La agricultura en Marruecos se seca
30 de noviembre de 2010
En la región del Sus, en el Alto Atlas, la población ha vivido siempre de la agricultura, principalmente de la cosecha de cereales y pienso para sus ganados. Pero los tradicionales pozos que los agricultores solían utilizar para abastecerse de agua se han secado. Una de las razones de ello es la agricultura a gran escala, que diezma las reservas gracias a grandes invernaderos y sistemas de bombas de agua. “Hay muchos granjeros que han perdido los medios para su existencia a causa de la explotación de las aguas subterráneas, puesto que los niveles de agua han bajado tanto que ya no pueden abastecerse suficientemente de sus pozos tradicionales”, explica Jürgen Gräbener, trabajador de la asesoría alemana Eco Consult en Marruecos y conocedor de la situación que se vive en la zona. Según él, la situación de las reservas de agua subterránea no mejora. Y cada año, el nivel de su superficie baja 3 metros.
Hace tiempo, los granjeros no necesitaban taladrar demasiado para obtener agua. La superficie de las aguas subterráneas se encontraba a unos 10 metros de profundidad. Pero hoy es cada vez más difícil regar los cultivos. El agua está ya a más de 200 metros de profundidad. Ya casi únicamente las grandes compañías agrícolas son capaces de hacer uso de ella. En esta región tan seca, las reservas ya se han vaciado antes del final de la temporada: el agua no es suficiente para la agricultura intensiva.
Grandes compañías agrícolas frente a pequeños granjeros
Esta forma de gestión se ha ido desarrollando en los últimos 30 años, cuando Marruecos comenzó a adaptar su política a la economía global. Las barreras para la importación se levantaron, y las subvenciones gubernamentales se redujeron en número. “La agricultura a gran escala en invernaderos es el factor de exportación más significativo de Marruecos”, dice Jürgen Gräbener. Casi 700.000 toneladas de verduras se producen cada año en la zona del Sus, una gran parte del mercado europeo.
Pero eso, a los pequeños granjeros, no les sirve de mucho. Sus protestas contra el desarrollo de las grandes compañías han sido notables en los últimos años, puesto que ha tenido graves consecuencias en sus condiciones de vida. Para ellos, no sólo se trata de un asunto de escasez de agua: si perdieran sus tierras, muchos de ellos se verían obligados a alquilar sus servicios para trabajar tierras ajenas... En malas condiciones.
Las expectativas para el futuro de estos granjeros no son optimistas. El plan oficial del Gobierno pretende continuar en los próximos años con las labores de construcción para convertir la zona en uno de los centros de agricultura más productivos, capaz de competir con otros puntos destacados en el mundo.
Un vistazo al futuro
Si no se mejora la situación de las reservas de agua, este objetivo no se podrá conseguir. Para ello, 52.000 hectáreas de tierra van a ser replantadas: el que hasta ahora cultivaba en ellas cereales, pasará ahora a plantar olivos, que necesitan menos cantidades de agua para sobrevivir. “Producir más agua”, dice Jürgen Gräbener que es el objetivo. “Para ello, en el futuro habrán dos plantas de desalinización, y se construirán más presas, medianas y pequeñas”. La tecnología moderna será, según Gräbener, la clave para la solución de los problemas.
Para no abandonar sus negocios a pesar de los sistemas de las grandes compañías, muchos granjeros apuestan por el llamado “riego por goteo”: un sistema por el cual el agua se distribuye automáticamente en pequeñas cantidades entre los cultivos. Este método se considera una forma efectiva de mantener la agricultura viva. Para los expertos, está claro que esto sería imposible sin técnicas modernas. Pero piden, no obstante, que no se olviden las tradiciones para poder mantener la agricultura intensiva en una zona tan seca a largo plazo. Se trata de una cuestión comparable a la de la energía atómica en Alemania, dice Jürgen Gräbener. “Hoy no tenemos alternativa alguna, pero tenemos que ver cómo solucionamos el problema a largo plazo.”
Hasta ese momento, espera que no se lleguen a secar todos los pozos tradicionales de Marruecos.
Autor: Mabel Gundlach / Lydia Aranda Barandiain
Editor: Enrique López