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Grecia - Argentina: dos países distintos una crisis verdadera

17 de mayo de 2010

La crisis fiscal griega que ha afectado la economía a nivel global tiene pasado. Argentina cometió los mismos errores que provocaron la bancarrota en 2001. Los más afectados siguen siendo los pequeños inversionistas.

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Cristina Fernandez de Kircher bajo lluvia de confites.Imagen: AP

La que se conoció en Argentina en 2002 como "la crisis del peso", fue provocada, entre otras cosas, por una montaña de deudas de unos 100 mil millones de dólares imposibles de pagar por Buenos Aires en ese momento.

En 2010 Argentina tiene que refinanciar 15 mil millones de la deuda. Pero además, el Gobierno de Cristina Kirchner planea aumentar los gastos en un 30%. ¿La razón? En 2011 habrá elecciones a orillas del Río de la Plata. El pasado 14 de mayo se cumplió el plazo para que inversionistas institucionales aprobaran la planeada renegociación de la deuda.

Argentina tendrá que llegar pronto a un acuerdo con sus acreedores para poder regresar al mercado de capitales. Los acreedores particulares empero, tendrán que seguir esperando el pago del dinero que les debe el Estado argentino, también a numerosos alemanes.

Pensionados alemanes de a pie, los más afectados

En la década de los 90 del pasado siglo a los certificados argentinos se les conoció como Bonos Tango; algo que sonaba sensual, atractivo y serio. En otras épocas, los bonos estatales eran de confiar, y si provenían de un país considerando emergente, como Argentina, que ofrecía altos intereses, pues aún mejor. Era, por lo menos lo que se creía. Así que no es de extrañarse que miles de ciudadanos alemanes compraran bonos argentinos. Unos 100 de ellos son representados hoy por el abogado Jakob Heichele.

"Los acreedores alemanes del Estado argentino son, en su mayoría, personas de la tercera edad que querían asegurar su pensión", dice Heichele a Deutsche Welle. "Para esta gente ha sido especialmente amargo no recibir un solo peso desde hace ocho años, justamente ahora que están jubilados, no pueden trabajar y necesitan seguridad", apunta el abogado.

En busca de confianza…y dinero

Pero desde hace pocas semanas se vislumbra una luz de esperanza. El gobierno argentino necesita dinero y el país no goza de muy buena reputación en los institutos internacionales de crédito. Por ello, el ministro argentino de Economía, Amado Boudou, ha empezado una campaña para solucionar el conflicto con los viejos acreedores.

"Para Buenos Aires es muy importante saldar las cuentas con los pequeños inversionistas", asegura Boudou. El propósito es tratar de recuperar la confianza en las ofertas financieras provenientes de Argentina. En Alemania empero, reina escepticismo sobre la "nueva atracción" del Río de la Plata. Según los cálculos del grupo de acreedores representados por Heichele, "el fisco argentino nos quiere regresar sólo entre el 30 y 33% de nuestro dinero, incluidos los intereses vencidos".

Una oferta que para los acreedores germanos es inaceptable: "Es peor que la hecha en 2005 y por eso es rechazada por la mayoría de mis clientes y por mí mismo", indica Jakob Heichele. Así que los pequeños acreedores germanos no acogerán la oferta argentina.

Amantes del alto riesgo

Pero hay otros que están "encantados": los fondos Hedge de inversión libre y alto riesgo. "Los inversores que sacan provecho de las bancarrotas estatales son aquellos que han comprado bonos después del cese de pagos, justo cuando el curso del precio nominal ha caído hasta un 8 por ciento. Éstos son lo que hacen una gran ganancia cambiando ahora a cursos del 33 al 35%", explica el jurista económico alemán.

A finales de 2001 la Argentina anunció su incapacidad de pagar la deuda externa. Las razones de la bancarrota fueron diversas. Como en el actual caso de Grecia, fueron la ineptitud política, la corrupción y una economía nacional poco competitiva las que ocasionaron la debacle.

"En los años 90 Argentina acopló, por Ley, su moneda al dólar estadounidense. Un peso argentino resultó valiendo lo mismo que un dólar. Esto condujo a un encarecimiento de los productos nacionales y a un incremento de las importaciones que desembocaron en un fuerte déficit de la balanza comercial", recuerda Heichele. Una depreciación del peso argentino se hizo obligatoria. Las deudas en dólares, euros o yenes se volvieron entonces impagables en ese país del cono sur.

Ancianos en ascuas y dinosaurios millonarios

Gracias a la gran pérdida del valor del peso argentino y una creciente demanda internacional de materias primas y productos agrícolas, la economía argentina ha vivido un repunte desde 2003. Buenos Aires podrá pronto volver a cumplir con sus obligaciones crediticias. Pero hasta ahora, sólo los grandes acreedores, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, han recuperado algo del dinero prestado a los argentinos. Los pequeños esperan aún recuperar sus inversiones.

Aquí hay un tratamiento injusto de los damnificados, a juicio del grupo alemán de acreedores quienes, según su abogado, "tampoco del Gobierno alemán pueden esperar mucha ayuda para recuperar el dinero de sus pensiones". Al contrario, el Gobierno bávaro le concedió a Argentina una dispensa extraordinaria, aunque transitoria, que impedía confiscar por determinado tiempo bienes argentinos en suelo alemán. ¿La razón? Una reciente exposición de dinosaurios por valor de 10 ó 15 millones de euros la unidad y que Heichele quería hacer confiscar como pago de la deuda con los pensionados alemanes.

Autor: Ernst Weber /JOV

Editora: Emilia Rojas