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"Hay lugar para la esperanza"

Emilia Rojas Sasse15 de marzo de 2013

Tras la elección del Papa Francisco, la presidenta del sínodo alemán de la Iglesia Protestante, Katrin Göring-Eckardt, de Los Verdes, manifestó su deseo de una cooperación más estrecha entre ambas Iglesias.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Deutschlandfunk: ¿Por qué la elección del nuevo Papa es tan importante para la Iglesia Protestante?

Katrin Göring-Eckardt: En primer lugar, el Papa es alguien que difunde la palabra de Dios en el mundo. Por eso es tan importante para todos los cristianos. Al mismo tiempo, debo decir que, con esta elección, la Iglesia Católica también deja en claro cuáles son los problemas a los que da prioridad en este momento, es decir, a lo social, y también a lo ecológico, cuestiones que ocupan el centro del interés y son de vital importancia para la supervivencia del hombre.

Seguramente, la elección del Papa fue una sorpresa también para usted en el día de ayer. ¿Cómo la ve hoy?

Me sorprendió mucho y, por supuesto, también despertó mucha esperanza. Pero diría que no se debe depositar tanta esperanza en una sola persona. Los protestantes pensamos de manera algo diferente al respecto. Sin embargo, la decisión está ligada a la esperanza, ya que fue muy clara. Por supuesto, hay una gran distancia en ciertas cuestiones como, por ejemplo, la homosexualidad, eso está claro. Sin embargo, Jorge Mario Bergoglio es un hombre que siempre se ha metido en cuestiones políticas, como religioso y como abogado de los más necesitados. Por eso, en ese sentido, hay lugar para la esperanza.

¿Depositan los católicos esperanzas demasiado grandes en el Papa Francisco?

Creo que algo ha cambiado luego de la dimisión de Benedicto XVI, que dejó en claro que la concentración de poder en una sola persona solo es posible en la medida de lo humano, y no de lo sobrehumano. Por tanto, pienso que el Papa Benedicto prestó un buen servicio cuando dijo que es posible que la fuerza de una persona no sea suficiente, y al ser capaz de decir “me retiro”. Con ese trasfondo, el nuevo Papa tiene, creo yo, todas las posibilidades del mundo de reformar la Iglesia Católica. Como jesuita, es un espíritu independiente. No solo un intelectual, sino un espíritu especialmente independiente. Es por eso que, de seguro, muchos católicos esperan que pueda lograr reformar la Iglesia Católica. Y también hay muchos que relacionan su origen latinoamericano y su actitud social con la esperanza a nivel ecuménico, ya que si se desea combatir el hambre en el mundo, esa tarea solo se puede emprender trabajando codo a codo con todos los hombres de buena voluntad, más allá de las barreras confesionales.

¿Significa eso que desea a la Iglesia Católica y a sus fieles una mayor pluralidad y una mayor diversidad?

Pienso que ese deseo tiene que ver con que ahora hay un nuevo Papa que representa casi a la mitad de la grey católica en el mundo, es decir, a los católicos de América Latina, y eso ya es una clara señal de mayor diversidad. Y muchos ponen sus esperanzas en esta elección, naturalmente, sin dejar de lado las ya mencionadas limitaciones.

¿Es decir que eso corresponde más a su concepto de Iglesia?

Göring-Eckardt: Bueno, como protestante, es claro que pienso que la diversidad es algo muy positivo de por sí y que le hace bien a la comunidad cristiana.

¿Qué importancia le atribuye usted a un diálogo a la misma altura entre las dos Iglesias? El Papa Benedicto XVI le dio la espalda una que otra vez a la Iglesia Protestante.

Benedicto XVI se acercó a Erfurt, el lugar en el que nació Lutero, y con eso dejó en claro su respeto por Lutero como teólogo, además de abrir en cierto modo una puerta. Por lo tanto, no puedo imaginarme otra cosa que un diálogo a la misma altura, y creo que los protestantes tenemos todas las razones para participar en ese diálogo. Comunicarse de igual a igual significa que, como Iglesia, no necesitamos el reconocimiento de nadie, tampoco de la Iglesia Católica, sino que podemos dejar en claro nuestro concepto de cristiandad y de Iglesia, que es diferente al católico. Para nosotros, el laicado juega un papel muy importante, y el ejercicio del sacerdocio está abierto a todas las personas bautizadas, incluso a las mujeres. Es decir, que hay claras diferencias entre ambas Iglesias, y que las dos podemos impulsar cambios positivos. Para eso, es necesario reconocer y aceptar las diferencias y, al mismo tiempo, lo que nos une y lo que juntos podemos lograr.

¿Qué espera concretamente del Papa Francisco?

En primer lugar, conversaciones, también sobre cuestiones teológicas. Pero creo, asimismo, que el nuevo Papa despierta la esperanza de que en aquellos asuntos en los que todos los cristianos somos de una opinión, como en lo respectivo, sobre todo, a la brecha social, pero también a la ecología, encontremos respuestas comunes. Al ser un Papa de América Latina se piensa, naturalmente, en la Teología de la Liberación, y en que el trabajo en conjunto que está en primer plano.

Sin embargo, el nuevo Papa no tiene, evidentemente, nada que ver con la Teología de la Liberación. Más bien se parece a sus antecesores.

Así es, y, sin embargo, creo que en la cuestión de la lucha contra la pobreza y en el acercamiento a las necesidades de la gente se necesita una actitud ecuménica, un concepto de cooperación. Repito: cooperación entre los hombres de buena voluntad. Ya con eso tenemos una buena base. Y, aunque sé que el Papa Francisco no es un defensor de la Teología de la Liberación, supongo que sí se ha ocupado de analizar ese fenómeno.

¿Cuál sería la primera señal que espera usted del Papa Francisco en cuanto a la relación entre las dos Iglesias?

Bueno, no diría que espero una señal de la persona del Papa, sino, sinceramente, me alegro por las conversaciones que seguramente mantendrán la Iglesia Protestante y la Iglesia Católica, en las que no solo se hable de las diferentes posiciones, sino también de todo lo que nos une.

Autor: Ralf Schauff, DLF (CP)

Editora: Emilia Rojas-Sasse