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Frágil, pero en crecimiento

José Ospina-Valencia2 de febrero de 2013

A pesar de que la vida de millones de colombianos ha mejorado en las dos últimas décadas, la vulnerabilidad caracteriza el estado de la creciente clase media que vive en la cuerda floja.

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Imagen: DW/J.Ospina-Valencia

La clase media en Colombia crece. Según el Banco Mundial (BM), el porcentaje de personas que en el país sudamericano pueden contarse como de clase media pasó del 15 al 28 por ciento en la última década. Un estudio sobre “Movilidad social en Colombia”, dirigido por Alejandro Gaviria, ex decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, con sede en Bogotá, confirma que cerca de dos millones de nuevos hogares colombianos ascendieron a la clase media en la última década, duplicando su tamaño.

El año anterior la economía colombiana creció en un 5,8 y se prevé que en 2013 lo haga en un 5 por ciento, el tercer mejor desempeño de América Latina. Dicho estudio parte de que de los 45 millones de habitantes de Colombia, hay unos 13,8 millones de ciudadanos con recursos de clase media, 16,5 millones que devengan menos que estos y 1,38 millones de ricos. De lo anterior se puede concluir que 13,32 millones de colombianos no aparecen en las estadísticas porque o pertenecen al sector informal, viven en la extrema pobreza o en la indigencia.

¿Un problema de definición?

El concepto nacional de “clase media” varía de acuerdo a los parámetros y condiciones económicas y sociales de cada país. El citado estudio de movilidad social incluyó a personas con ingresos mensuales de hasta 5.500 dólares como pertenecientes a la nueva clase media colombiana.



Los parámetros de ingresos de la clase media adoptados por el Banco Mundial empero, incluyen hogares con ingresos mucho más bajos que oscilan entre 10 y 50 dólares diarios por habitante, o sea empleados que devengan entre 300 y 1.500 dólares al mes. Teniendo en cuenta que el salario mínimo vigente en 2013 en Colombia fue fijado en 380 dólares mensuales, la brecha entre la misma clase media es grande. Y aún más, si con un salario mínimo en Colombia se debe mantener a cuatro personas en promedio. No en vano, el ciudadano de a pie habla de clase media baja y clase media alta.

En vista de tal fragilidad, en Colombia hay quienes prefieren hablar solo de pobres y ricos, toda vez que allí el bienestar de la clase media se basa en el crédito de consumo. "Si bien los ingresos han crecido, el sustento real ha sido fortalecido por la expansión del crédito, sobre todo del de consumo, que creció más del 30% en los últimos años”, explica Gaviria a Portafolio de Colombia.

Un importante sector de la población colombiana trabaja informalmente.
Un importante sector de la población colombiana trabaja informalmente.Imagen: DW

Por su parte, José Antonio Ocampo, de la Universidad estadounidense de Columbia, estima allí mismo que el incremento de la clase media en Colombia no es tan débil. Al contrario: “El proceso es sostenible. El problema está en la definición de la clase media que incluye a hogares con relativos bajos ingresos y alto riesgo de caer en la pobreza”, dice Ocampo.

A la volatilidad del estatus de clase media se suma en Colombia su reducido tamaño, en comparación con otras grandes economías de América Latina. En Chile, por ejemplo, la clase media supera el 50% y en México, el 40, según datos oficiales.

Una economía frágil produce una clase media frágil

Entre otros factores que amenazan el equilibrio de clase media en Colombia, así cuente con generaciones de profesionales mejor educadas, Gaviria menciona “la fragilidad de una economía basada en materias primas; una carga tributaria en alza; la creciente dependencia de las exportaciones del petróleo y la minería; una golpeada industria manufacturera que en 1991 exportaba 30 millones de dólares en calzado y ahora solo un millón. Y para rematar: una informalidad laboral entre el 50 y el 60 por ciento”.

Es un hecho que la pobreza en América del Sur ha caído de manera sostenida durante la última década. Esto, gracias a la combinación de condiciones económicas favorables y políticas sociales. Pero aunque en Colombia se han dando similares condiciones, las cifras son menos alentadoras. Mientras que la pobreza en Chile es del 7,1 y en México del 17,4%, en Colombia diversas fuentes la calculan entre el 30 y el 37 por ciento.

El rezago de Colombia en la disminución de la pobreza y la desigualdad se debe, entre otras causas, al conflicto que vive desde hace más de medio siglo. La violencia narco-guerrillera ha tenido un impacto desproporcionado sobre la población civil y, en particular, sobre la población pobre rural. Esto, además de victimizar a los hogares, destruye activos, inhibe la inversión y debilita los mercados.

El conflicto armado interno ha jalonado hacia atrás el desarrollo económico del país.
El conflicto armado interno ha jalonado hacia atrás el desarrollo económico del país.Imagen: picture-alliance/dpa

Aún así, la clase media jalona la economía colombiana, dice a DW Camilo Herrera, presidente del think tank colombiano Raddar, especializado en mediciones de consumo. Herrera habla de dos fenómenos positivos que están fortaleciendo la clase media: “La (mayor) formalización del empleo y la penetración bancaria”. Ya que, “si se tiene un empleo estable y acceso a crédito, las condiciones del hogar mejoran radicalmente”, concluye Herrera.

Consumo, ergo sum

Condiciones que favorecen el mayor consumo doméstico de los colombianos. Un efecto que, según Camilo Herrera, se le agradece a las características de la nueva clase media, “cuyos miembros representan la segunda o tercera generación de la migración interna y los jefes de hogar cuentan con mejor educación y más alto patrimonio que les permite obtener créditos para comprar auto y apartamento o casa”.

Calculando el tamaño de los hogares de clase media en 4 personas, o menos, el presidente de Raddar destaca también que esos colombianos pueden disfrutar hoy de vacaciones y su endeudamiento está cercano al 20%. En resumen, Herrera considera que la clase media colombiana “se va sostener en el tiempo y no se trata de una tendencia demográfica o económica”.

En todo caso, en la lucha por suplir las necesidades básicas de la mayoría de los colombianos, las inversiones en educación, cultura y tecnología son reducidas. Hasta ahora, no se vislumbran planes para crear una “cultura del saber”.

Por ahora, poco a poco, los pobres en Colombia, aunque realmente no dejen de serlo, están empezando a ser tenidos en cuenta, no solo en los registros de la clase media, sino como consumidores y, por lo tanto, como ciudadanos con poder adquisitivo, más no de decisión. El empoderamiento educativo y político de la clase media solo lo lograría una política de educación para todos, que en Colombia aún brilla por su ausencia.

Autor: José Ospina-Valencia
Editor: Diego Zúñiga