Los riesgos de Max Hoff

“La verdad es que mi único sueño era participar en unas olimpiadas” cuenta Max Hoff, quien ya era el mejor en su disciplina, navegando en un kayac con el cual dominaba los torrentes de los ríos más salvajes. Pero el descenso de ríos no hace parte de los deportes olímpicos, y por eso dio el salto a aguas más tranquilas.

A veces Hoff lamenta un poco la decisión: “es diferente la riqueza de alternativas cuando se baja por un río a la tranquilidad de un lago”. De todas formas su nueva disciplina también tiene una magia que le ha conquistado, y sobre ella dice: “es un sentimiento especial el deslizarse por el agua, satisface mucho tener esa sensación de poder levantar el mundo con la fuerza propia”.

Quinto en Pekín

Max Hoff asumió el cambio con mucho esfuerzo, y fue recompensado con un quinto lugar en los Juegos Olímpicos del 2008 en Pekín. Los recuerdos aún están frescos: “fue fantástico, una experiencia inolvidable, enorme ver tanta gente alrededor. Las impresiones y las emociones se quedarán para siempre grabadas en mi memoria”.

Después de Pekín vinieron los mundiales y las competencias europeas. Ahora, en Londres, la meta es obtener una medalla. Para ello Hoff entrena duro: dos, y hasta tres veces al día está en el agua remando, y luego haciendo ejercicios musculares en el gimnasio. En invierno nada, corre, y juega fútbol para mantenerse en forma; durante un año estuvo practicando en Florida, donde tuvo encuentros muy especiales con “delfines y algunos cocodrilos, que por fortuna no me hicieron nada”.

La importancia de la cadera

En los deportes de remo hay distintos tipos de botes, los kayaks y los canadienses. “En un kayac uno se sienta como lo hacían antes los esquimales, y se cuenta con un remo con el que uno se impulsa golpeando el agua alternativamente por la derecha y por la izquierda” explica Hoff.

“Los botes canadienses se parecen más a los de los indígenas, en ellos uno va arrodillado y se rema sólo por un lado”. Max Hoff usa un kayac, uno largo y angosto que según su experiencia no es para principiantes, pues quien lo usa por primera vez está predestinado a terminar cayéndose al agua.

“Lo importante es tener relajada la cadera, sólo así se conserva el bote derecho. Ese es el más grande error que todos cometen al subirse al bote”, explica Hof, a quienes sus colegas deportistas alemanes consideran un ejemplo de las virtudes que un atleta debe tener, y por ello le eligieron como el mejor del año 2011. “El cambio de disciplina fue un paso enorme” justifica la elección Lena Schöneborn, campeona olímpica en pentatlón moderno.

Max Hof no se enriquece practicando el deporte de sus amores. Por su triunfo en el Mundial apenas recibió 4.000 euros, y no hay nadie que vele por sus necesidades. “Pero esa situaciones las vivimos todos los deportistas, todos hacemos esto por la felicidad que nos da, para pagarnos la vida tenemos que trabajar en otras cosas”.

Él, por ejemplo, ya consiguió su diploma como biólogo, y adicionalmente está estudiando gestión empresarial, actividad a la que se dedicará al terminar su carrera deportiva que por ahora está concentrada en cumplir un buen papel en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Autor: Olivia Fritz / DM