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El país de los juegos de mesa

3 de enero de 2012

Contrario a la imagen de país serio y reservado, los alemanes gozan de una especial faceta lúdica. Son consagrados fabricantes de juegos de mesa y además, buenos jugadores.

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Una masiva concurrencia tuvo el Día de los Juegos en Bremen.Imagen: Bremer Volkshochschule

Cada año, unos 800 nuevos juegos de mesa y cartas aparecen en el mercado. Muchos son de origen alemán. En este país existe una activa industria creadora de juegos para todas las edades que ha consagrado un “estilo alemán” de juegos de mesa. Tanto por su diseño como por su modalidad, se trata de juegos muy atractivos. Las reglas no son complejas, no son de larga duración y en ellos vale más la estrategia usada que la suerte.

Autores, ilustradores y editores han encabezado un verdadero renacimiento de los juegos de mesa desde hace poco más de una década en este país. “Es parte del carácter de los alemanes, que son personas a las que les gusta pensar mucho y les interesa inventar y encontrar algo”, señala Sven Thiel, del Club de Juegos Stechmücke, de Bremen.

Buenos ejemplos de juegos alemanes son Los colonos de Catán, Puerto Rico, Carcassonne y Dominion. Entre las últimas novedades destacan Las siete maravillas y Los castillos de Borgoña.

Dos prestigiosos galardones distinguen a los mejores juegos de mesa lanzados en Alemania cada año. Uno lo entregan periodistas y el otro, los mismos creadores. Con estos sellos de calidad, las ventas del galardonado se multiplican.

En algunos países europeos y asiáticos están surgiendo nuevas creaciones, pero Alemania sigue siendo líder y a la vez un gran mercado para los juegos. A pesar de la fuerza de los videojuegos, la actividad no ha decaído, sino que sigue convocando a un creciente número de seguidores. Las figuras del juego Carcassonne, ganador del los dos premios del año 2001, se han convertido en todo un símbolo internacional de este pasatiempo.

Spielfiguren Carcassonne Legespiel
Las figuras del juego de origen alemán Carcassonne son un verdadero símbolo de esta actividad.Imagen: Victoria Dannemann

¡A jugar!

Como en varias ciudades de Alemania, se celebra en Bremen el “Día de los Juegos”. Los fanáticos se reúnen una vez al año en dos maratónicas jornadas para conocer nuevos productos, comprar y por supuesto, jugar. La cita es organizada por la Volkshochschule (VHS) de Bremen y el club Stechmücke. En su primera edición, hace cinco años, esperaban 300 visitantes y llegaron 1.300. Cada año han ido en aumento y en el último encuentro alcanzaron los 2.600.

Aquí se juega de todo. Juegos más antiguos, como Monopoly o Risiko, que son verdaderos clásicos, siempre tienen seguidores, pero el público busca las novedades. El 80% aproximadamente son juegos alemanes. “Con mil juegos es difícil decir cuál es el más popular; algunos de los más jugados son los juegos nuevos”, dice Andreas Ebert, “Yo elijo el juego según el momento y según con quiénes voy a jugar, con amigos o niños. Me gustan los juegos de estrategia, pero también de comunicación”, cuenta.

Aquí sólo hay juegos de mesa y cartas, nada electrónico. Es cierto que estos últimos cautivan a los jóvenes, pero los tradicionales abarcan a un público más amplio. “Muchos adultos buscan el entretenimiento de los juegos de mesa, que también son buenos para hacer algo en familia. Con los electrónicos juegas solo frente al computador y con los de salón juegas con otras personas y te comunicas”, indica Ebert.

Sentado en torno al tablero, se prueban diferentes estrategias y se aprende de los errores. “No es sólo diversión, que es muy importante, pero no lo único. A algunas personas les gusta jugar sólo por diversión, pero también en estos juegos se aprende algo”, dice Ebert.

Bremer Spiele-Tage 2011
Jugar es diversión y ejercicio para la mente.Imagen: Bremer Volkshochschule

Siempre joven

Las ventas de juegos de salón y cartas alcanzan su mayor nivel en Navidad e incluso algunos se agotan en estas semanas. Sin embargo, el pasatiempo se practica todo el año.

Los miembros del club Stechmücke de Bremen se reúnen regularmente a jugar. Organizan encuentros de fin de semana, participan en el torneo regional y asisten al gran torneo internacional que se realiza una vez al año en la ciudad de Essen.

“Al jugar en las tardes uno olvida lo que pasó en el trabajo y además hace algo positivo para la cabeza. Cuando uno es adulto olvida muchas cosas; al jugar hay que pensar qué hacer y eso ayuda a mantenerse joven. Además, no sólo es para pensar, sino que se tiene un momento de diversión con otras personas y te ríes mucho también”, cuenta Sven Thiel.

Autora: Victoria Dannemann

Editor: Enrique López