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Huelga general reta al nuevo Gobierno belga

Barbara Wesel (JAG/RML)15 de diciembre de 2014

Aviones, trenes y autobuses detenidos. Escuelas en silencio. Industrias y comercio paralizados. Los funcionarios públicos belgas detuvieron el país en protesta contra los recortes del Gobierno de centroderecha.

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Belgien Generalstreik 15.12.2014
Imagen: DW/B. Wesel

La entrada al edificio de oficinas del consorcio petrolero Total en Bruselas no solo está bloqueada, sino que también se convirtió en un improvisado comedor con café para calentarse durante la huelga (en la foto), aclara Stephanie mientras cuenta cuán negro ve el futuro del país: “El gobierno planea tales recortes en las prestaciones sociales y la sanidad que todo será cada vez mas difícil para los trabajadores”. Como ejemplo alude al aumento de la edad de jubilación a los 67 años, que debería entrar en vigor en 2030.

Como representante del sindicato socialista FGBT, Laurent responsabiliza a la política europea de los planes de recorte del primer ministro Charles Michel: “Si toda Europa ahorra, está claro que la economía no funciona”. Laurent responsabiliza de la deuda de Bélgica, actualmente superior al 104% del PIB, al rescate bancario tras la crisis financiera. Además, el Gobierno pretende ahora recuperar el dinero con “medidas radicales contra los trabajadores”, sentencia el sindicalista.

Un par de calles más lejos coinciden los huelguistas del sindicato socialista y del democristiano CSC. “El ahorro es un horror. Perdemos mucho. Estamos en un punto donde no se puede recortar más“, dice Nicolás, portavoz del grupo. También él responsabiliza a la política de ahorro europea de los planes de recorte del Gobierno. Coincidiendo con la huelga general, el periódico belga Le Sour presentó cifras según las cuales cada vez mas familias viven en la precariedad. Los sueldos comenzaron a bajar desde el principio de la crisis y muchos ya no pueden permitirse ni repostar gasolina. La asistencia a los comedores de caridad aumentó un 45% y la sanidad sufre deficiencias debido al aumento de las tasas.

Belgien Streik Bahnsteik Brüssel Hauptbahnhof
Trenes parados en la estación de Bruselas.Imagen: picture-alliance/AA/D. Aydemir

Nula aceptación de las reformas

El último Gobierno socialdemócrata ya comenzó a ahorrar y la nueva coalición de centro derecha quiere ahora recortar 11.000 millones en el gasto público, justificando los planes como una reforma estructural necesaria. Bélgica es uno de los países con mayores costes laborales en la UE y Charles Michel quiere abaratarlos bajando las contribuciones sociales y terminando con el aumento de salarios basado en la inflación. Unos recortes que los ciudadanos no están dispuestos a aceptar de brazos cruzados, en un país que hasta ahora contaba con una red social ejemplar desde la guardería hasta la atención de ancianos.

A solo dos meses de la toma de posesión, la primera huelga general ha sido todo un reto para el Gobierno de Michel. Entre otras razones, porque la coalición de centroderecha dejó fuera del Gobierno a los representantes socialdemócratas de la mayoría de la zona francófona del país, a cuenta de otros partidos de derecha, desbaratando la complicada aritmética de partidos y regiones en Bélgica. Una alianza apodada desde el principio como "Coalición Kamikaze", que venía con los conflictos practicante servidos.

Además, el 50 por ciento de los trabajadores belgas está organizado en sindicatos con una gran influencia política. Algunos comentaristas creen que la huelga ha servido para enseñar músculo. Desde el puerto de Amberes hasta las acerías de Lieja en la zona de Valonia, los sindicalistas han querido mostrar que pueden parar el país al completo. “Parece que hablamos en chino a los ministros”, dijo Mark Leemans, dirigente del CSC democristiano a la prensa, coincidiendo con sus colegas socialdemócratas y liberales. “No descartamos otra huelga general”, continuó.

Entretanto, los sindicatos están contentos con el seguimiento de la huelga. En Bruselas no hubo vuelos, ni trenes, ni escuelas. Y en los hospitales solo se atendieron urgencias. Casi todos los funcionarios siguieron la huelga mientras que, según la resonancia en redes sociales, únicamente una minoría se mostró a favor de ir a trabajar.