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Más del 90 por ciento de los habitantes de Narva son rusos. Desde que Estonia entró en la Unión Europea, en 2003, su economía ha empeorado cada vez más. Cuando, hace un par de años, una fábrica textil se arruinó, fue el fin de la prosperidad de esta antigua ciudad industrial. Hoy, Narva es pobre. En Europa hay gente que añora "los viejos buenos tiempos soviéticos". Como aquí, en el este de Estonia.