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Eva Perón: la infinita flexibilidad de un mito

Cristina Papaleo26 de julio de 2012

La figura política de Eva Perón sigue despertando sentimientos encontrados aún a 60 años de su muerte, pero su carácter de ícono masivo permanece y es reciclado por la sociedad argentina y la mitología popular global.

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Imagen: Getty Images/AFP


“En los altares populares, santa/ Hiena de hielo para los gorilas/ Pero eso sí, solísima en la muerte (…) / Con látigo y sumisa, pasiva y compasiva/ única reina que tuvimos, loca / que arrebató el poder a los soldados (...)”. Así describió a Eva Perón la escritora argentina María Elena Walsh en 1982. Hoy, a 60 años de su muerte, el mito de Evita sigue vivo. En el mausoleo de los ídolos argentinos y globales solo la iguala otro ícono, el Che Guevara. Pero Eva habita ella sola –como mujer detentora de poder- la cúspide de la idolatría de muchos argentinos en una pasión que no se vio mermada por el desprecio que su figura también sigue despertando en tantos otros.

Su historia sirvió de inspiración para la literatura, el cine y el teatro. Su imagen fue y es utilizada –para bien y para mal- por las diversas corrientes del peronismo e incluso por sus detractores. “Su ascenso legendario desde la pobreza hasta la cima del poder, y su muerte trágica en plena juventud son algunos de los factores que explican el fenómeno. Su carisma reunía aspectos tan contradictorios que todavía hoy se proyectan en ella los más diversos anhelos”, dijo a DW Anne-Kerstin Tschammer, experta en comunicación y autora de “El mito de Evita: estrella de la política y santa popular” (Mythos Evita: Politstar und Volskheilige, editorial Deutsch VDM, 2008).

El periodista cultural argentino Gabriel Cocimano, por su parte, dice que “el mérito de Evita es que hizo visible a un sector postergado de la sociedad argentina, y también a la mujer, que aún no reclamaba su derecho a participar en la sociedad”. Evita, la “abanderada de los humildes”, fue, ya en vida, una figura mítica. En cierto modo fue, según él, “una Robin Hood del siglo XX, y también una Cenicienta”, añade Cocimano.

Eva Perón y Juan Domingo Perón.
Eva Perón y Juan Domingo Perón.Imagen: Getty Images
Eva Perón en su típico saludo.
Eva Perón en su típico saludo.Imagen: AP



Una mujer en busca de reconocimiento

Eva Duarte fue hija ilegítima y su infancia estuvo signada por la pobreza y el anhelo de ser reconocida por su padre. Se casó con Juan Domingo Perón en 1945, y un año más tarde comenzó en su rol de primera dama, como Eva Perón, acompañando al ya general Perón en su campaña electoral. Algo inusual, ya que las mujeres argentinas carecían aún de derechos políticos. Ella impulsó el voto femenino en Argentina, ley sancionada en 1947.

Su origen humilde, su espíritu de lucha y su ascenso meteórico al mundo de la política la marcaron e hicieron que su compromiso por la justicia social se encarnara en su vida privada. “Evita no solo tenía un discurso y una imagen políticos, sino que vivió lo que decía, al igual que el Che Guevara”, señala Tschamer.



Eva Perón y el rol de la mujer argentina

La autora añade que la ex primera dama inició un modelo de rol político femenino combativo que, en el presente, se ve estilizado en la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. “De ese modo, Eva Perón logró una legitimación de la mujer en la sociedad que hoy sigue influyendo en la cultura política argentina”, subraya Anne-Kerstin Tschammer.

“Eva Perón fue duramente criticada por las capas más pudientes de la sociedad argentina por no tener un rol político legítimo y tuvo que retraerse de su actividad política”, agrega la experta. La reivindicación del poder de parte de una mujer en una posición de liderazgo, dice, aún no está bien vista, no solo en Argentina, sino en todo el mundo.

La presidenta argentina, Cristina Fernandez de Kirchner.
La presidenta argentina, Cristina Fernandez de Kirchner.Imagen: AP



Su figura encarnó contradicciones y deseos

“Eva Perón inició una tradición política y cultural en Argentina, la presentó en sociedad, y sigue influyendo en la clase política de tal forma que ésta aún sigue extrayendo fragmentos de su discurso y de su puesta en escena para representar su vínculo con Evita”, señala la autora.

De acuerdo con Tschammer, Eva Perón canalizó las grandes contradicciones de la Argentina de aquellos tiempos: un país a caballo entre Europa y América Latina, entre modernidad y tradición, entre el desarrollo agrícola y el industrial, y reflejó asimismo las ambivalencias del peronismo, fundamentando así una sólida alianza con las masas.

Figura materna, mediadora entre el poder y los marginados, santa y revolucionaria, “al final de su vida”, dice Tschammer, “Eva Perón desarrolló una retórica del dolor por los menos favorecidos”. Eso pudo haberse traducido en su cuerpo como enfermedad, plantea la autora. Eva Perón muere de cáncer de cuello de útero a los 33 años, a la edad que se le atribuye a Cristo cuando fue crucificado. El carácter épico de la vida de Evita, desde su irrupción en la vida política hasta las circunstancias de su acceso al poder y su muerte misma, señala Gabriel Cocimano, forman parte de los ingredientes que le dan esa relevancia mítica.

Tschammer: "Retórica del dolor de Eva Perón".
Tschammer: "Retórica del dolor de Eva Perón".Imagen: Getty Images/AFP


Autora: Cristina Papaleo
Editora: Emilia Rojas-Sasse