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Komorovski: alegato por una Europa en libertad

Marcel Fürstenau (CP)10 de septiembre de 2014

El presidente de Polonia, Bronislav Komorovski, recordó en Berlín el inicio de la II Guerra Mundial con un alegato en pos de una Europa decidida y valiente, invocando el espíritu de la libertad. Marcel Fürstenau comenta.

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Sede del Parlamento alemán en Berlín.
Sede del Parlamento alemán en Berlín.Imagen: Reuters

En tiempos de una guerra no declarada en plena Europa, recordar el comienzo de la II Guerra Mundial, hace 75 años, es inevitablemente una tarea ardua. Sobre todo porque el orador principal en esta conmemoración en el Parlamento alemán es un polaco. El presidente de Polonia, Bronislav Komorovski, respondió con maestría al desafío. Ensalzó efusivamente la reconciliación germano-polaca después de 1945, habló de una “buena comunión de destinos” y de una “comunión de responsabilidades”. Palabras muy adecuadas desde el punto de vista histórico, pero también ante el trasfondo de la agresión de Rusia a Ucrania y su anexión de Crimea.

Los críticos objetarán –con razón- que el presidente polaco también debería haber recordado durante la conmemoración a las millones de víctimas soviéticas de la guerra que Hitler puso en marcha. Pero eso apenas influye en la impresión general de su discurso, que, con todas las referencias necesarias al pasado, se centra, sobre todo, en la guerra amenaza actual contra la paz en Europa.

Historia familiar como reflejo de una tragedia europea

Con su discurso, Komorovski no pudo y no quiso quedar bien con todo el mundo. Como representante principal de un país dividido varias veces a lo largo de su historia por belicistas, se decidió por un alegato apasionado en defensa de la libertad. Una buena decisión, en vista de todas las crisis y guerras actuales (Ucrania, Siria, Irak), que deben ser vistas como la consecuencia de que no se aprendió nada de la historia y de la falta de libertad. Komorovski es, debido a su historia familiar, altamente sensible tanto a ideólogos de derecha como de izquierda que pretenden cuestionar las conquistas de la Ilustración. Su credibilidad y la de su oratoria tienen su raíz en la historia polaca-lituana de su familia.

Marcel Fürstenau.
Marcel Fürstenau.Imagen: DW/S. Eichberg

Confianza en la OTAN

Komorovski no dejó, obviamente, duda alguna acerca de cuánto le preocupan las amenazas actuales a la paz y a la libertad. Es bueno que, en este contexto, haya apelado a la conciencia de responsabilidad de los grandes países europeos. En el pasado, tanto Francia como Alemania y Gran Bretaña han olvidado demasiado a menudo ver el todo por centrarse en los problemas de cada uno. Y eso debe preocupar a Komorovski y a un país con la historia de Polonia. Con el trasfondo de la política rusa de expansión, y con motivo de los 75 años desde el inicio de la II Guerra Mundial, el presidente polaco tiene todo el derecho a honrar a la OTAN como garante de la seguridad de su país y de toda Europa. Claro que hubiera sido mejor y más adecuado subrayar en este día en Berlín, además del rol de la OTAN, la importancia de las Naciones Unidas para la época de posguerra. Pero justamente desde el punto de vista polaco, la OTAN, con todas sus fortalezas y debilidades, probó ser el garante de la seguridad desde la caída de la Cortina de Hierro, en 1989.

Berlín-Varsovia-Moscú: ¿solo un sueño por ahora?

Sin embargo, quedan dudas acerca de si el discurso de Komorovski en Berlín fue comprendido correctamente. Así y todo, las disquisiciones del presidente de Polonia son también una invitación al diálogo para el Kremlin, ya que elogió el proceso europeo de unificación como la “capacidad de hacer concesiones”. Por supuesto, respetando las fronteras nacionales existentes.

Para su visión de una Europa pacífica, Komorovski eligió una bella imagen que incluye a Rusia: se refirió a la “Autopista de la Libertad”, que existe en realidad entre Berlín y Varsovia. Komorovski sueña con un eje vial entre Berlín, Varsovia y Moscú, y está decidido a defender el eje actual entre la capital alemana y la polaca.Y con ello expresó lo que sienten también sus anfitriones en Berlín.