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“No hay derechos especiales para los servicios secretos extranjeros”

Christoph Heinemann (DLF)/ CP19 de julio de 2013

La tarea de los servicios secretos de otros países en Alemania, como la NSA, debe enmarcarse en el derecho alemán, dijo la ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, en entrevista con Deutschlandfunk.

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Imagen: dapd

Deutschlandfunk: Los e-mails que se envían en Alemania muchas veces pasan por EE. UU. y no siempre permanecen aquí. ¿Cambia eso algo en la valoración de la práctica de espionaje de datos realizado por la NSA?

Leutheusser-Schnarrenberger: Ese es un aspecto clave. ¿Cómo entran en comunicación esos medios estadounidenses con los alemanes? Si eso sucediese en suelo estadounidense, estaría sometido, en primer lugar, al derecho de EE. UU., y no al alemán. A nivel político, es un tema sobre el que los ciudadanos alemanes también tienen, claro está, derecho a que no todas sus comunicaciones sean investigadas por autoridades de otro país, ni tampoco almacenadas.

La NSA está construyendo un centro de escuchas en Wiesbaden. ¿Se puede garantizar que allí se recojan datos en el marco que impone la ley alemana?

Debe garantizarse que si un servicio de inteligencia extranjero tiene una sede en suelo alemán y trabaja aquí, sus actividades estén regidas exclusivamente por la ley alemana, con sus comisiones parlamentarias de control. No puede haber otra práctica posible. Se debe respetar el derecho alemán, y no hay derechos especiales para nadie.

¿Quién se ocupa de controlar que eso se cumpla?

Nuestras comisiones de control. Se sabe que en Wiesbaden se está construyendo una central de escuchas, pero no sabemos cuál será exactamente su tarea. Tal vez allí solo se elaboren informaciones que llegan desde otros lugares, pero eso se debe aclarar. Pienso que justamente el interés de nuestros servicios debe ser que lo que pasa en suelo alemán esté sometido al orden legal de este país, y que se lleven a cabo procesos de esclarecimiento de esas actividades.

Pero, ¿es posible controlar algo de lo que ni siquiera se sabe qué es?

Como dijo el presidente de los Servicios Secretos Alemanes, en Wiesbaden se está construyendo una central de la NSA. Como ministra y parte del Gobierno alemán, pero sin atribuciones en el caso, no puedo saber cuáles serán las tareas que se planea desarrollar allí, pero eso también se aclarará, tiene que quedar claro. Y tenemos que estar seguros de que la NSA operará dentro del marco de la ley alemana.

¿Se declarará la Unión Europea en su conjunto contra la política de espionaje y almacenamiento de datos personales que lleva a cabo EE.UU.?

A nivel europeo, se ha formado un grupo de expertos para informar sobre el caso de los programas Prism y Tempora, por ejemplo. Ese grupo negocia con EE. UU. en lo que respecta al esclarecimiento de los casos. Pero, en segundo lugar, también sobre un acuerdo de protección de datos entre la UE y EE. UU. que se intenta llevar adelante.

¿Hay iniciativas concretas con otros países miembros de la UE al respecto?

Esa es una clara propuesta que hacemos al Gobierno alemán. Con mi colega francesa ya mantuvimos conversaciones anteriormente, y Francia apoya esa iniciativa.

¿Cómo se le puede dejar en claro a EE. UU. que queremos aprovechar sus datos, pero que éstos deben recabarse de acuerdo con nuestras reglas de juego?

Por supuesto que podemos transmitir a EE. UU. que Alemania posee otras exigencias, diferentes a las de ese país, en cuanto a protección de datos y de la esfera privada de los ciudadanos. El debate que se ha puesto en marcha ahora es correcto, y lo que se está debatiendo es en qué medida utilizamos datos recogidos de cierta manera en EE. UU. que no condicen con nuestra forma de ver las cosas.

¿Cómo protege usted sus datos y sus comunicaciones?

Está claro que tengo que proteger mis comunicaciones. En mi cargo como ministra de Justicia, cuento con programas de codificación de datos. Ese es un aspecto que no remplaza en absoluto lo que se está debatiendo ahora acerca de Prism y otros programas de espionaje de datos.

¿Deberíamos comunicarnos solo personalmente y en un lugar en el que no se nos esté espiando, como en los regímenes totalitarios?

Lo que queremos es, justamente, que la gente se pueda comunicar libremente. Por eso hemos actuado en el ámbito europeo e internacional, y se están impulsando cambios en ese sentido. Si “Big Brother” nos escuchara todo el tiempo, tendríamos un gran problema que afectaría a nuestra democracia.

Entrevista: Christoph Heinemann (DLF)/ CP

Editora: Emilia Rojas-Sasse