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Heiko Janssen, el taxista

3 de mayo de 2010

Heiko Janssen abandonó su pequeña localidad de origen para internarse en las entrañas de una gran ciudad: Berlín. Ahí se gana la vida como taxista, profesión a la cual equipara con la vida misma.

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Heiko Janssen vive desde hace dos décadas en Berlín. Se gana la vida como conductor de taxi. Si uno le pregunta por qué salió hace veinte años de Aurich, su ciudad natal ubicada en la región de Frisia oriental, escuchará como respuesta que se debió a la diversidad cultural de la hoy capital alemana. A Janssen le fascina sobre todo la colorida vida nocturna de Berlín, hecho que para el hombre de 45 años no ha disminuido un ápice desde los ochenta.

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El conductor aprecia su independencia.Imagen: DW

En sus años mozos, él solía ir al centro juvenil de su ciudad. Ahí proyectaban algunos filmes poco convencionales y distintos a los que se exhibían en las salas de cine comercial. También se organizaban conciertos. De todos modos, llegó el momento en el que Aurich y sus 50.000 habitantes eran algo demasiado pequeño para él.

Horizonte estrecho

Janssen se mudó a Berlín. Llevó una “vida poco juiciosa” a finales de los ochenta y principios de los noventa, según sus padres. Ello porque el hoy taxista hacía uno que otro trabajillo pero, sobre todo, disfrutaba la vida. Se enteró de la caída del Muro de Berlín, ocurrida el 9 de noviembre de 1989, apenas al día siguiente. De repente, Berlín occidental había sido inundado por autos del este; un colega le contó que el jefe de ambos había bailado en la Puerta de Brandemburgo.

Es casi sintomático el hecho de que Heiko Janssen haya vivido el proceso de reunificación alemana a bordo de un auto: siempre sintió pasión por conducir vehículos. En 1993 hizo realidad un sueño largamente anhelado: obtuvo su permiso para conducir taxis. Desde entonces se dedica a esta actividad.

La predilección le viene de familia. Su padre fue conductor de autobuses. Para Janssen, trabajar en un taxi implica cierta libertad, sin un jefe a sus espaldas. Él mismo decide cuándo y cuánto trabajar, cuándo hacer una pausa y qué dirección tomar.

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La vida cultural de Berlín es un incentivo para Heiko Janssen.Imagen: DW

Servicio nocturno

Janssen trabaja de noche. Figura dentro del grupo conocido como “los taxistas mudos”. Esto no significa que se niegue a conversar con sus pasajeros; sólo que no está obligado a encender el aparato de radiocomunicación en el vehículo. Antes de encender el auto, él echa un vistazo a los diarios para enterarse de lo que sucederá en la ciudad: ferias o grandes conciertos; o bien, en qué discoteca se presentará tal o cual DJ.

Esto define la dirección a seguir. Así también tiene oportunidad de seleccionar a sus pasajeros y evitarse situaciones de estrés. Durante el día el trabajo es distinto, dice Janssen. Uno puede enfrentarse a pasajeros que deben tomar un avión y están llenos de nerviosismo. De noche todo es más relajado, incluso el tránsito, que no es tan pesado.

Hay otras razones por las cuales él ha decidido trabajar de noche. Sobre todo, porque Janssen se considera un “animal nocturno”. Duerme de día y por lo general sale a trabajar de las 21 horas a las seis horas del día siguiente. Pese a este horario, el conductor de taxis y su compañera Barbara llevan una relación armónica.

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Parte del panorama que es cotidiano para Janssen.Imagen: DW

Ambos viven juntos desde hace diez años. Ella trabaja en casa y no tiene objeciones en cuanto al trabajo nocturno de Janssen. Además, Barbara labora de manera independiente, de modo que puede repartir el trabajo a lo largo del día. Por eso es que las cosas entre ambos funcionan bastante bien, opina ella.

Dependiendo de cuánto haya trabajado la noche anterior, el conductor nocturno duerme hasta las 13 horas aproximadamente. No suele tomar desayuno. “Por las ‘mañanas’ “, como él las llama, necesita más que nada su té. Para él es muy importante. Como buen ciudadano de Frisia oriental, toma la bebida por lo menos tres veces al día. Té de la región, una mezcla poderosa de diversos tés negros al estilo inglés.

Después, él y su compañera comen juntos. Janssen come con agrado todo lo que cocina Barbara. Pero cuando ella no está en casa debido a compromisos laborales, él cocina su platillo preferido desde la infancia: papas, salchichas y col agria.

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Heiko Janssen en su faceta de DJ.Imagen: DW

“Siempre fui el conductor”

Este platillo y el té de Frisia oriental son de las pocas conexiones que Janssen mantiene con su región natal. Además, él visita a sus padres dos o tres veces por año. No ha cultivado mayor relación con sus conocidos de la juventud. Lo que sí ha quedado es el amor por la música.

En el apartamento ubicado en Friedrichshain, en la parte oriental de Berlín, la colección de discos tiene un sitio de honor. De vez en cuando hace de DJ en la galería de un amigo, desde que el local abrió hace cinco años.

Autos y música son cosas que, para Janssen, son tan complementarias como el puño sobre un ojo. En Frisia oriental siempre tuvo trabajos relacionados con los automóviles y en los cuales, además, se podía escuchar música al mismo tiempo. En el auto de su padre solía viajar a conciertos musicales en Holanda. “En Frisia oriental siempre fui el conductor. Hoy soy el conductor, pero de taxi”, dice. Y en el fondo, la música sigue flotando…

Autor: Carlos Albuquerque

Editor: Enrique López