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Henry Lukács, el soldado

19 de mayo de 2010

Por su misión en Afganistán recibió la mayor condecoración del ejército alemán: la Cruz de Honor. No importa lo que sea, el paracaidista nunca pierde la calma, aunque tenga que saltar a miles de metros de altura.

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Henry Lukács ha saltado al vacío desde un avión unas 370 veces. Incluso ha dado saltos a diez kilómetros de altura. Estos saltos los denomina el sargento primero como “muy complicados”. Y de verdad lo son: Las temperaturas a esa altura disminuyen a -60 ºC y a veces hay que llevar consigo unos 60 kg. de equipaje, que no se aprecia hasta que no estás en el suelo.

“Ahí sí es que es importante tener a alguien que te ayude a levantarte”. Cuando el avión abre la compuerta trasera, uno mira la altura completamente mareado, pero, a pesar de todo, se tira. Para cuando está en el aire ya ha olvidado completamente que lleva 60 kilos a sus espaldas.

Dos amigos perdidos en Afganistán

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Henry Lukács siente pasión por el paracaidismo.Imagen: DW

Henry Lúkacs pertenece al grupo de cuatro soldados que la canciller alemana Angela Merkel condecoró con la mayor condecoración del ejército alemán: la Cruz de Honor al Mérito por su coraje en julio de 2009. El soldado de 28 años recibió la distinción por su misión en Afganistán.

“Era 20 de octubre y participábamos en una operación muy importante. En su transcurso dos compañeros se vieron afectados por un ataque suicida en un puesto de seguridad alemán. Nosotros corrimos para socorrerles y ponerlos a seguro, pero era demasiado tarde.”

Ya han pasado varios meses, pero Henry Lukács todavía piensa en el trágico suceso: “Cuando pienso en Afganistán sólo siento tristeza y pena. Allí perdí a dos buenos amigos”. Por eso desearía recibir más apoyo y comprensión por parte de la sociedad alemana para la ayuda para ayudar en la recuperación de los soldados. Lamentablemente, los medios hablan únicamente de los soldados en Afganistán cuando fallecen o resultan heridos, critica Lukács.

Ayuda para los jóvenes soldados

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El campo de entrenamiento en Zweibrücken.Imagen: DW

Él mismo denomina su puesto de sargento primero como un multiplicador. Su tarea consiste en transmitir a jóvenes soldados las experiencias que ha ido recopilando por todo el mundo y prepararlos para misiones más peligrosas.

Él reúne la competencia necesaria: de las paredes de su pequeña habitación cuelgan más diplomas que fotos de verano. Casi cada semana, el sargento tiene que viajar por Alemania o al extranjero. ¿Se ve más como paracaidista militar de la división de operaciones especiales o como soldado de elite?

Lukács niega modesto con la mano: “Eso lo deben decir otros. Seguro que debido a la formación intensiva, unas tropas se diferencian claramente de otras. Pero yo estoy agradecido a todas de que pueda hacer algo que no todos saben hacer”.

Una cuadrilla unida

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Henry Lukács con sus compañeros soldados. Son como una gran familia.Imagen: DW

Pero, para el sargento primero, también hay días grises en la rutina del ejército. Cuando Lukács no está de viaje, vive entre semana con sus compañeros del batallón de paracaidistas de Zweibrücken en el cuartel. Mientras que los soldados tienen que compartir la habitación con otros compañeros, normalmente otros dos, el suboficial tiene una habitación para él solo. Y la televisión se acaba de estropear.

Pero no es el fin del mundo. Así tiene más tiempo para sus compañeros de piso: “Somos una cuadrilla muy unida. Un ambiente tan agradable de trabajo no se encuentra en todas partes”.

Sin el buen entendimiento y la confianza existente, la convivencia no funcionaría. Al fin y al cabo, los soldados no sólo se tienen que llevar bien en una casa tan pequeña; también tienen que confiar en el otro en misiones de gran riesgo.

La novia le cayó a los pies

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La cruz del honor al valor es la mayor condecoración en el ejército alemán.Imagen: AP

Los fines de semana tiene tiempo para su vida privada. Y Lukács viaja a Colonia para ver a su novia. El soldado, original de Jena, considera Colonia como su segundo hogar. La novia se le “cayó literalmente a los pies”, comenta el aprendiz de reparador de tejados, pues en su tiempo libre, ella también salta en paracaídas y Henry graba pequeños videos de sus saltos.

Familia e hijos entran dentro de sus planes. Lukács los llama “plan uno y plan dos”. Pero primero su novia tiene que terminar los estudios de derecho. Cuando acabe el servicio, Lukács se ha planteado emigrar a otro país, como por ejemplo a Cuba. Allí han pasado sus mejores vacaciones. “Yo soy un fumador apasionado. Un buen puro cubano me ayuda a relajarme y a pensar. Para mí eso es sinónimo de felicidad pura.”

Autor: Mikhail Bushuev

Editor: Enrique López