre la antigua Chernivtsi o sobre Paul Celan, que estuvo en la misma escuela secundaria que él y al que respeta enormemente, al igual que a Rose Ausländer y a los otros poetas. De todos los hijos célebres de la ciudad, Schickler admira sobre todo a Josef Schmidt, el cantante, a quién sus seguidores solían comparar con Caruso.

Max Schickler
Max Schickler, una figura respetada en Chernivtsi.Imagen: DW

Un hombre pequeño con una voz grande

Por la noche se celebra un homenaje a Josef Schmidt en un cine de Chernivtsi que antes era una sinagoga. Max Schickler está entre los asistentes. Aunque le cuesta caminar, no quiere perderse el evento de ningún modo. Se proyectan fragmentos de viejas películas que muestran las grandes habilidades de un hombre que medía tan solo 1,48. “Se ponía tacones altos. Aquello era ridículo”, considera Schickler. Lógicamente, esta anécdota no reduce ni un ápice la admiración que siente por Josef Schmidt.

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El ascenso meteórico de Josef Schmidt terminó abruptamente cuando Hitler asumió el poder.Imagen: DW

“La madre de Josef Schmidt vivía en Chernivtsi. Cada año venía en otoño a la ciudad con motivo de las festividades judías y daba conciertos. La comunidad judía al completo asistía a los espectáculos. Todos cantaban sus canciones”, recuerda Max Schickler. Schmidt le compró una farmacia a su madre en la calle que va a la estación; justo la primera casa a la izquierda. Podía permitírselo, ya que era toda una estrella en Berlín. Su carrera terminó en 1933. Schmidt huyó primero a Viena, después a Bélgica, más tarde a París y finalmente a Suiza, donde fue internado en un campo de refugiados acusado de ser inmigrante ilegal. Agotado y con la salud delicada, murió de un fallo cardíaco en 1942.

Chernivtsi por siempre

En la época dorada, cuando Bucovina era parte del Imperio austrohúngaro, la calle Olga Kobylanska era conocida como la “Calle de los Señores” conforme al modelo vienés.

Nora Gomringer se dispone a leer algunos de sus poemas en uno de los antiguos palacios. Ha sido invitada por el Instituto Goethe y es la primera vez que viene a Chernivtsi. No obstante, tal como cuenta al público, ya ha estado aquí muchas veces con el pensamiento siguiendo las huellas de los poetas que nacieron en la ciudad: Paul Celan, Rose Ausländer y Selma Meerbaum-Eisinger.

Nora Gomringer auf der Olga-Kobylanska-Straße
Nora Gomringer en la calle Olga Kobylanska.Imagen: DW

“Puesto que siempre he escrito mucho sobre el Holocausto, en Alemania me piden muy a menudo que hable del tema frente a un público joven. Por esta razón, he escrito tres textos que han sido utilizados para una serie de libros escolares alemanes”. Uno de ellos se llama “Monólogo” y está dedicado a Selma Meerbaum-Eisinger.

Tras la lectura me encuentro con Felix Zuckermann. Es el hijo de Rosa Zuckermann, que se hizo conocida gracias a la película de Volker Koepp “El señor Zwilling y la señora Zuckermann”. El documental trata de dos judíos muy ancianos de Chernivtsi que se reúnen cada tarde para intercambiar recuerdos.

Felix Zuckermann vor dem Garten seines Hauses
Felix Zuckermann en el jardín de su casa.Imagen: DW

Curiosamente, mientras Felix Zuckermann habla con entusiasmo de su madre y cuenta lo cultivada e ingeniosa que era, alguien se acerca y le toca el hombro: es nada más y nada menos que Volker Koepp, que está haciendo una nueva película en Chernivtsi.

El señor Zwilling y la señora Zuckermann

Tras el sorprendente encuentro, Felix Zuckermann y yo deambulamos por calles que se vuelven más tranquilas, verdes y agrestes a cada paso. Después de un rato llegamos a una casa de dos plantas recién renovada que, por su aspecto, igualmente podría encontrarse en una pequeña ciudad del sur de Alemania. Era la casa familiar de su padre. No obstante, cuando vivía su madre, la familia habitaba en el centro de la ciudad.

Rosa Zuckermann alt und jung
Rosa Zuckermann siempre afrontaba la vida con optimismo.Imagen: DW

“Mi madre era un hueso duro de roer. La vida la había endurecido“, comenta Felix. Rosa Zuckermann fue deportada con sus padres, su marido y su hijo Marcel a un campo de concentración. Excepto ella, todos murieron de fiebre tifoidea. A pesar de todo, Rosa Zuckermann nunca perdió la fe en el hombre. “Ella siempre decía: ‘La vida sigue y hay que disfrutarla’. El señor Zwilling era el pesimista y mi madre la optimista“. Una vez había una mosca revoloteando por la habitación. “Mi madre le dijo al señor Zwilling: ‘Abra la ventana para que la mosca salga’.

Matthias Zwilling
Matthias Zwilling, el eterno pesimista.Imagen: DW

El señor Zwilling dijo: ‘Si abro la ventana, pueden entrar más moscas’”. El señor Zwilling y la señora Zuckermann siempre se trataban de “usted”. Sin embargo, el vínculo interior de estas dos personas perdura tras su muerte: los panteones de las familias Zwilling y Roth-Zuckermann están situados uno junto al otro.

Meridian Czernowitz

He quedado al día siguiente con las hermanas Silberblatt. Helene está resfriada, así que Irene y yo vamos solos a la casa donde vivía Selma Meerbaum-Eisinger. De camino, me cuenta que ella también estaba en la ciudad cuando se celebró por primera vez el festival de literatura “Meridian Czernowitz” hace dos años. “Fue fascinante. Paul Celan escribió que Chernivtsi era como un meridiano, ese algo inmaterial que une a las perdonas en todos los lugares del mundo. No había pensado en lo cierto que hay en ello hasta ayer”.

Paul Celan
Paul Celan.Imagen: picture-alliance/dpa

Nos encontramos frente a la pared de la casa con la placa conmemorativa y el retrato de Selma. Parece como si la chica, casi una niña, nos sonriera. Su semblante manifiesta una enorme curiosidad hacia la vida. “Sus ojos dicen tanto. Murió tan joven, tan ingenua”. Irene se pregunta en qué se habría convertido Selma si no le hubiesen robado el futuro. “Estoy segura de que hoy sería una persona generosa, cálida, pasional y comprensiva. Nunca tuvo miedo de alzar su voz contra la injusticia”. Esto era una cosa que sus amigos apreciaban de ella.

Selma Gedenktafel
Una placa conmemorativa en su casa recuerda a Selma Meerbaum-Eisinger.Imagen: DW
Hund / Irene Silberblatt Kombo
Irene Silberblatt conoce al descarado perro de anteriores visitas.Imagen: DW

Antes de que podamos dejarnos llevar por la melancolía, aparece un perro en el balcón de la primera planta y nos devuelve al aquí y ahora con sus ladridos. Irene me muestra una fotografía de su perro, un terrier australiano: “Se llama Mick Jagger”.

Una especie de excursión de despedida

Nora Gomringer y yo nos acercamos una vez más al cementerio judío. Vamos en un viejo Lada bastante castigado por el empedrado de las calles a lo largo de los años. El conductor hace lo que puede por evitar las toscas sacudidas de los baches de la calzada. Felix Zuckermann me ha dicho dónde puedo encontrar las tumbas del señor Zwilling y de la señora Zuckermann. Me dirijo al lugar indicado y deposito una pequeña piedra en los panteones de las respectivas familias.

Me tropiezo con Nora Gomringer en el antiguo tanatorio. Nora sabe un poco de hebreo y trata de leer las inscripciones de la pared. De repente empieza a cantar el poema musicado “Nana de la nostalgia” de Selma Meerbaum-Eisinger.

Nora in Zeremonienhalle
Nora Gomringer en la sala de ceremonias del cementerio judío.Imagen: DW

En Chernivtsi, la poetisa alemana se ha dado cuenta de que la poesía y especialmente los poemas de Selma ofrecen nuevas formas de abordar el tema del Holocausto. “Con Selma tenemos la oportunidad de aproximarnos al Holocausto no de forma documental, sino a través del arte. Nos permite un acercamiento muy diferente, mucho más personal. A todo esto se suma la constatación de que la poesía tiene un carácter muy político”.

Cuando nos disponemos a volver a la ciudad, el motor de nuestro Lada sufre una avería. Mientras el conductor trata de reparar el automóvil, damos una vuelta por un mercado que hay allí cerca. Pequeños campesinos venden verdura de sus huertos y algunos vendedores ofrecen mercancías baratas de China. El mercado está lleno de perros. Nunca antes había visto tantos perros vagabundos como en esta ciudad (eso sí, todos bastante amistosos). Después de una hora, el automóvil vuelve a funcionar y nos aventuramos por última vez en las calles de Chernivtsi.

Autopanne
Automóvil averiado.Imagen: DW

Autora: Birgit Görtz
Editora: Claudia Herrera