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Heidelberg - Retrato de la ciudad

15 de diciembre de 2010

Coronando el casco viejo de Heidelberg se alza majestuoso el castillo de la ciudad: una atracción para turistas de toda Alemania y el mundo. Pero esta urbe a orillas del río Neckar esconde muchos más tesoros.

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El castillo de Heidelberg.Imagen: Fotolia/Dream-Emotion

En el casco urbano, en el río Neckar, en sus bosques: en Heidelberg hay gente joven por todas partes, lo que no resulta extraño si se tiene en cuenta que estamos ante una típica ciudad universitaria. La Universidad Ruprecht Karl es la más antigua y renombrada de toda Alemania. Uno de cada seis de sus 140.000 habitantes es estudiante, y muchos de los edificios históricos de Heidelberg dan cobijo a dependencias universitarias.

Quien recorra la calle que separa la Plaza Bismarck de la Plaza de la Universidad –en donde están la Universidad Antigua y las salas magnas–, pasa por delante de unas casas con fachadas de piedra roja muy adornadas; éstas son las sedes de los institutos de humanidades y ciencias sociales. Allí está también la Escuela Superior de Estudios Judaicos, cuyos títulos tienen carácter oficial. Adicionalmente, Heidelberg cuenta con una Escuela Superior de Pedagogía y una Escuela Politécnica.

Ciudad romántica a orillas del Neckar

Desde hace siglos, Heidelberg estudia, investiga… y sorprende. La ciudad no sólo le debe su fama a la universidad: turistas de todo el mundo se acercan hasta allá para recorrer las callejuelas de su casco viejo y disfrutar de la Heidelberg romántica: con su castillo, su Puente Antiguo y su “Camino de los Filósofos”, desde donde se tiene una vista privilegiada del centro urbano.

Pequeña, pero cosmopolita

Heidelberg Heidelberger Schloss
Centro histórico de Heidelberg.Imagen: picture-alliance / Bildagentur-online

Al otro lado del Neckar, en Neuenheimer Feld, están los edificios más modernos de esta casa de estudios: los de las facultades de Medicina y Ciencias Naturales. Con su hospital clínico, la universidad es el principal empleador de la ciudad.

Numerosos centros de investigación, como el Centro Alemán de Investigación contra el Cáncer, el Laboratorio Europeo de Biología Molecular y los cuatro Institutos Max Planck de Heidelberg, atraen a científicos de todo el mundo. Multinacionales como SAP y Heidelberg Druckmaschinen se han establecido igualmente en esta pequeña ciudad del sur alemán.

“Heidelberg es el lugar perfecto para quienes buscan un ambiente cosmopolita pero no quieren vivir en una gran ciudad”, dice Katrin Heinen, una joven de 29 años que acaba de concluir sus estudios de magisterio en Historia.

Ilesa de la Segunda Guerra Mundial

Heidelberg data del siglo XII. Allí, a la vera del Neckar, se asentaron romanos y celtas; pero su verdadero apogeo comenzó en el siglo XIV, cuando se convirtió en capital del Palatinado, uno de los reinos alemanes más importantes de la época. El príncipe elector palatino fundó la universidad en el año 1386.

A finales del siglo XVI se construyeron en Heidelberg un gran número de edificios de esplendoroso estilo renacentista, y el castillo medieval fue reformado para convertirse en una residencia acorde a las nuevas tendencias arquitectónicas. Como casi todos los inmuebles de la ciudad, también este palacio fue destruido durante la Guerra de Sucesión de 1689. La reconstrucción posterior de Heidelberg se hizo siguiendo los dictámenes del barroco, mientras que el castillo permaneció en ruinas y se convirtió en uno de los símbolos del romanticismo alemán. Heidelberg es una de las pocas ciudades alemanas que salió prácticamente ilesa de la Segunda Guerra Mundial.

Autor: Anne Allmening

Editor: Rosa Macías