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Vino del Mosela: el puente de la discordia

20 de abril de 2010

La construcción de un puente sobre el Mosela, justo donde se encuentran los mejores viñedos alemanes, ha desatado una descomunal discusión internacional sobre la necesidad del proyecto.

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Puente planeado sobre el Mosela (gráfico de computadora).Imagen: picture alliance / dpa

La disputa en relación con el puente, que atravesará el valle del Mosela a 160 metros de altura, a través de una de las mejores regiones vinícolas alemanas, se ha trasladado ya al cuadrilátero internacional.

Luego que diarios de Estados Unidos informaran críticamente sobre el puente, el ministro de Economía de Renania-Palatinado, el Estado federado que lleva adelante el plan, sintió la necesidad de salir a la palestra y calificarlo de “proyecto vial de gran importancia para toda Europa”.

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Panorama del proyecto.Imagen: picture alliance / dpa

Poco antes, adversarios del puente sobre el Mosela –entre ellos Joschka Fischer, ex ministro alemán de Relaciones Exteriores y famosos críticos internacionales de vino– se reunieron en Berlín para protestar contra la construcción, naturalmente degustando durante la reunión una buena copa de Riesling.

“Peligros para el paisaje, el vino y el turismo”

No obstante, los trabajos de construcción hace tiempo que ya están en marcha. El puente, de 160 metros de altura y 1,7 kilómetros de largo, unirá las localidades de Ürzig y Rachtig, en el Mosela medio. Los recursos legales interpuestos por los viticultores de la zona se han agotado: tampoco el Tribunal Administrativo Federal, la instancia superior, ve obstáculos legales para la construcción del proyecto.

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Joschka Fischer: en defensa del Riesling.Imagen: AP

Los adversarios del puente, sobre todo una iniciativa ciudadana local, apuestan ahora por la política y la opinión pública internacional, siguiendo el lema “no está muerto quien pelea”.

El grupo parlamentario de “Los Verdes” en el parlamento de Renania-Palatinado, llamó al Gobierno del Estado federado, socialdemócrata, a frenar uno de los mayores proyectos viales actuales de Alemania, debido a “los peligros para el paisaje y el equilibrio hidrológico, la viticultura y el turismo en el idílico valle del Mosela”.

El Gobierno argumenta que con la construcción del puente quedarán mejor interconectadas varias regiones alemanas y la región del Rin-Meno con Bélgica y los Países Bajos. Además, agrega, el puente hará que circulen menos vehículos por el propio valle del Mosela, lo que reducirá allí el ruido y la contaminación con gases de escape.

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Viñas Riesling en la laderas del valle del Mosela: famosas todo el mundo.Imagen: DW / Herrmann

Para no dejar lugar a dudas, el Gobierno ha encargado nada menos que 65 informes periciales, que han confirmado, dicen las autoridades, “la compatibilidad del proyecto con la protección de la naturaleza”.

In vino veritas

El ministerio de Economía de Renania-Palatinado, el único ministerio alemán que también lleva en su nombre el complemento “y de Vitivinicultura”, argumenta que, en vista de que el valle del Mosela tiene 240 kilómetros de largo, “no tiene sentido hablar de una degradación de toda la región del Mosela debido a un proyecto puntual”.

Pero las posiciones están endurecidas y la disputa se ha trasladado ahora al plano de las emociones, en el que, sabidamente, los argumentos lógicos la tienen difícil. Los amantes del buen vino sacan a relucir que el puente atravesará dos muy estimadas denominaciones de origen, haciendo daño a las vides de Riesling en las laderas. Enólogos, catadores y críticos de vino de todo el mundo han puesto el grito en el cielo, desde Londres hasta Japón.

El Gobierno de Renania-Palatinado advierte que tanto alboroto por el puente puede tener un efecto bumerán: “Quienes dicen querer ’salvar’ la viticultura en la región del Mosela en realidad están perjudicando enormemente su imagen con esta campaña sin precedentes”, dice un portavoz oficial. La verdad, como ocurre a menudo, es esquiva. Al final seguramente habrá que encontrarla en un buen Riesling, por aquello de que “in vino veritas”.

Autor: Pablo Kummetz

Editora: Emilia Rojas