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Los efectos de Katrina

30 de agosto de 2005

Los editorialistas de la prensa alemana y europea opinan sobre el huracán Katrina, sus causas y sus efectos.

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Devastación tras el paso de Katrina.Imagen: AP

En Alemania, el diario Kölner Stadtanzeiger, de la ciudad de Colonia, escribe: "En Washington siguen mandando los que no quieren ver la relación entre los gases de efecto invernadero que el ser humano echa a la atmósfera y las crecientes temperaturas globales. La duda, una cualidad por demás científica, se ha convertido en un freno político, pues las repetidas catástrofes naturales de los últimos años se expresan en un idioma muy claro y exigen una respuesta que no sea "así está bien, adelante". Sin un cambio en la política medioambiental de Estados Unidos no se acallarán las voces de la industria, también europea, que ven en la protección al medio ambiente sólo un factor de costo, a corto plazo. Probablemente, los altos precios del petróleo aportarán más a un cambio de pensamiento que el huracán Katrina. Sólo cuando todos se vean afectados, incrementará la presión en los responsables políticos".

Humanidad vs. naturaleza

El periódico italiano La Repúbblica, de Roma, analiza: "El medio de destrucción masiva del huracán es siempre el agua y no el viento. Y que Nueva Orleans no haya sido destruida totalmente, convirtiéndose en la nueva Atlántida, […] se debe sobre todo al hecho de que el huracán comenzó a avanzar en zigzag. Así se debilitó lo bastante como para ahorrarle al antiguo corazón francés de la ciudad un golpe aún más fuerte. Katrina no destruyó Nueva Orleans, sólo puso de manifiesto -una vez más- la nerviosa fragilidad del poder tecnológico frente al poder la naturaleza."

El petróleo no es tan importante

El rotativo francés Le Figaro, de París, apunta: "El encarecimiento del petróleo pone en peligro, sin dudas, el crecimiento económico mundial. Los galopantes precios del crudo atizan el miedo de que se agoten las reservas energéticas de nuestro planeta. Un viejo cuento. Tal temor es exagerado. Por un lado, porque las potencias industriales desarrolladas no dependen ya tanto del petróleo: las naciones pertenecientes a la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo extraen del oro negro sólo un 40,3% de su consumo de energía -en 1973 era un 53%. Además en el lapso de una generación hemos aprendido a producir el doble con la misma cantidad de energía".