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Esperanza y escepticismo en Kiev ante la visita de Merkel

Roman Goncharenko / JAG22 de agosto de 2014

Antes del día de la independencia ucraniana, la canciller alemana Angela Merkel visitará Kiev. La visita es considerada como un gesto de solidaridad, pero también hay críticas.

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Merkel mit Putin und Poroschenko 06.06.2014 Benouville
Imagen: Saul Loeb/AFP/Getty Images

Angela Merkel es una visitante inusual en Kiev. En su casi nueve años en el Gobierno, solo estuvo una vez en la capital de Ucrania. Una breve visita de pocas horas. El presidente Ucraniano en aquel momento era Viktor Yuschenko y la Fundación Konrad Adenauer, cercana al la CDU, describió entonces la conferencia de prensa como una ducha fría para el mandatario de Kiev. Merkel apoyo el curso pro occidental pero rechazo el inmediato acercamiento de Ucrania a la OTAN y a la Unión Europea. Merkel no volvió a visitar al sucesor de Yuschenko, Viktor Yanukovich y Berlín se distanció de su política autoritaria.

Visita en un país en crisis

La canciller visitará ahora por segunda vez Kiev. Esta vez también durante solo unas horas, pero en un contexto muy diferente. Ucrania vive una de las peores crisis de su historia reciente. Rusia anexionó Crimea y el Este del país sufre una guerra que se ha llevado miles de vidas.

Los contactos entre Berlín y Kiev son hoy más intensos que nunca. El nuevo presidente Petro Poroshenko viajó dos veces a Berlín (antes y después de su victoria electoral en mayo) y se reunió con Merkel en las celebraciones del día D en Normandía y en la cumbre europea de Bruselas, además de mantener contacto regular.

Un momento simbólico

En este momento, la visita de Merkel se considera un símbolo. La canciller llegará justo antes del día de la independencia y el ministro de Exteriores Ucraniano Pawlo Klimkin calificó este viaje como único. También el experto en política Olexej Haran apunta en esta dirección: “Es una fecha simbólica e importante para saber a quién apoya Alemania”, comenta el profesor de la Academia Mohyla de Kiev, precisando también otra fecha: exactamente hace 75 años, se firmó el pacto Hitler- Stalin.

El 23 de agosto de 1939, en un protocolo añadido al pacto Hitler-Stalin se firmó la división se Europa del Este. “Puede ser una coincidencia, pero la visita es simbólica”, insiste Haran. Antes, en Ucrania se criticaba la política de Berlín que aceptaba a las esferas de influencia rusa. “Ahora vemos que la postura alemana frente a la política agresiva del presidente Putin ha cambiado”, aclara el experto.

Angela Merkel mit ukrainischem Präsident Viktor Juschenko in Kiew
Angela Merkel con el expresidente ucraniano Viktor Yuschenko.Imagen: AP

Miedo al eje Berlín-Moscú

El último encuentro de Putin y Merkel antes de la final del Mundial en Brasil provocó indignación en Kiev. Muchos ucranianos participaron en una campaña anti Merkel con montajes fotográficos con el titulo “Gracias Frau Ribbentrop” (en referencia al ministro de exteriores Nazi Joachim von Ribbentrop que firmó el pacto Hitler-Stalin). Posteriormente, una publicación británica causó aún más irritación en Ucrania al hablar de una supuesta cooperación de Alemania y Rusia para reconocer la anexión de Crimea. Incluso se hablaba de un “Pacto Merkel-Putin”.

A pesar de que Berlín desmintió estas sospechas, en Kiev todavía hay quien desconfía. Expertos como Olexander Suschko esperan una señal clara de solidaridad de Berlín en la visita para buscar una solución en Donbass, dice el director del Instituto de Kiev para la Cooperación Euroatlántica. Es necesario acordar posiciones comunes antes de la cumbre entre Rusia, Ucrania y la UE en Minsk. No es posible congelar el conflicto sin asegurar la frontera ruso-ucraniana, dice Suschko. De otra forma, el apoyo a los separatistas seguiría llegando a través de la frontera.

Apoyo financiero

Según Suschko, también es importante tratar temas de ayuda concreta desde Alemania. Kiev necesita apoyo financiero. Por ejemplo, a través de una Fundación que atraiga a los inversores extranjeros, propone el experto. El Gobierno también busca aliados para garantizar el suministro de energía. Debido a la guerra del precio, el gas ruso no llega a Ucrania y no se descarta que Poroschenko pida la participación de empresas alemanas en los gaseoductos. El Parlamento de Kiev permitió hace poco la privatización y para Kiev, podría ser una vía mediación en el conflicto del gas.