Ayuda humanitaria en Colombia
14 de diciembre de 2009
En el contexto del encuentro anual entre representantes de ONG y ECHO, la oficina de la Unión Europea para desarrollo y ayuda humanitaria, Diakonie Katastrophenhilfe, Diakonía Apoyo en Emergencias (DKH), una organización dependiente de la Iglesia Evangélica Alemana (EKD) hablaron con Deutsche Welle acerca de la situación de la población en Colombia.
“Lo primero que hay que hacer es reconocer que en Colombia existe una guerra civil, aunque oficialmente se le intente bajar el perfil al conflicto”, cuenta a DW Rainer Lucht, representante de la organización.
Si tenemos en cuenta sólo los datos del Gobierno, con tres millones de desplazados internos, Colombia ocupa el segundo puesto después de Sudán en la lista internacional de desplazados. Esto significa que entre un 6 y un 8 por ciento de la población huye dentro de su propio país”, informa.
Fondos humanitarios parte de una estrategia estatal
“La respuesta al conflicto interno en Colombia, que tiene más de cuatro décadas, es la intervención humanitaria de mayor volumen de la Unión Europea en América Latina”, estima la ECHO, la oficina de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea. Sus medios están destinados a asistir a la población civil, independientemente de los canales oficiales. Por el contrario, existen proyectos de reintegración para desplazados de EuropeAid, la oficina de cooperación y ayuda al desarrollo de la UE, que se canalizan a través del plan estatal Acción Social convirtiéndose con ello en parte de la estrategia militar del Ejército colombiano.
Después del éxito obtenido con la liberación de la más famosa de los rehenes de las FARC, Ingrid Betancourt, y de haber liquidado al número uno de la guerrilla en el ataque en la frontera con Ecuador, el Ejecutivo del presidente Álvaro Uribe siente que ha llegado a una última fase, “y quiere conjugar todos los medios civiles y militares para reconquistar y pacificar territorios”, informa el representante de DKH..
No existe un blanco-negro
Sin embargo, “un cuadro así de blanco y negro no existe en Colombia, eso es demasiado fácil. Hay muchas relaciones cruzadas”, expone Lucht.
Las FARC, el narcotráfico, los paramilitares, el tráfico de armamento, el ejército y el Estado colombiano, Estados Unidos y su Plan Colombia y el afán económico de “liberar” territorios con fines diversos forman un complejo tejido de intereses al centro de cuyo fuego cruzado se encuentra la población civil.
Un entramado de intereses
“Ganar territorios para grandes proyectos- sea para monocultivos de palma africana, para el biodiesel o para nuevos planes mineros o petrolíferos- resulta rentable. Si se controla una región, se puede sacar provecho, se pueden exigir impuestos indirectos, se pueden emplazar inversiones de multinacionales”, comenta.
¿Cómo se logra el desplazamiento? “Si se asesina al cabeza de familia y se amenaza a los otros miembros, éstos se marchan a Bogotá, por ejemplo”, cuenta por su parte Volker Gerdesmeier, director de DKH.
El trabajo humanitario
Con la población civil desplazada trabaja esta organización, intentado ayudarla directamente, asegurando su alimentación, apoyando pequeños cultivos, a veces destruidos por las acciones de fumigación de las plantaciones de coca. También laboran preventivamente- una de las metas de los evangélicos es evitar que crezcan las víctimas de este conflicto-, instruyendo a la población civil en los peligros de las minas antipersonales e intentando que la presencia de esta organización internacional en los pueblos procure respeto a los jóvenes que están bajo la amenaza de reclutados.
Y también se realizan campañas de información y protección junto con las organizaciones locales: “en los barrios se Bogotá circulan `listas negras´ elaboradas por grupos paramilitares -como las Águilas Negras- sentenciando a muerte a quienes no les gustan. Con ellos trabajamos, para protegerlos”, relata Gerdesmeier. Proyectos de ayuda psicológica para superar traumas y reinserción en el sistema educativo son otra parte de su labor.
¿Ayuda condicionada?
Dado que el Gobierno colombiano no reconoce el conflicto y todo se resume a una lucha estatal contra el narcotráfico, su estrategia concentra parte de los esfuerzos y el apoyo internacional.
"Vemos paralelos con Afganistán: se utiliza la ayuda humanitaria para fines estratégico-militares. Y nosotros no participamos en ello; no estamos para servir a un plan político concreto, sino para ayudar en la necesidad de la gente”, dicen los representantes de Diakonie, quienes opinan que el sólo hecho de reconocer oficial e internacionalmente las múltiples facetas del conflicto interno del país sudamericano, al menos, facilitaría la ayuda humanitaria a las víctimas del conflicto.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Luna Bolívar Manaut