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¿Estándar para emisiones en la aviación comercial?

Cui Mu / PK25 de septiembre de 2013

¿Cómo puede incluirse a la aviación comercial en la protección del clima? Una propuesta de la UE fracasó por la oposición de Rusia, China y EE. UU. Ahora se intenta llegar a un acuerdo internacional.

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Un avión grande moderno emite más de 600 toneladas de CO2 en un vuelo, por ejemplo, de Fráncfort a Los Ángeles.Imagen: dapd

La UE planeaba que a partir de 2012 las aerolíneas pagaran tasas por sus vuelos internacionales desde y hacia Europa. La Comisión de la UE tenía además la esperanza de poder reducir las emisiones de CO2 a través de un sistema de comercio de derechos de emisiones. La propuesta europea, sin embargo, levantó protestas en todo el mundo. En el ínterin, la Comisión de la UE eliminó el comercio de emisiones para las aerolíneas no europeas, aunque solo hasta la conferencia de Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI).

La conferencia se lleva a cabo del 24.09 al 04.10. 2013, en Montreal, Canadá. El tema central es crear un estándar para la protección del clima y las emisiones de las aerolíneas comerciales, tal como fue impulsado desde un principio por la UE. Si bien ya en el Protocolo de Kioto estaba previsto fijar un objetivo climático global para el tráfico aéreo, 16 años después, un acuerdo en ese sentido brilla aún por su ausencia.

Si los casi 200 países no logran llegar a un consenso, la UE reactivará unilateralmente su sistema de comercio de emisiones para aerolíneas extranjeras, a pesar de todas las resistencias.

Auge de la aviación comercial, aumento de las emisiones

“El tráfico aéreo es el sector económico de más rápido crecimiento. El problema de las emisiones de gases de efecto invernadero es enorme”, dice Christoph Bals, director de Germanwatch, una ONG de protección del clima. Bals agregó en entrevista con DW que el tráfico aéreo causa ya entre el cinco y el ocho por ciento de las emisiones mundiales de CO2: “Por ello es absolutamente necesario reducir las emisiones”, agrega.

La UE había planeado originalmente incluir a todo el sector de la aeronavegación comercial en el sistema de comercio de emisiones. El objetivo era que un aumento del costo de las emisiones llevara a su reducción. Hoy, una tonelada de emisiones de CO2 cuesta en la UE entre 5 y 15 euros. Un avión grande moderno emite más de 600 toneladas de CO2 en un vuelo, por ejemplo, de Fráncfort a Los Ángeles.

Airbus A-330
La UE quiere que también las aerolíneas no europeas deban comprar certificados de emisión de CO2.Imagen: Getty Images

Europa vs. el resto del mundo

La UE quiere que también las aerolíneas no europeas deban comprar certificados de emisión de CO2. Ello desató, sin embargo, una agria disputa entre la UE y el resto del mundo: los Estados Unidos, China, India y Rusia pusieron en duda que el derecho europeo pudiera tener vigencia también más allá de las fronteras de la UE. Chai Haibo, vicepresidente de la Asociación de la Aviación Comercial de China, dijo a DW: “En un vuelo de Pekín a Fráncfort, la UE quiere cobrar una tasa ya a partir de Pekín, a pesar de que la ruta lleva primero por territorio chino y luego de Mongolia y Rusia. Sobre el territorio de la UE rige naturalmente el derecho europeo, pero no en el del vecino.”

Desventajas para las aerolíneas europeas

La resistencia fue tan grande, que en abril de este año la Comisión de la UE dejó sin efecto el comercio de emisiones para aerolíneas extranjeras. Para el tráfico aéreo dentro de la UE, sin embargo, las aerolíneas deben seguir comprando certificados de emisiones.

Ello puede derivar en una desventaja para aerolíneas y aeropuertos europeos, dijo a DW Thomas Kropp, portavoz de Lufthansa. “Un vuelo de Hamburgo a Nueva York con escala en Amsterdam debe pagar por el trecho hasta Holanda”, resalta. Por ello, Lufthansa exige una solución a nivel global, “ya que las soluciones solo regionales son siempre malas; no debemos sufrir desventajas en la competencia internacional”, resalta Kropp.

Isaac Valero Ladrón, portavoz de la Comisión de la UE, es optimista. A la DW dijo que si se logra llegar a un acuerdo internacional sobre emisiones, estas podrían reducirse en hasta un 30 por ciento. Y agregó: “no veo razón por la que las aerolíneas quieran oponerse”.

Las ONG ambientales, sin embargo, son escépticas. Christoph Bals, de Germanwatch, no cree que Montreal se llegue a acuerdo vinculante alguno: “Un pacto climático global quizás sea posible en 2016, pero no antes, y entonces se verá si el sector de la aeronavegación comercial reducirá realmente sus emisiones”.